LETO. Un poco de rock and roll insufló desde la Competencia Oficial la rusa Leto de Kirill Serebrennikov, que rememora la importancia de la escena punk y underground soviética en los 80’s. Lo hace a través del retrato de músicos influenciados por artistas de la talla de Sex Pistols, Blondie, David Bowie o Lou Reed, entre otros. Y si el film no puede dejar de lado la mirada política, esta se acrecienta si se dice que el director está preso en su país desde agosto del año pasado por oponerse al gobierno de Vladimir Putin. De hecho, durante la presentación de film en el Festival hubo protestas y hasta la lectura de un comunicado exigiendo la libertad del realizador.
YOMEDDINE. El positivismo también forma parte de la lucha por la Palma de Oro con Yomeddine de A.B. Shawky, que relata el viaje de un hombre que abandona su trabajo para salir en búsqueda de su familia, luego de la muerte de su esposa. Es una suerte de road movie con personajes carismáticos que, según la prensa internacional, no duda a la hora de la manipulación y la búsqueda de las emociones del espectador. La película apunta contra la discriminación y las diferencias en la sociedad, y eso es justo, aunque muchas veces asume el riesgo de caer en todos los lugares comunes posibles.
ROSALES. El español Jaime Rosales, el de Las horas del día, presentó Petra, protagonizado por Bárbara Lennie como una mujer que sale a buscar a su padre del que no tiene mucha información. En el reparto aparecen también Alex Brendemühl, Marisa Paredes y Joan Botey, pero la crítica internacional ha hablado maravillas de la actuación de Lennie, actriz que el año pasado vimos en la argentina Una especie de familia. También dice la prensa internacional que es una suerte de regreso del director a sus mejores películas, como la citada, en un relato que junta elementos del thriller, con citas a Tarkovski y Hitchcock, pero donde muchos han encontrado rastros con el Pedro Almodóvar de películas como Los abrazos rotos.
PÁJAROS. El director de la premiada El abrazo de la serpiente, Ciro Guerra, codirigió junto a Cristina Gallego el film Pájaros de verano, que abrió la Quincena de Realizadores. Película muy particular que comienza como un retrato documental sobre los indios Wayuus que viven en la península caribeña de la Guajira, al norte de Colombia y Venezuela, y se vuelve una suerte de thriller sobre el conflicto del narcotráfico. Es que el film narra hechos reales ocurridos entre las décadas de 1960 y 1980, con elementos que hacen recordar al cine de gángsters de Hollywood, especialmente a esta última oleada vinculada con los narcos.