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Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era

Título original: Ídem
Origen: Argentina
Dirección: Guillermina Pico
Textos: Guillermina Pico 
Producción: Guillermina Pico 
Montaje: Guillermina Pico 
Sonido: Guillermina Pico 
Duración: 62 minutos
Año: 2016


8 puntos


LAS SIMPLES COSAS

Por Juan Cruz Bergondi

(@funcinemamdq)

Yo no podré quejarme

si no encontré lo que buscaba;

pero me iré al primer paisaje de humedades y latidos

para entender que lo que busco tendrá su blanco de alegría

cuando yo vuele mezclado con el amor y las arenas.

Federico García Lorca

Poeta en nueva York

La experiencia ya no es lo que era. Walter Benjamin anticipa a Adorno (o Adorno, en realidad, bebe de su fuente) al sostener, en El narrador (1936), que la imposibilidad de la narración está dada por la desintegración de la experiencia. Aunque su teoría difiere de la posición que toma Lukács en ¿Narrar o describir? A propósito de la discusión sobre naturalismo y formalismo (1936), los dos advierten en el capitalismo el responsable de los cambios en la sociedad y las relaciones que hacia dentro de ella se establecen. La figura del narrador, según Benjamin, es histórica. Hoy resulta imposble pensar la experiencia como un todo inquebrantable, que puede transferirse así sin más, en el tiempo, de una boca a otra. Quedan los fragmentos, los retazos y la inscripción de una mirada. Lo mejor que se puede hacer, quizá, si se quiere contar el cuento, es evitar por todos los medios el contar: asumir la masa sin forma de instantes en que está hecha la vida parece ser la opción que Gulliermina Pico elige para su opera prima, Borrá todo lo que te dije del amor porque no sabía bien quién era.

Si la explosión de los autorretratos vino de la mano del video, el ensayo audiovisual también data de hace tiempo, como los diarios y las cartas. Es decir, no se trata, de ninguna manera, de algo nuevo –pero sí fuera de lo común, entendiendo que hay una norma legitimizada por el mercado. Lo que une –y al mismo tiempo separa del consumo masivo- es la exposición de la primera persona. Enseñar lo íntimo atravesado por un sinfín de contradicciones lleva consigo irremediable en este caso dejar en evidencia también las contradicciones del afuera –el corrimiento que supone bailar hip hop en alpargatas en medio de La Pampa; la carrera a la par entre los caballos y la camioneta. Ahora bien, no se trata de una cuestión de contenido sino de forma. La película lleva a cabo el deseo de Alexandre Astruc de escribir con la cámara como si fuese un bolígrafo. Lo curioso es que parece fácil pero no: la muñeca de la realizadora vuelve fácil a los ojos lo que cuesta en verdad trabajo, y natural lo que no es más que procedimiento –como deja en evidencia durante los pasajes donde graba los sonidos del ambiente.

Qué decir de la belleza que desde el primer plano se instala entre las sombras y lo mantiene alerta a uno, exigiéndole que descifre las figuras sobre el fondo. Borrá todo lo que te dije sobre el amor, porque no sabía bien quién era está estructurada -¡he aquí la tradición!- en el binomio campo-ciudad, salpicado de espontáneas felices robadas al presente. Todo lo que sucede entre las cuatro paredes de un departamento –desde bailar hasta andar en patines- pide a gritos no que se abra la ventana, que aparezca el campo todo en su extensión. De esta manera funciona lo que después se vuelve dependencia: uno siempre espera volver a lo verde, dar por satisfecha la sed sólo con el registro de los caballos. Uno puede reprochar por un lado que algunos separadores –la película está dividida por líneas escritas de corte poético- hacen un uso de la nostalgia que redunda a fin de cuentas o pesa más de lo que debieran, y por otro que la diferencia entre el campo y la ciudad se sostiene más por la celebración del primero que por alguna observación concreta hacia lo segundo. En todo caso, la película de Gullermina Pico brilla por tener voz propia, por encadenar una experiencia a partir de la ilusión que la forma engendra, por arrebatar complicidad al recordar que reírse es un placer humano. Que lo íntimo –aunque no sea nuevo ni rompa con nada- esté en cartelera es una oportunidad.

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