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Recapitulación de Better call Saul: Point and shoot

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

NdR: Este texto contiene spoilers.

Voy a quejarme de lleno. ¡¿Cómo van a matar a Lalo Salamanca?! Es más, ¡¿cómo lo van a matar en una situación indigna de su inteligencia?! Porque sí, Lalo (Tony Dalton) se fue después de una parrafada innecesaria, cuando lo tenía a Gus Fring (Giancarlo Esposito) con el cañón en la cabeza. Al mejor de los Salamanca nos lo arrebataron de la misma forma en que mueren muchos villanos del cine, y si bien uno entiende el recurso, un poco que Point and shoot, dirigido por Vince Gilligan, pisa en falso con ese detalle. Pero es quejarse de lleno, digo, porque el episodio roza la perfección, cuarenta y nueve minutos de puro clima que toman el cliffhanger del final de la mitad de temporada y sin rodeos avanzan sobre aquellos eventos dejándonos sin aliento. En verdad el poético prólogo nos hizo pensar respecto de si el episodio iba a ir a fondo, con el auto de Hamlin (Patrick Fabian) al borde de una playa y algunos efectos personales del abogado desperdigados por ahí. Pero fue tan solo una suerte de remanso para meternos de lleno en lo que siguió, una de las noches más intensas de la historia de Alburquerque. Y regresamos a Saul (Bob Odenkirk) y Kim (Rhea Seehorn) horrorizados ante el cadáver de Howard, con Lalo ofreciendo un trato, que el abogado vaya con un revólver hasta una casa y le pegue un tiro al que le abre la puerta, que no es ni más ni menos que el bueno de Fring. Claro, este plan que luce un poco descabellado es en verdad una argucia de Salamanca para distraer a todos mientras se infiltra en el lavadero-laboratorio. Como nunca, Better call Saul dejó atrás los tiempos muertos y lo contemplativo (aunque en verdad se habló poco, fue inusitadamente físico), y se convirtió en una serie de acción, con una sucesión de eventos que se balancearon entre planes cerebrales e instancias más impulsivas, como las que llevaron a Fring al laboratorio. Finalmente en ese lugar se resolvió uno de los arcos dramáticos de la serie, una suerte de duelo entre Lalo y Gus, que terminó con el narco pollero usando el revólver que había escondido capítulos atrás. Más allá de las sensaciones encontradas que nos genera la resolución, se ciernen otros dilemas sobre la serie: Lalo era uno de los pocos personajes que quedaban de los que no aparecieron en Breaking bad, lo que le va restando lugar a lo imprevisible. Además, era el elemento disruptivo, el que generaba tensión. Por dónde se resolverá la serie entonces, qué nos depararán los cinco episodios que quedan, qué pasará finalmente con Kim. Better call Saul se acerca a su desenlace por la vía de lo imprevisible y, afortunadamente, con la calidad narrativa de siempre. La mejor serie de la actualidad sigue regalándonos grandes episodios, aprovechemos que queda poco.


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