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24 líneas por segundo: Me convenciste, esto es cine

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

No podía ser más gráfico. John Wick 4 nos saca a patadas, piñas, tiros y cuchilladas del sopor en el que nos ha congelado el cine mainstream del presente. También podríamos decir lo mismo del cine de autor. En verdad John Wick 4, que tiene los condimentos estéticos y formales para ser considerado también cine de autor, además saca del sopor en el que nos congelan las películas que ganan premios como El triángulo de la tristeza o Todo en todas partes… ya ni me acuerdo cómo se llama esa porquería de título laberíntico. Por el contrario John Wick 4 es así de sencilla: son dos palabras nada más. Dos palabras que albergan un mundo, un concepto. Por la maleabilidad de un cuerpo que es como el de Bugs Bunny, John Wick también está en todos lados y al mismo tiempo. Es como Droopy. Nunca le darán un premio a una película como John Wick 4, por más que a cada rato, a pura virtud, nos venga a recordar cómo eran las películas que nos fascinaban y nos daban ganas de mirar más películas. El cine tenía ese poder de fascinación que se transmitía a partir de las imágenes. Y el discurso, si lo había, estaba intrínseco en el movimiento. Chad Stahelski construye un relato a pura imagen que se pega en la memoria: lo del Arco del Triunfo, lo de las escalinatas al final, lo del plano secuencia y cenital, lo del hotel en Japón. Pero John Wick 4 no solo nos da la seguridad de demostrar la inutilidad de ese cine que no nos gusta, sino que además nos pone patas para arriba argumentos propios. Hay en los combates cuerpo a cuerpo mucha fisicidad, pero también hay en varios pasajes una recurrencia extrema a lo digital. Y eso, que siempre cuestionamos, que nos molesta, aquí luce ajustadísimo, básicamente porque el producto creado por Stahelski asimila ese artificio, esa irrealidad, como una condición indispensable para que su maquinaria funcione como funciona. En ese sentido, John Wick 4 opera casi como un opuesto de la acción casi documental de Tom Cruise en las Misión: Imposible o de las películas de Paul Greengrass. John Wick 4 nos demuestra, en todo caso, que cualquier decisión es la acertada y se la toma con absoluta pertinencia con lo que se está contando. Y pocas películas son tan consecuentes con una forma de entender el cine. Una fiesta hecha para el disfrute. De eso se trata. De eso se trataba. De eso se debería tratar.


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