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La elección (1999)


 


SOBRE URNAS Y MEZQUINDADES

Por Paola Jarast

(@funcinemamdq)

Si bien La elección no fue la primera película de Alexander Payne, sí fue el largometraje que lo hizo conocido alrededor del circuito del cine independiente y el que comenzó a construir su prestigio como cineasta. Basada en una novela de Tom Perrotta, la película cuenta dos historias principales: por un lado, la de Tracy (una genialmente irritante Reese Witherspoon), alumna de secundario ambiciosa, inescrupulosa y obsesionada con llegar a ser la presidenta del alumnado; y por el otro, la de Jim Mcallister (encarnado con aplomo por Matthew Broderick), profesor de la secundaria en la que estudia Tracy en quien esta alumna suscita sentimientos de desprecio pero también de deseo.

Hasta el momento de la elección, McAllister se desempeñaba como formador con la única pretensión de legar a sus alumnos las herramientas que les permitan enfrentar exitosamente el mundo exterior tras su paso por la institución escolar. Los valores de este entusiasta y comprometido docente son puestos en jaque tras toparse con la arrolladora Tracy y su avidez de poder a cualquier costo. Cuando Tracy anuncia que se postulará para ser la presidenta del alumnado, McAllister, que ha observado durante años la egolatría de su alumna, se embarca en una cruzada con el fin de impedir que la campaña electoral de Tracy triunfe. Para ello apela a Paul Metzler (Chris Klein, actor que aquí demuestra con creces que sabe sacar provecho de sus dotes cómicas), un deportista inculto y de buenos sentimientos que, debido a una lesión, ese año final no puede jugar al fútbol. La propuesta de su profesor le dará a Paul un nuevo objetivo y motor.

La película ofrece una narración ágil apoyada en diferentes voces en off que relatan un mismo hecho desde distintas perspectivas (varias de ellas no exentas de resentimiento), y expone mediante un hecho aparentemente simple miserias del “American way of life” con su obsesión enfermiza por el exitismo nacida en la cuna misma de una escuela secundaria.

No parece casual que la escuela en la que transcurre La elección se llame Carver; esto bien podría ser leído como un guiño al escritor americano Raymond Carver y su tendencia a realizar una suerte de radiografía del modo de vida americano a partir de anécdotas supuestamente cotidianas o “menores”, como si las cuestiones más trascendentes de un país se revelaran no en los acontecimientos espectaculares sino en situaciones más pequeñas y aparentemente anecdóticas. Esto mismo podría aplicarse a casi todo el cine de Payne: uno obsesionado con hablar de Norteamérica pero retratando personajes que por considerarse tan despojados de todo glamour hollywoodense como en La elección (comparar la forma en la que se muestra a Witherspoon acá con sus apariciones en películas posteriores) no suelen mostrarse. El resultado, en el caso de esta película, es al mismo tiempo ácido y entretenido, y capaz de alcanzar niveles de profundidad sorprendentes.

Cuando la película se estrenó en el 99, fue muy bien recibida por parte de la crítica, pero resultó un fracaso a nivel de recaudación. Se entiende esto último después de todo: hay películas demasiado ácidas para poder ser digeridas tras un primer visionado, con esa amargura que, en el caso de películas como La elección, puede esconder detrás de su gracia (que la tiene, y mucha) una cantidad de furia y de pesimismo demasiado grande como para agradar al público masivo.

La elección propone una aguda reflexión sobre la mezquindad y las consecuencias de la ambición desmesurada en desmedro del otro. El resultado es un logrado ensayo acerca de la condición humana en el que no hay víctimas ni verdugos, solo seres presos de sus deseos menos loables.

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