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Una verdad incómoda 2

Título original: An Inconvenient Sequel: Truth to Power
Origen: EE.UU. 
Dirección: Claire Scanlon
Guión: Katie Silberman 
Testimonios: Al Gore, George W. Bush, Bill Clinton, Karenna Gore, John Kerry, Angela Merkel, Narendra Modi, Barack Obama, Vladimir Putin, Donald J. Trump, Jinping Xi
Fotografía: Jon Shenk
Montaje: Don Bernier, Colin Nusbaum
Música: Jeff Beal
Duración: 98 minutos
Año: 2017


6 puntos


UN HOMBRE Y SU MISIÓN

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Si Una verdad incómoda se destacaba no tanto por todo su bagaje discursivo respecto al cambio climático sino por cómo lograba destacar a Al Gore como la figura que funcionaba como vehículo político de todo ese mensaje, la secuela que es Una verdad incómoda 2 –editada en la Argentina por SBP- reafirma potencialidades y límites. De paso, agrega una cierta dosis de autoconsciencia sobre el discurso, que en un punto es bienvenida porque eso no le resta convicción en lo que cuenta y dice.

Desde el comienzo, el documental dirigido por Bonni Cohen y Jon Shenk se hace cargo desde su narración que el centro y disparador de todo lo que se narra y muestra es Gore. Y hay que reconocer que el tipo es un personaje interesante: un individuo con un carisma muy moderado pero que consigue establecer un tipo de liderazgo sustentado en mostrarse como un laburante de la política, un negociador incansable y un argumentador constante de sus posiciones, que también tiene la capacidad para asumir sus propias contradicciones. En eso también es revelador cómo explicita que fue su derrota frente a George W. Bush Jr. en las elecciones presidenciales del 2000 la que lo terminó llevando definitivamente al camino de la militancia por el medio ambiente.

El centro del conflicto de Una verdad incómoda 2, el espacio-tiempo donde se juegan las grandes apuestas, es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático 2015. Allí, las conversaciones, las idas y vueltas, los diálogos contra reloj, los intentos para instaurar una agenda determinada y encauzar acciones concretas –que terminaron derivando en la firma del Acuerdo de París-, llevan a que el film parezca por momentos un capítulo de The West Wing, pero pasado por el filtro de una realidad explosiva, donde el telón de fondo es la serie de ataques terroristas que asolaron a la ciudad en noviembre de ese año.

Es la intriga política –donde sobrevuela la sombra de Donald Trump y su subestimación constante de la cuestión ambiental- lo más atractivo de Una verdad incómoda 2, imponiéndose claramente a un discurso ecologista que toma en cuenta el tiempo que pasó desde el estreno de la primera parte en el 2006, pero que aporta pocas aristas novedosas más allá de atinar cuando señala las potencialidades de la energía solar. Lo utilitario y la funcionalidad tienen un rol relevante en Una verdad incómoda 2, que sin embargo luce más interesante cuando se la piensa como un thriller político o un biopic sobre ese Presidente que no fue.

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