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Sobre el “escándalo” en el Estrella de Mar: Marcos Moyano, linaje

Por Virginia Ceratto

(especial para @funcinemamdq)

Si es verdad (y no dudo que así sea) el hecho de que fueron informados por un miembro del Jurado de que había presiones para que los elencos del Centro Cultural El Séptimo Fuego fueran nominados en alguno de sus espectáculos: mamarracho. Mientras fui Jurado Ejecutivo, o Jurada, como quieran, no se nos permitía tener teléfonos celulares. Muchos años, tiempos de los secretarios de Cultura Amador Grande  y Marcelo Marán. Liliana Paniagua retenía nuestros celulares.

El premio hace años está degradado, denigrado. Siempre hubo presiones del EMTUR, incluso en tiempos míos, pero cuando presidía el Jurado el secretario o sub de Cultura, y el tema era la taquilla, eso se dejaba de lado, porque éramos un equipo de profesionales en cada área y se ARGUMENTABA. En mi caso también era periodista, pero estaba ahí por ser especialista, dramaturga y directora, mi labor como periodista era secundaria. Y sí, no tengo nada de falsa modestia. Soy una profesional culta. Luego vinieron tiempos en donde Pablo no recuerdo el apellido nos borró y puso “un Jurado idóneo”, formado por representantes de medios, algunos que no distinguían una ópera de una comedia musical. Me consta. Y aún así, todos los elencos independientes se siguieron presentando.

Elencos independientes… mucha fue la discusión de si marplatenses o independientes… Los marplatenses, por mayoría, quisieron ese rubro, porque “si no, no tenemos opción”. Falso. En nuestros tiempos, ganaban artistas dizque menores frente a íconos. Los Amados ganaron en una terna donde estaban Les Luthiers, Gladys Florimonti le ganó a Pinti. Las cámaras enfocaban al número puesto y tenían que girar al premiado. Así nos imponíamos a las leyes de la taquilla.

Luego, siguieron las presiones, algunos miembros del nuevo Jurado de la nueva gestión, o los nuevos Jurados renunciaron, por dignidad, como Mex Faliero, y años después Susy Scandali, que bastante se bancó. Igual todos se siguieron presentando.

Celebrando si ganaban, protestando por irregularidades o lo que sea si perdían. Y celebro a los nominados que no se quejaron estos años si no ganaban.

El premio, hoy, es un mamarracho, visto desde lo cultural. Y sí, es promocional. Si te gusta bien, si no… Es lo que hay. No hay ternas, hay rubros, pueden meter en una bolsa a todos los que quieran. En tiempos de Marán o Grande o era terna o eran dos o se declaraba desierto. Y si había cuatro había que argumentar. ARGUMENTAR, porque el reglamento decía “terna” y sí, sabíamos argumentar. Eramos especialistas. Luego, vinieron periodistas, mayormente, algunos buenos, otros que incluso hacían prensa, lo que ya descalifica su accionar como Jurados, pero todos lo dejaron pasar.

Así las cosas a lo de Moyano. No he visto la obra que dirige, descuento que ganó en buena ley.

Y sé de la lucha del Séptimo desde que, hace décadas, su madre, la de Moyano, Viviana Ruiz, se encadenó ante la amenaza de cierre. Sé del vandalismo que sufrió hace pocos años, no una sino varias veces. Injusto, criminal.

Asumo que Marcos Moyano ha sido criado por esta teatrista como profesional y que es, por lo tanto, un “zoon politikon” (lean Aristóteles). Asumo que las performances están para visibilizar en ámbitos no necesariamente teatrales. Asumo que el teatro, del griego “dram”, es acción. Y la suya fue una acción, acción que visibilizó. Apelemos al orden de lo simbólico: un cuchillito de utilería, no un cuchillo de García Lorca, una tramoya. Ni tanto ni tan poco. Me aburren las loas tanto como las críticas insolentes. No fue para tanto.

No fue tan violento. Violencia es el hambre y violencia es lo que pasan en los medios gracias a cámaras de inadaptados y morbosos que filman una linchada. Violencia es que Mar del Plata sea un centro de narcos y trata y nadie haga nada, ni siquiera los artistas. Ni siquiera los políticos que se sacan cuatro fotos por día en distintos partidos y no sé cómo cumplen su función.

Volviendo a Moyano y el Séptimo: logró, lograron el objetivo. Como cuando protestaron contra Silvana Rojas, como cuando Viviana Ruíz hizo la performance de las mordazas, impecable, porque se silenciaba a los marplatenses en la emisión que, creo, este año ni siquiera hubo en directo.

El peligro: que los organizadores, si es que son inteligentes, hayan tenido esto en cuenta y hayan filtrado ese llamado avisando de la censura por medio de un miembro del Jurado para contar, luego, con un atractivo “extra”, y gratis. Sabemos que el estrellado Estrella dura tres días en los medios. Con esto dura un día más.

El Séptimo visibilizó, con mejor o peor gusto. Para mí no fue para tanto. Sé que lo hizo por ese anuncio, por su madre, puedo hacer una analogía con la tragedia griega, estoy en condiciones académicas de hacerlo… etcétera. Objetivo logrado. Minutos en programas de chismes. Algunos reflexionarán, otros no.

Me pregunto si no haría falta que los elencos que ya saben de esto, y me lo pregunto como directora de una compañía extinta que nunca se presentó en los Estrella por considerar que no tenía que someter a mis elencos a Jurados “desparejos”, si no sería bueno que las producciones de la ciudad dejaran de anotarse. Digo, que brillaran por su ausencia. Es una forma de brillar. Me pregunto si no sería bueno que visibilizaran estas cuestiones de que no ternas sino cualquierismo, de que hay presiones que se tienen en cuenta, de que hay miembros que renuncian, de que (sí, es propio el “de” que en este caso) son evaluados por gente que sabe y alguna que no sabe nada y a la que le gusta estar en un Jurado. Porque todo esto empaña el mérito de los que han ganado, tal vez, en buena ley.

Luego mal gusto, buen gusto. Reitero, El Séptimo Fuego logró su objetivo. Espero que no sea carne de cañón de algún inteligente que avizoró que harían algo así y el premio tendría cola de cometa por algunos días más.

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