No estás en la home
Funcinema

Juan Schnitman: “Hay algo de la incomodidad que no solo me gusta, sino que me parece necesario”

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Sangre, la nueva película de Juan Schnitman (director de El incendio), que ya está disponible en la plataforma Cine.Ar Estrenos, es un thriller psicológico con una importante carga sexual, protagonizado por Juan Barberini, Natalia Tena, Bella Camero y Dirk Martens. En diálogo con Funcinema, el director se refirió a cómo trabajó la puesta en escena de una película que construye una intensidad constante y a cómo la incomodidad que pueden generar las decisiones que toma el protagonista es algo buscado y “necesario”.

Argentinos, brasileños, un alemán, una española. Más allá de aspectos relacionados con la coproducción, ¿cómo fue integrar dramáticamente diversas nacionalidades e idiomas en la película? ¿Qué te aportó esa variedad?
-En este caso la coproducción estaba dada desde el guion, ya que esas eran las nacionalidades de los personajes que escribimos y luego salimos a buscar coproductores en esos países. Fue un desafío interesante tener que dirigir inglés y, por momentos, un poco en portuñol. Siento que aportó algo de lo que estábamos buscando: generar una película un poco sin nacionalidad, en la que todos los personajes son migrantes y un poco solitarios. Más allá de eso, los cuatro actores/actrices principales tienen mucha experiencia y aunar sus registros de actuación no fue un problema.

¿Cómo se dio la construcción de un personaje como el de Fernando, que va profundizando en su carácter obsesivo y con el que es difícil empatizar?
-Sabíamos que iba a haber algo de tour de force en ese sentido. En el que empezás con un personaje con el que podés estar cerca, pero que luego empieza a tomar decisiones que necesariamente te alejan. Confiábamos que para ese entonces la historia y el ritmo intenso de la narración ya hicieran que fuese imposible despegarse de la pantalla, y también que la identificación iba a ir corriéndose a los personajes femeninos.

Cuando avanzás en el armado de la película ¿pensás en cómo puede impactar en el espectador ese clima tan denso que se respira constantemente?
-No termino de entender bien por qué hago películas en las que la intensidad y la oscuridad están tan presentes. Cuando escribo no me doy del todo cuenta, en el rodaje me sorprendo y en montaje me entrego a sacar lo máximo de eso. Hay algo de la incomodidad que no solo me gusta, sino que me parece necesario. Si no nos quedamos con películas que solo nos reafirman lo que ya sabemos, que pasan a formar parte de nuestra realidad burbuja, y para eso ya están Instagram y Netflix (que cada día se parecen más).

Y ya desde lo personal, ¿cómo se convive con un guion y una historia tan intensa y donde los personajes tienen actitudes que no parecen las más saludables?
-En este caso tengo que decir que no me sentí muy tomado por las situaciones que propone la película, como si me pasó en el rodaje de El incendio. Quizás sea porque en Sangre siempre sentí que los personajes están flotando en un mundo de ficción pura, alejados del naturalismo. Entonces pude tomar distancia y verlo mínimamente desde afuera. Igual hay momento del rodaje, sobre todo los momentos de violencia, que me impactaron bastante a la hora de filmar.

Sangre es una película muy intensa, con una música que es puro clima y casi sin escenas con tiempos muertos. Esa tensión constante del relato ¿se genera desde el guion, se define en el montaje?
-Eso estaba en el guion desde el vamos. No me llevo muy bien con las escenas de transición, me gusta una narración que galope pero sin desbocarse. De todas formas sí, había algunas escenas más que sentía que frenaban o daban pequeños rodeos que fuimos eliminando en el montaje.

En una entrevista realizada por la actriz Natalia Tena, comentó que una vez que leyó el guion le preocupaban las escenas sexuales. Schnitman comentó que en ese sentido el trabajo con el elenco fue “muy respetuoso, con mucha conversación y acuerdos previos acerca de qué se iba a ver, desde qué ángulo y por cuánto tiempo”.

“Siempre les aclaré a las actrices que la película no pasaba por mostrar cuerpos, sino por encontrar cómo esos momentos sexuales narraban algo de los personajes. En ese sentido siempre les pedí que me dijeran cualquier cosa con la que se sintieran incómodas para que lo cambiáramos inmediatamente. Aclaro que hablo sobre todo de las actrices porque Juan Barberini escribió la historia conmigo y ya tenía muy claro todo lo que iba a pasar», explicó el director.

La mayoría de estas escenas fueron filmadas en un plano. ¿Cuál fue la búsqueda en ese sentido? Me hicieron acordar un poco a una escena de El amor – Primera parte, que codirigiste.
-A mí me hacen acordar a algunas de El incendio, quizás porque El amor… ya la veo muy de lejos. Hay momentos clave de la trama que me encanta filmar en planos únicos, momentos en los que los actores tienen chance de desplegar matices y cambios repentinos, en los que podemos presenciar sin cortes los pensamientos, cambios y manipulaciones de los personajes. El plano secuencia genera una tensión extra en el espectador, sin necesidad de que se dé cuenta técnicamente de que es un plano secuencia. La falta de corte suma riesgo, un riesgo que se emparenta con la experiencia teatral, en la que todo puede fallar de un momento a otro.

El cine argentino no tiene gran tradición en el thriller erótico. Y veo acá algo del Polanski más psicológico. ¿Tuviste alguna influencia a la hora de construir esta historia?
-Las influencias a la hora de escribir y de filmar vinieron de la mano de Julieta de Almodóvar, de Elle de Verhoeven, de Animales nocturnos de Tom Ford. Todas películas que tienen un trasfondo sexual intenso que se vuelve vital para la narración. La última, además, fue una gran referencia visual a la hora de pensar los colores y la luz. Diría que la tradición del thriller erótico en general se ha ido apagando en el comienzo de los 2000. Ese mercado de entretenimiento para adultos ya casi no existe como algo mainstream, películas como Atracción fatal, Sliver, 9 semanas y media hoy serían imposibles. Me interesa rescatar algo de ese cine intenso, incómodo, sexual y pensado para gente adulta que quiere una historia sólida con buen ritmo narrativo.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.