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Lenny (1974)



THE PEOPLE VS. LENNY BRUCE

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

En The Marvelous Mrs. Maisel, la exitosa serie de la plataforma Prime Video, Luke Kirby interpreta una versión relajada y amable de Lenny Bruce, el cáustico humorista y monologuista norteamericano que gozó de gran fama en los 50’s y los 60’s, y también de constantes detenciones y problemas con la Justicia a causa de actuaciones que se consideraban soeces y contrarias a la moral imperante. Digamos que sus problemas terminaron en 1966, cuando se suicidó de una sobredosis. El Lenny de la serie es un tipo contestatario, sí, pero también melancólico y sensible, más a tono con el estilo entre naif y radiante con el que The Marvelous Mrs. Maisel rememora aquellos tiempos. En verdad la figura de Lenny (que, hay que decirlo, es uno de los mejores personajes secundarios de una serie que está plagada de grandes personajes) fue un tanto más revulsiva y problemática, tal vez como lo muestra de manera más cercana -y sucia- Bob Fosse en su film Lenny, donde el humorista es interpretado por Dustin Hoffman. De todos modos entre ambas representaciones surge un contrapunto importante y que tiene relación con la forma en que la actual corrección política de la industria audiovisual impacta sobre la contracultura y la provocación política.

Claramente influenciado por el cine europeo y los movimientos cinematográficos de aquellos tiempos, Fosse construye un relato que es casi un falso documental; un falso documental directo y crudo, en primer plano, en un blanco y negro rabioso, con un montaje moderno y visible en sus costuras, en una exposición sin red de miserias jugadas en una suerte de tour de force interpretativo por Dustin Hoffman y Valerie Perrine, sus dos estupendos protagonistas. Casi casi cinéma vérité. Así como Fosse registra los actos de Lenny registra también la vida privada (y notablemente la vida en esos bares que el comediante transitaba): el movimiento está claro, los límites entre lo que el humorista hacía sobre el escenario y en su intimidad eran delgados, casi invisibles, hasta confundirse lo uno con lo otro. Eso, que está bien representado formalmente, el director lo subraya un poco torpemente haciendo obvios montajes paralelos entre los monólogos de Bruce y pasajes de su vida. Si el personaje se está por divorciar, empalma con un chiste sobre el divorcio dicho arriba del escenario. Lenny fue sin dudas una película bastante urgente sobre un personaje que para los 70’s atravesaba ya la etapa mitológica luego del martirio. Y, también, una película política en un tiempo convulsionado en los Estados Unidos donde los derechos civiles estaban en juego en el campo de batalla callejero entre militantes y fuerzas represivas.

El Lenny Bruce que construye Fosse, el tipo reventado que parece avanzar en su autodestrucción como una forma de respuesta ante el contexto represivo, es sin dudas uno de los primeros mártires del cine, en una forma de biografía fílmica sobre artistas que sentó buena parte de las bases narrativas de causa y efecto como justificativo para diversas calamidades auto-infligidas. Ese recurso está sobreexplotado en la película desde aquel montaje paralelo que mencionábamos antes. Por un lado Lenny es una película vigorosa y frontal, pero por otro es un show calculado que busca su efecto más allá del personaje. Y ahí tenemos un punto interesante, que da para pensarla en retrospectiva y que explica un poco por qué me vino a la mente por estos días (además de porque estoy viendo The Marvelous Mrs. Maisel). Lenny consiguió seis nominaciones al Oscar en 1975, de las cuales no ganó ninguna (digamos que tenía una competencia áspera: El Padrino 2, Barrio Chino y La conversación… bueno, Infierno en la torre también) pero cumplió con su rol de la película política y reivindicativa de alguien que había luchado por la libertad de expresión. Ahora bien, pensemos una película así en 2021. No decimos que no fuera posible hacerla, pero pensémosla en función de la corrección política actual (la nueva moral imperante) visitando el humor sexista que Lenny Bruce exponía sobre el escenario, incluso su vínculo complejo con las mujeres que podía llegar algún grado de violencia psicológica. Dudo que Lenny fuera en 2021 la película que el Oscar elegiría para hablar de la libertad de expresión (y no dejo de pensar que algo parecido ocurrió en 1997 cuando se reconocía el poder de la libertad de expresión en Larry Flint: el nombre del escándalo). Por eso creo que la versión descremada de Lenny Bruce que ofrece The Marvelous Mrs. Maisel es la que la industria audiovisual actual está dispuesta a soportar. La del tipo que dice cosas sobre el sistema, sí, pero la mayoría de ellas convenientes y complacientes con un discurso de mayorías.

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