Título original: Apostle
Origen: EE.UU. / Reino Unido
Dirección: Gareth Evans
Guión: Gareth Evans
Intérpretes: Dan Stevens, Richard Elfyn, Paul Higgins, Bill Milner, John Weldon, Ross O’Hennessy, Kristine Froseth, Mark Lewis Jones, Owain Gwynn, Lucy Boynton, Michael Sheen, Sharon Morgan, Gareth John Bale, Elen Rhys
Fotografía: Matt Flannery
Montaje: Gareth Evans
Música: Aria Prayogi, Fajar Yuskemal
Duración: 130 minutos
Año: 2018
6 puntos
LA CREENCIA COMO TORTURA
Por Rodrigo Seijas
Después de la revelación que significaron La redada y su secuela, el director Gareth Evans da un volantazo y cambia de género, adentrándose en el suspenso y el terror. Ese giro en su filmografía –que es totalmente válido, porque todavía no da para encasillarlo- implica alteraciones en su ritmo narrativo y otro tipo de búsquedas temáticas. Sin embargo, en Apóstol –film original de Netflix- puede apreciarse una continuidad a partir de una persistente fisicidad, con los cuerpos como ejes de los conflictos.
El relato, situado a principios del Siglo XX, sigue a Thomas Richardson (Dan Stevens), un vagabundo que vuelve a ponerse en contacto con su familia luego de enterarse que su hermana ha sido secuestrada por un culto religioso y que emprende una misión para rescatarla. Cuando arriba a una aislada isla que funciona de base para este culto, todo se irá complicando aún más, a medida que va descubriendo secretos guardados por la comunidad y sus líderes –especialmente el interpretado por Michael Sheen-, lo cual a su vez le hace rememorar eventos de su propio pasado. Evans va trabajando esta progresiva conflictividad a través de indicios puntuales y potentes –como ciertas apariciones sobrenaturales de una anciana- que conforman climas inquietantes, pero también de tensiones crecientes entre distintos personajes que anticipan un estallido final, en una serie de recursos ya vistos pero que aún así se muestran pertinentes.
Es que de hecho Evans trabaja la historia de Apóstol más como un drama existencial, moral y religioso, a nivel comunitario e individual, que como un film de horror hecho y derecho. En ese abordaje encuentra unas cuantas fortalezas –principalmente cuando estalla la violencia de forma repentina o planificada- pero también algunas debilidades, especialmente hacia el final, cuando el realizador quiere construir una metáfora socio-política un tanto obvia sobre la explotación de la naturaleza por parte del ser humano. En verdad, aún sin aportar elementos originales, el film funciona mejor cuando se propone como un retrato de cómo la discursividad religiosa ampara ambiciones personales y miserias particulares.
A pesar de no ser totalmente lograda en su planteo, Apóstol es una película interesante a partir de cómo busca eludir expectativas y trabajar lo horroroso más desde lo humano que desde lo sobrenatural. Y que confirma la voluntad de Evans de focalizarse en personajes torturados por sus vocaciones, creencias y deberes, buscando redenciones que solo pueden ser parciales.