Por Rodrigo Seijas
ATENCIÓN: SPOILERS
En el medio de una temporada bastante interesante a pesar de sus altibajos, The walking dead tuvo que lidiar con un inconveniente: armar la salida para Danai Gurira, quien interpreta a Michonne pero en los últimos años se ha ido abriendo paso en el cine. Al mismo tiempo, dejar las puertas abiertas para futuras películas que harán volver al personaje. Su forma de hacerlo fue un tanto desprolija y hasta arbitraria, aunque What we become, el episodio que sirvió como mecanismo para el objetivo, no dejó de tener algunos elementos atractivos.
Lo más atrayente terminó siendo lo más alejado de la estructura narrativa de base, esas alucinaciones a las que es sometida Michonne pero que ya estaban insinuadas en la inquietante primera escena del capítulo. Allí se plantea una especie de camino alternativo para ella, una donde elige no salvar a Andrea hace muchos años, para seguir una vía errante y oscura. Esa senda se prolonga gracias a las sustancias alucinógenas que le hace tomar Virgil y la vemos convertida en una secuaz de Negan, encargándose incluso de la famosa matanza perpetrada por los Salvadores. Es una buena oportunidad que brinda la serie para volver a ver a viejos conocidos como Rick, Maggie, Abraham, Glenn, Carl, Sasha y Heath, que ya no forman parte del elenco estable.
Lo demás es ciertamente antojadizo: la promesa de Virgil de proveerle a Michonne armas que podrían cambiar la guerra contra los Susurradores quedan en la nada y solo se cruza con otros prisioneros, a los que eventualmente consigue liberar. Virgil, un hombre caído en la desgracia y el delirio a partir de la pérdida de su familia, es apenas una herramienta del guión para que Michonne se encuentre con lo que verdaderamente importa: una prueba de que Rick está vivo y quizás no muy lejos. Claro que antes hay que dejar pasar unos cuantos minutos donde el episodio gira en el vacío, sin un rumbo definido ni un conflicto sólido.
La conversación que Michonne luego tiene con Judith es otro volantazo que aporta el capítulo para que no solo ella se entere de que la guerra con los Susurradores ha sufrido un vuelco a favor, sino que además encuentre la autorización afectiva y moral para emprender otro viaje. O más bien odisea, que la pone frente a un destino incierto que le servirá a esa franquicia que es The walking dead para delinear nuevas aventuras, paisajes y personajes. Por fuera de eso, What we become es un episodio bastante decepcionante, que poco aporta a la trama central y que resuelve todo bastante a las apuradas. Es apenas un puente para otros propósitos y no tiene mucho valor en sí mismo.