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Asuntos de diván

Título original: Un divan à Tunis
Origen: Francia / Arabia Saudita
Dirección: Manele Labidi
Guión: Maud Ameline, Manele Labidi
Intérpretes: Golshifteh Farahani, Majd Mastoura, Hichem Yacoubi, Amen Arbi, Ramla Ayari, Aïsha Ben Miled, Feryel Chammari, Moncef Anjegui, Moncef Ajengui
Fotografía: Laurent Brunet
Montaje: Yorgos Lamprinos
Música: Flemming Nordkrog
Duración: 88 minutos
Año: 2019


6 puntos


SIN PROFUNDIZAR DEMASIADO

Por Melody San Luis

(@SanLuisMelisa)

Volver al pueblo luego de muchos años afuera, e intentar llevar a cabo una práctica nueva para el lugar, puede generar mucho impacto. Selma, la protagonista de Asuntos de diván, se ve con la difícil tarea de emprender su objetivo, rodeada de negativas. El choque cultural y los prejuicios toman impronta en este relato.

La psicoanalista Selma vuelve a su lugar natal, Túnez, luego de haber estado viviendo en Francia, donde se recibió como psicóloga. Su llegada es, para las personas de la zona, una sorpresa. La gente no entiende por qué alguien podría decidir regresar. Ya desde el comienzo se dan pequeños desencuentros.

Son varios los motivos que la muestran a Selma como una extranjera en el lugar que la vio nacer. Desde su vestimenta, sus tatuajes, sus modos de comportarse y su peinado ella llama la atención y emite cierto radar de desconfianza, o admiración en algunos casos, en los demás. Las valoraciones que tienen son distintas. Cuando para ella un peinado es la moda, para el lugar es visto como una persona desprolija. Está siempre presente la idea de que la protagonista tiene aires de superioridad por haber estado en Francia, no estar casada ni en pareja y ser una mujer independiente. Pero lejos de eso ella intenta instalarse sin una mirada prejuiciosa sobre el lugar.

La protagonista está en un constante conflicto incluso con ella misma. No resuelve bien por qué decidió volver y el entorno no hace muy amena su llegada. De todas maneras, el film no muestra hostilidad pero sí ciertas llamadas de atención que se le hacen a ella.

El hecho de presentar al lugar un nuevo oficio (es una población que desconocía de esa práctica), como es la psicología, hace que aparezca cierto humor a la hora de describir cómo se trabaja en esos espacios. Pero aun descreyendo de “alguien que cobra por conversar” las filas para ser atendidos son enormes. Hay acá un elemento que la película ingresa pero al que luego no le da mucho lugar, los pacientes. Accedemos a ciertos momentos de las consultas pero estos personajes secundarios no están del todo explotados.

Algo así pasa con un intento de vinculación amorosa de Selma con un policía. Esta relación que se conforma mantiene algunos momentos que son bastante delirantes y, a veces, tensos. Pero aun así no tiene demasiado peso lo que pasa entre ellos. Hay ahí rondando varias ideas que podrían haber sido explotadas de mejor manera, pero Asuntos de diván se queda a medio camino en todas las apuestas que hace. Aun así, la protagonista logra generar empatía en ese caos en el que se encuentra. Es un personaje que con sus actitudes resulta simpático.

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