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Depredador: la presa

Título original: Prey
Origen: EE.UU.
Dirección: Dan Trachtenberg
Guión: Patrick Aison
Intérpretes: Amber Midthunder, Dakota Beavers, Dane DiLiegro, Stormee Kipp, Michelle Thrush, Julian Black Antelope, Stefany Mathias, Bennett Taylor, Mike Paterson, Nelson Leis, Harlan Blayne Kytwayhat, Samuel Marty, Troy Mundle, Stephane Legault
Fotografía: Jeff Cutter
Montaje: Claudia Castello, Angela M. Catanzaro
Música: Sarah Schachner
Duración: 99 minutos
Año: 2022
Plataforma: Star+


6 puntos


CACERÍA Y APRENDIZAJE

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

La euforia que se desató alrededor de Depredador: la presa me parece algo excesiva y creo que quizás tuvo que ver la decepción generada por El depredador. Aquella película de Shane Black no había estado a la altura de las expectativas y, por contraste, no se esperaba mucho de esta nueva entrega que funciona como precuela y que, con algunos elementos interesantes, logra delinear un relato sólido, aunque sin salir mucho de lo predecible. Eso en el contexto de una franquicia que ya luce bastante exprimida, aunque todavía tiene algo para dar.

La situación planteada, en especial a lo referido al tiempo y al lugar, no deja de ser atractiva: el relato se va hasta 300 años atrás, al territorio de la Nación Comanche, donde llega uno de los primeros depredadores. Allí se irá delineando un enfrentamiento entre esa criatura alienígena, un experto cazador, con toda clase de recursos tecnológicos a su disposición, y Naru, una joven guerrera, que quiere probar su valía dentro de su tribu, y que encontrará en ese duelo una prueba que la llevará al límite de sus posibilidades. Queda ahí establecido no solo un duelo de voluntades, sino también una vuelta de tuerca adicional a lo que venía ofreciendo la saga, que es una historia de crecimiento y aprendizaje dolorosos: Naru no solo deberá superar sus inseguridades y miedos, ya que además deberá imponerse como única superviviente cuando todos sus compañeros de caza vayan cayendo uno a uno.

En esa apuesta narrativa, donde la mitología de la saga queda en un plano casi secundario, el film de Dan Trachtenberg (realizador de otra película un tanto sobrevalorada como es Avenida Cloverfield 10) se propone construir su conflicto con paciencia, apoyándose en el diseño de los personajes y, en particular, de su heroína casi accidental e improbable. Esa decisión es ciertamente inteligente, casi lindante con el clasicismo norteamericano, aunque los resultados son apenas aceptables, al menos en la primera mitad del metraje. Eso ocurre porque al guión le cuesta salir de las remarcaciones discursivas para retratar una comunidad basada en las demostraciones de fuerza y habilidad, y en la que la protagonista suele quedar relegada, a lo que se suman sus propios temores frente a los desafíos que afronta. No es que el film quiera armar un gran alegato feminista a partir del contexto que aborda -aunque algo de eso hay-, sino que le cuesta escapar de lo esquemático y esperable para su estructura argumental.

Es en su segunda parte, cuando las matanzas se van acumulando y los choques de voluntades quedan afianzados, que Depredador: la presa encuentra sus puntos más altos, porque casi todo -incluidas las posiciones morales- se expresa a través del movimiento y la fisicidad. Es incluso allí, de la mano de la corporalidad, que los diálogos previos cobran o más bien refuerzan sus significados. Asimismo, el perfil identitario de Naru se potencia y ya no son necesarias las remarcaciones, porque todo está dicho con la gestualidad o apenas un puñado de frases. Su “camino del héroe” se completa entonces con solidez, a partir de un duelo final muy bien planteado desde la puesta en escena, que incluso se permite dialogar con la iconicidad de la saga sin perder por eso rasgos propios. Ahí no importan algunas “licencias poéticas” que se toma la película -como el perfecto inglés que hablan en la tribu comanche- y que podían hacer algo de ruido. En cambio, lo que prevalece es la lucha de esa joven por sobrevivir y cómo define su identidad en la colisión con esa criatura tan sagaz como cruel que es el Depredador, uno de los grandes villanos que ha dado el cine de acción desde los ochenta hasta el presente.


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