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Funcinema

Dark – Temporadas 1 y 2

Por Cristian Ariel Mangini

(@cristian_mangi)

Es difícil hacer una sinopsis de Dark, pero aún más difícil es comprender por qué se la comparó con Stranger things en sus comienzos. Uno puede decir que parten de una premisa semejante (la desaparición de Mikkel) pero los caminos divergen en la puesta en escena, el tono algo perturbador, la elegancia del uso de la música, el ocasional humor negro y la enorme carga filosófica que reflexiona en torno a la consecuencia de nuestras acciones y el sentido de la vida. Dicho así parece un bodoque insoportable, pero lo cierto es que Dark siempre logra balancear su tono reflexivo con la acción de personajes trágicos que son el corazón de la serie. Más cerca de Primer (2004, Shane Carruth) que de la querida saga Volver al futuro de Robert Zemeckis en los 80’s, de autores como Isaac Asimov que de Ray Bradbury, Dark sin embargo logra siempre tomar elementos del melodrama, la tragedia o la comedia para que sintamos empatía por los personajes y no quedarnos en el laberinto de diagramas, teorías y organizaciones ocultas. Hasta aquí no dijimos de qué va, y si se pudiera hacer una sinopsis la desaparición de Mikkel es el disparador de una desesperada búsqueda familiar que termina desentrañando secretos que atraviesan a cuatro familias a lo largo de varias generaciones. Obviamente los viajes en el tiempo están involucrados como elemento que sirve para comprender causas y consecuencias de las acciones. También una enorme planta nuclear que se alza con aire amenazante. Y conviene no decir mucho más porque si bien los giros no son el principal elemento de la serie, lo cierto es que se pierde algo del encanto al recibir algunas respuestas y no dejarse sorprender (¡eviten spoilers!). Hay momentos, en particular en la mitad de la segunda temporada, en que uno puede perderse en la maraña de datos e incógnitas, pero el enorme repertorio de personajes trágicos y sus luchas para sobreponerse llevan a que tome vida y no perdamos interés en los laberintos de la serie. Las actuaciones son un elemento clave para atraernos: la enorme cantidad de emociones y traumas que atraviesan serían menos verosímiles sin este factor, en particular Louis Hoffman (Jonas Kahnwald), Maja Schonne (Hanna Kohnwald), Oliver Masucci (Ulrich Nielsen) y Julika Jenkins (Claudia Tiedemann) merecen destacarse. Tan ambiciosa como para tener el título de un capítulo en latín (Sic mundus creatus est) pero también abrazando lo kitsch que tiene un extraño eco siniestro a través de temas pop de Nena (Irgendwie irgendwo irgendwann) o Belinda Carlisle (Heaven is a place on earth), Dark es un ave extraña pero una vez que se recorren sus laberintos es imposible no sentirse atrapado mientras se espera la tercera y última temporada.

Se puede ver por Netflix.

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