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Tokyo Vice – Temporada 1

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

Muchos se han referido a Tokyo Vice como “la nueva serie de Michael Mann”, lo cual no deja de ser lógico: el realizador de Fuego contra fuego y Colateral no solo aparece como uno de los productores ejecutivos, sino que también es el director del piloto, que suele ser clave para sentar las bases estéticas y narrativas de cualquier serie. Si a eso le sumamos que el término Vice nos remite inevitablemente a Miami Vice (serie y película, obras emblemáticas del cineasta), todo está servido para emprender ese camino analítico y crítico. Pero lo cierto es que el propio Mann ha dejado en claro que su involucramiento no es tan profundo y que el proyecto ya estaba encaminado y bajo las riendas del creador J.T. Rogers cuando llegó a sus manos. Podríamos decir entonces que Tokyo Vice no es en verdad “la serie de Michael Mann”, sino “con Mann” o “influenciada por Mann”. Es que la filmografía de Mann está latente en la serie, que no solo hace foco en el submundo criminal japonés, sino también en ese gigante urbano, casi inabarcable, que es Tokio. Y no cualquier Tokio, sino el de finales de los noventa, un momento histórico donde comenzaban a palparse ciertas disrupciones tecnológicas, comunicacionales, políticas y culturales que terminarían afectando el trabajo periodístico y el policíaco, pero también la forma de percibir -y construir- la realidad por parte de los lectores y la ciudadanía. El eje particular para esta reconstrucción de época general es Jake Adelstein (Ansel Elgort), un joven periodista -que luego escribió el libro en el cual se basa la serie- obsesionado con la cultura japonesa que, luego de un arduo examen, pasa a ser el primer occidental en trabajar en un prestigio diario de Japón. En busca de esa “gran historia” que le otorgue una buena reputación propia, empieza a establecer conexiones de diverso tipo con agentes de la policía japonesa, pero también con integrantes de la yakuza, en un recorrido donde su ética, su moral e incluso su integridad física se verán seriamente comprometidas. Lo cierto es que la figura de Adelstein es el punto de partida para abordar varias tramas y subtramas más, que terminan configurando un relato de características corales: allí también están Hiroto Katagiri (un Ken Watanabe perfecto, como casi siempre), un policía experimentado y quizás el único incorruptible; Samantha (Rachel Keller), una joven que trabaja en un club nocturno y que ha ahorrado durante un largo tiempo para concretar su deseo de tener un negocio propio; Sato (Shô Kasamatsu), un joven yakuza que está ascendiendo en el escalafón, aunque el contexto y las acciones que debe llevar a cabo lo ponen frente a los límites de su personalidad; Eimi (Rinko Kikuchi), la jefa directa de Jake, que posee una ética intachable y que quizás por eso todavía no llegó al puesto que se merece; Ishida (Shun Sugata) y Tozawa (Ayumi Tanida), dos jefes de clanes cada vez más enfrentados y al borde de ir a una guerra directa; entre otros. Todos ellos interactúan entre sí, a partir de intereses propios, pero también compartidos, en un juego de tensiones que va escalando progresivamente, capítulo a capítulo. Porque, en verdad, Tokyo Vice lleva el ya reconocido espíritu de HBO a la plataforma que es HBO Max, desde su estructura emparentada con el slow burner, donde los conflictos se construyen poco a poco, con paciencia y cuidado por el desarrollo de los sujetos en escena. Asimismo, su enfoque trasciende las concepciones del profesionalismo y el espacio urbano como condicionantes de las conductas de los sujetos -muy propias de la obra de Mann-, para adentrarse en cómo cada acción tiene consecuencias irreversibles. Los protagonistas de la serie accionan y reaccionan, se mueven constantemente y, con ese movimiento, que atraviesa todo el espacio urbano, cambian al mundo que habitan, y viceversa. De ahí que el cierre de la temporada -que ojalá sea apenas la primera- no solo deja múltiples vías narrativas abiertas, sino que consigue dejar un conjunto de sensaciones contradicciones en el espectador, sin dejar de ser indudablemente coherente. En el territorio que habitan los personajes de Tokyo Vice, todos son responsables y los errores no se perdonan.

-Los ocho episodios de la primera temporada de Tokyo Vice están disponibles en HBO Max. Todavía no se confirmó una segunda entrega.


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