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El planeta salvaje (1973)



LA SALVAJE Y AZUL LEJANÍA

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Cada tanto hay que andar aclarando que el género de animación no es exclusivamente infantil. Es una perogrullada, pero la incesante producción animada destinada a los más chicos ha casi que vedado la posibilidad de otros públicos. Es cierto que la televisión, a partir de Los Simpson, redescubrió que los adultos pueden consumir animación, pero también es cierto que las comedias animadas adultas (otro detalle: la animación siempre termina siendo cómica) que se producen actualmente no dejan de tener un costado ATP, multitarget (Netflix es la plataforma que mejor entendió esto). Puede haber series más o menos groseras, pero en el fondo sus niveles de lectura permiten la llegada a todos los públicos. Como en todo, hubo un tiempo en que las cosas no eran tan así. Y el estreno tardío en Argentina de El planeta salvaje llega para demostrar cómo el género podía relacionarse con otras expresiones, no necesariamente infantiles. De hecho, fue la primera película animada calificada como PG (exclusiva para adultos) en estrenarse en los Estados Unidos.

El planeta salvaje es una coproducción entre Francia y Checoslovaquia de 1973, dirigida por René Laloux y basada en la novela Oms en série de Stefan Wul. Parte de su encanto surge de los dibujos creados por el reconocido ilustrador Roland Topor y por la invención de una serie de criaturas fantásticas sumamente imaginativas. Y parte de su prestigio viene de haber ganado el premio especial del jurado en el Festival de Cannes de aquel año, una de esas excepciones en que el ámbito festivalero le presta atención al género. Claro, el hecho de ser “infantil” le juega en contra a la animación a la hora de ser tenida en cuenta en estos círculos más académicos. El planeta salvaje, más allá de apelar a la aventura, no deja de ser una obra algo solemne, aunque también es una película bien propia de su tiempo, donde especialmente la ciencia ficción atravesaba una etapa decididamente reflexiva y -por qué no- pretenciosa. La película de Laloux es una reflexión sobre las sociedades opresivas y sobre las formas de liberación a partir de la ilustración.

En el film de Laloux tenemos a unas criaturas marinas, gigantescas y azuladas, los Draags, que no solo controlan a los pequeños humanos sino que además buscan su exterminio. En ese contexto, la niña Tiva adopta a un bebé humano huérfano, al que llama Terr y al que usa como mascota. Los Draags son una especie vinculada fuertemente con la espiritualidad y en aquellos momentos en que meditan, su espíritu los trasciende evadiéndose del cuerpo. Es interesante la mirada del film de Laloux sobre esa especie que ha logrado cierta elevación, pero que no puede abandonar una posición clasista y reaccionaria, en clara alusión política a los sectores ilustrados y a las castas enquistadas en el poder de aquel entonces. Entonces Terr, que ha logrado aprehender varios de los misterios de los Draags, se fuga y se convierte en un rebelde, que liderará la liberación de los humanos. Precisamente ese aprendizaje llega a partir del conocimiento del otro y de la ilustración. Lo que lo diferencia con los opresores es su posición abierta sobre el conocimiento, su divulgación y democratización.

Atravesada por las culturas y contraculturas políticas e ideológicas de su tiempo, también hay estéticas que se reproducen en El planeta salvaje y a las que las ilustraciones de Roland Topor les hacen estupenda justicia. En cada criatura que aparece en la película hay un diseño perfectamente pensado, una fuerte simbología relacionada con lo deshumanizante, lo maquinal insertado en lo natural y el deglutir constante de una sociedad atrapada entre lo material y lo inmaterial. Uno puede encontrar allí algo de lo que antes había imaginado El submarino amarillo de The Beatles, por ejemplo, pero que aquí pierde la superficie pop para centrarse en lo abominable. También es cierto que la película de Laloux sobrevive más por el peso de sus referencias y su reflexión importante, que por su valor como film de aventura, donde claramente la animación de tintes surrealistas no lograba dar del todo con el tono.

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