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Funcinema

24 líneas por segundo: un festival de cine, a pesar de todo

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

El pasado martes se hizo el anuncio oficial de la programación y actividades del 35° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y se terminó de dar visos de realidad a esta edición. “Este año hemos preparado varios festivales al mismo tiempo”, dijo Fernando Juan Lima, el presidente del certamen, y se me representó la imagen de Homero Simpson cuando le anuncian que le queda poca vida luego de comerse aquel pez globo y atraviesa todos los estados de ánimo al mismo tiempo: organizar este año un festival de cine, o intentarlo al menos, debe haber sido una de las actividades más frustrantes e inconstantes (bueno, viví la experiencia: decidimos suspender nuestro festival de comedia Funcinema). La pandemia es algo dinámico y no se sabe cómo puede estar la situación dentro de unos meses (o semanas), aunque a mitad de año ya éramos un poco conscientes de que esto se iba a estirar mucho más de lo que pensábamos. Por lo tanto, la definición de que iba a ser virtual se tomó hace algunos meses. La crisis de coronavirus afectó a todo el globo y los festivales del mundo atravesaron situaciones anímicas parecidas, desde Cannes que optó por no existir a Venecia que apostó por un mínimo presencial. Pero claro, Argentina siempre tiene sus peculiaridades y además de la pandemia le sumó una situación económica depresiva, con el dólar aumentando y complicando las transacciones de derechos y proyecciones de películas. De ahí que más allá de la virtualidad, la programación sea llamativamente escasa. Con pocos grandes nombres y retrospectivas no muy relevantes. Y, debo reconocerlo, poco estimulante a priori (ojo que siempre hay lugar para la sorpresa y aquí hay lugar para las revelaciones como casi nunca). En un festival organizado por el Estado pocos van aceptar que la economía del país, administrada por eses mismo Estado (más allá de los descalabros que puede generar esa entelequia conocida como “el mercado”), atentó contra la organización. Recordando además que el camino hasta aquí fue accidentado como pocas veces, tras el reciente e innecesario incidente con el Premio Astor y, meses atrás, con la corrección que hubo que hacer de un polémico artículo de las bases y condiciones. Torpezas llamativas de una organización que se viene realizando de manera consecutiva desde 1996, pero que siempre cae presa de los cambios de gestiones políticas. Lo concreto es que el próximo sábado comenzará la 35ª edición y habrá festival, y más allá de lo estimulante o no que resulte la programación, la decisión -casi terca- de mantener la fecha a pesar de todo es algo que debamos aceptar, más allá de lo conveniente que resulte para la calidad del encuentro.

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