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Tienda de unicornios

Título original: Unicorn Store
Origen: EE.UU.
Dirección: Brie Larson
Guión: Samantha McIntyre
Intérpretes: Brie Larson, Samuel L. Jackson, Joan Cusack, Bradley Whitford, Mamoudou Athie, Hamish Linklater, Martha MacIsaac, Karan Soni, Annaleigh Ashford, Ryan Hansen, Mary Holland, Ithamar Enriquez
Fotografía: Brett Pawlak
Montaje: Jennifer Vecchiarello
Música: Alex Greenwald
Duración: 92 minutos
Año: 2017


6 puntos


LOS PROBLEMAS DEL GLITTER

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Kit ha tenido una de esas infancias sobrepotegidas, rodeada de un colorido pop que eludía cualquier tipo de oscuridad de la vida. La suya es una vida de exceso de glitter y eso trae sus problemas. Así se ha criado, así nos la presentan con un montaje veloz de imágenes caseras y así la podemos ver mirando Rainbow Brite, luciendo ropas de tonos pastel y durmiendo junto a sus Ositos Cariñosos. Claro, Kit ha crecido pero no ha dejado de lado su infancia y, mucho menos, su sueño: ser dueña de un unicornio. Tienda de unicornios, la comedia dramática con sensibilidad indie dirigida y protagonizada por Brie Larson, es un film que podría caer en una serie de excesos pero que gracias al talento de Larson en ambos roles sortea varios de los problemas que presenta.

En Tienda de unicornios encontramos a Kit en el preciso momento en que se enfrenta a un nuevo fracaso y debe hacerse cargo de una instancia vital de la vida: crecer y madurar. Sus padres (Joan Cusack y Bradley Whitford) conducen un espacio de esos para recuperar a jóvenes con problemas, aunque no pueden lidiar con su propia hija. Pero Kit sale a la vida y a un trabajo que le promete cierta “normalidad” a su existencia. Sin embargo la aparición de unas curiosas cartas la devuelven una y otra vez al mundo de su imaginación y, especialmente, al de los sueños y la infancia. Esas cartas la invitan a la tienda del título, una suerte de gran almacén administrada por un Samuel L. Jackson en rol bufonesco que le va a dar la oportunidad de ser dueño de aquel animal mitológico. Claro, como tiene que ser para esta suerte de Papá Noel del pop, antes debe cumplir con una serie de requisitos y probar que es una mejor persona.

La excusa argumental de Tienda de unicornios es lo que enfrenta a la protagonista entre su mundo idealizado y el de las responsabilidades y la abulia adulta. El guión de Samantha McIntyre da un paso saludable, que aleja a la película de las convenciones y la acerca más a un territorio de extrañamiento: la idea de unicornio y la forma en que Kit se abraza a esa noción casi infantil podría haber dado para el dramón y la reflexión sobre la locura. Pero la película elige, primero, un tono de comedia lunática (que brilla en las escenas de la empresa donde trabaja Kit, y especialmente con el personaje de Gary interpretado por Hamish Linklater), y segundo en un tono medio que contiene los posibles excesos de un verosímil resquebrajado. Desde la actuación, Larson demuestra entender los resortes del humor extraño, y desde la dirección el espíritu otoñal del indie norteamericano y sus historias sobre el difícil camino de crecer y encajar en el mundo. Tienda de unicornios es un debut interesante para Brie Larson en la dirección, personal y promisorio.

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