Por Rodrigo Seijas
ATENCIÓN: SPOILERS
Con todos los defectos y desniveles que tiene The walking dead, hay que reconocerle su capacidad para construir secuencias de alto impacto, donde las muertes de personajes importantes cobran plena centralidad, agregando de paso un inteligente diálogo con los cómics originales. Aunque no llega a sacudir al mismo nivel que la irrupción de Negan –con los brutales asesinatos de Glenn y Abraham-, lo ocurrido en The calm before posee una considerable dosis de angustia y tensión.
Hay en el capítulo un constante juego entre momentos de armonía, reencuentro y alegría, sin dejar de lado conflictos menores, casi triviales; con indicios siniestros del horror que se viene. Eso ya puede verse en la secuencia previa a los créditos, que muestra a una feliz pareja de Hilltop, que ha encontrado allí un hogar donde solidificar su unión…hasta que se cruzan con Alpha, quien terminará usando la cabellera de la mujer asesinada como un irónico disfraz para infiltrarse en la feria del Reino.
Quizás el episodio se estira demasiado al retratar la re-unión de las distintas comunidades, que por fin firman el pacto para establecer una alianza frente a las amenazas exteriores; lo mismo que las pequeñas subtramas que se van desarrollando entre Henry y Lydia, que trata de adaptarse a su nueva vida; Enid y Luke molestando a Alden para que se una como cantante en un recital; los distintos eventos que se dan en la Feria; las preparaciones para enviar protección a Hilltop; o la partida exploratoria integrada por Daryl, Carol, Michonne y Yumiko.
Pero en el medio, The calm before va dosificando información, dejando pistas de lo que se viene, con la presencia funesta de Alpha en el Reino, teniendo un encuentro casi juguetón con Ezekiel, en el que finge ser una habitante de Alexandria, y abordando a Lydia durante la proyección de la película, en pos de llevársela; mientras se da la captura del grupo encabezado por Daryl. Ahí es donde la narración va hilvanando una hábil alternancia espacio-temporal, creando suspenso sobre lo que pudo ocurrir en el Reino, mientras Alpha le muestra a Daryl la enorme horda de caminantes que tiene a su disposición y que amenaza con soltar si le invaden el territorio demarcado.
“Marqué el límite al norte. Lo verán al irse”, le dice Alpha a Daryl, y claro, ahí comienza a pesar la pregunta de cómo marcó ese límite. Aun habiendo leído el cómic, la cuestión pasaba por saber cuáles serían las nuevas bajas. Pero el capítulo se toma su tiempo, mostrando la liberación de Daryl, su reencuentro con las también liberadas Carol, Michonne y Yumiko, el hallazgo de un Siddiq herido, el avistamiento de las picas clavadas a la distancia y finalmente la progresiva revelación de cuáles son las cabezas clavadas, utilizando una algo perversa alternancia con la constancia de las desapariciones en el Reino. Allí están Ozzy, Alek, DJ, Frankie, Tammy Rose, Addy, Rodney, pero las más impactantes muertes son las de Tara, Enid y Henry, siendo estas últimas tres una muestra también de la forma en que opera Alpha, cómo sus acciones pueden estar motivadas por distintos motivos: en el de Tara, hay algo de cálculo estratégico, al liquidar a la líder de una de las comunidades; en el de Enid puro azar, una elección meramente antojadiza; y en el de Henry, una venganza cruel por haber constatado que perdió a su hija, quien decidió elegir una nueva vida. Eso se refuerza en la forma en que puede mostrarse calculadora y despiadada frente a sus prisioneros, angustiada cuando está sola y hasta azarosamente cruel cuando asesina casi motivo a uno de los suyos.
En los últimos minutos, el discurso de Siddiq procura recordar a los fallecidos desde lo virtuoso, resaltando la unión con la que pelearon hasta el final. En la misma senda va el gesto de Lydia en la escena que cierra el capítulo, evocando y recordando a Henry. Pero lo que se impone es la desolación, mientras el plano final de The calm before anuncia la tormenta que se viene y con la que cerrará la novena temporada.