No estás en la home
Funcinema

Vida privada

Título original: Private Life
Origen: EE.UU.
Dirección: Tamara Jenkins
Guión: Tamara Jenkins
Intérpretes: Kathryn Hahn, Paul Giamatti, Gabrielle Reid, Denis O’Hare, Molly Shannon, John Carroll Lynch, Emily Robinson, Kayli Carter, Alyssa Cheatham, Leah Griffin, Tracee Chimo Pallero, David Cale
Fotografía: Christos Voudouris
Montaje: Brian A. Kates
Dirección de arte: Andy Eklund
Duración: 123 minutos
Año: 2018


8 puntos


NOSOTROS Y LAS DUDAS

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

En 2007 Tamara Jenkins había estrenado La familia Savage, una de esas comedias independientes norteamericanas que tan buen paso tienen por Sundance. Era un film con sus aciertos, con su lugar para el showcito de Laura Linney y Philip Seymour Hoffman, pero que caía progresivamente en todos los lugares comunes y gestos prefabricados del indie. Sin embargo, había algo en la esencia de la película que era atractivo. En veinte años de trayectoria Jenkins estrenó apenas tres películas: el camino comenzó en 1998 con Suburbios de Beverly Hills y terminó (por ahora) en 2018 con Vida privada, que en verdad salió por la pantalla de Netflix. Uno podría pensar que el pulso de la directora y guionista sufre de cierta falta de constancia, pero en verdad tal vez estemos ante una autora que sólo cuenta aquello que le interesa. Y en el caso de Vida privada, acierta totalmente.

En Vida privada tenemos uno de esos matrimonios de intelectuales neoyorquinos un poco frustrados, en esencia como los del cine de Woody Allen pero en la práctica como los del cine de Noah Baumbach: ella (Kathryn Hahn) es escritora y él (Paul Giamatti) es autor teatral, pero se dedica a otra cosa. Llevan una vida más o menos acomodada, aunque hay un tema que los condiciona: la imposibilidad de concebir un hijo por métodos tradicionales o más modernos como el alquiler de vientres, por ejemplo. Lo que hace Jenkins entonces es acompañar a la pareja en los procedimientos que abordan, procesos de la medicina que son exhibidos entre la sorpresa y el ridículo. Y mientras los protagonistas tratan de armar su propia familia, van reconstruyendo los lazos y vínculos que los rodean, incluso su propia relación de pareja. Esto, fundamentalmente, a partir de la aparición de Sadie (la notable Gabrielle Reid), suerte de sobrina postiza amante de la literatura que los admira profundamente. La relación con ella y con sus padres (Molly Shannon y John Carroll Lynch) le servirá a la directora para integrar otras subtramas de manera más que inteligente y ofrecer una mirada más amplia sobre diversas taras sociales de la contemporaneidad: la familia, la construcción familiar y sus nuevas estructuras.

Vida privada es una película inteligente, a veces un poco sobre-escrita (se nota en algunas referencias cinéfilas) pero vigorosa en la forma en que incorpora el humor y el drama sin resultar demagógica. El humor parte de los personajes, que han alcanzado un grado de cansancio en sus vidas que los obliga a tomarse lo suyo con cierta ironía. Y tiñen el drama con algo de sarcasmo y bastante humor negro. Sin embargo, y más allá de los clichés del cine indie, que los tiene (esos filtros en la imagen, la banda sonora sensible), Vida privada logra momentos de verdad poco habituales en este tipo de películas: la forma en que son mostradas las dudas, el cariño real entre los personajes aunque haya distancias (tal vez el personaje de Shannon esté demasiado caricaturizado en determinados pasajes), las contradicciones de los sectores intelectuales y liberales (liberales de Estados Unidos, claro está…), cómo los personajes eligen su camino, algo notable y emocionante en el caso de la joven Sadie. Y sobresale, especialmente, la mirada acerca de la obsesión por la fertilidad, la presión social respecto de los hijos y la construcción de un tipo de familia. Jenkins, que en La familia Savage se ponía un poco trágica, esquiva acá todas las convenciones e incorpora al tono de su película la impronta de intérpretes notables y nobles como Giamatti o Carroll Lynch. Y la Hahn, esa actriz que brilla en la Nueva Comedia Americana con sus personajes lunáticos y que acá saca a relucir todos sus recursos y sensibilidades para convertirse en la reina del indie. El plano final es memorable y pone en evidencia lo circular y expeditivo de algunas obsesiones, en caminos que no parecen terminar nunca más.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.