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El amor es más fácil

Título original: Idem
Origen: Argentina
Dirección: Daniel Pensa
Guión: Bernabe Botte, Javier Montavani, Bernardo Gatto, Adrián Suárez
Intérpretes: Ailin Zaninovich, Andrés Gil, Santiago Korovsky, Brian Buley, Ana Celentano, Rafael Spregelburd, Alejandro Paker, Lucila Gandolfo, Soledad García, Majo Castorina
Fotografía: Sebastián Gallo
Montaje: Alejandro Alem
Música: Mariano Barrella
Duración: 77 minutos
Año: 2020


4 puntos


EL AMOR NO ES TAN FÁCIL

Por Marcos Ojea

(@OjeaMarcos)

A Diego (Andrés Gil) lo deja su novia el día en que le propone casamiento, mientras cientos de personas ven el derrumbe a través de un vivo de Instagram. Gala (Ailin Zaninovich) tiene una relación con un tipo más grande, casado, que la deja plantada el día en que queda pre seleccionada para una beca en Nueva York. Mientras atraviesan sus crisis amorosas, laborales y existenciales, los destinos de Diego y Gala coinciden de manera accidental, primero en la calle y más tarde en un bar. Lo que viene después no es difícil de adivinar, una historia de amor que ya vimos mil veces, pero que siempre tiene la posibilidad de renovarse y de sorprender. A veces basta con dejar que dos personas se conozcan frente a la cámara (Linklater, te estoy hablando a vos, que me hacés doler el corazón), pero para que eso suceda, es fundamental que esas dos personas nos importen. Que sus decisiones nos interpelen, y ya no hablamos de algo terrible como Connell y Marianne al fin juntos pero no (un spoiler de Normal People, que ya que estamos hablando de amor, es la mejor historia romántica del año), que nos deja hechos pedazos, si no de que los personajes tengan cierta espesura y capacidad para convencernos. Lo que digo es: no esperaba demasiado de El amor es más fácil, podía conformarme con una comedia romántica más o menos efectiva, pero no. La película de Daniel Pensa se esforzó (y en verdad no se esfuerza demasiado en nada) para que esa experiencia no sea posible, teniendo incluso algunas cartas para jugar.

Pareciera que Andrés Gil no pudiera despegarse del rol de galán poco creíble que viene desarrollando desde Patito Feo (y la credibilidad no pasa por lo físico, sino por sus cualidades como actor). Resulta casi imposible establecer alguna empatía con su personaje, y ahí la culpa también recae sobre el guion, que utiliza a sus personajes como instrumentos para dar una visión sobre el amor cargada de PNL y recovecos inverosímiles. Claro que la verdadera protagonista es Gala, una chica insegura y sin suerte en las relaciones, a la que Ailin Zaninovich interpreta con cierto encanto y los matices que la historia le permite. El arco narrativo que atraviesa su personaje, con esa frase final de “eso lo dejo para las películas”, pareciera adscribir a una corriente donde la comedia romántica se mira a sí misma y trata de poner en crisis sus claves. Un ejercicio que a veces tiene resultados, pero que otras se siente manipulador y más cercano a una suerte de “comedia romántica resentida”, de 500 días con ella para acá. Películas donde el autor exorciza un drama personal agarrándoselas con sus personajes, y dejando al final una luz sobre alguno de ellos, presumiblemente el más cercano a sí mismo. Lo que Gala aprende sobre las relaciones y el desamor es válido y necesario (la capacidad de dejar atrás y preocuparse por uno), pero la manera en que la película llega hasta ahí es entre caprichosa y desganada. Si a eso le sumamos una puesta en escena discutible, lo que queda para rescatar es la presencia de Santiago Korovsky, un actor que hace siempre lo mismo y siempre resulta gracioso, y que es parte de esa nueva camada de comediantes que se infiltran desde Internet hacia el cine. Unos (ya no tan) pibes que entienden la comedia y la practican con amor por el género, timing, creatividad y sangre en las venas. Cuatro cosas que le son bastante ajenas a esta película.

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