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Funcinema

Etiqueta azul

Muy Buena


UN POCO DE AIRE

Por Juan Cruz Bergondi

(@funcinemamdq)

Debe haber tantos teatros como personas. Y en Buenos Aires quizá hasta más teatros: cada quien elige hacerlo como quiere por más que haya siempre una tendencia. El naturalismo, de un tiempo a esta parte, si no abandonó el teatro, le pidió un tiempo. Vivió su romance con la escena a principios del siglo pasado y después sus huestes encontraron en el cine un paraíso donde reproducirse hasta el día de hoy. En todo caso, en el teatro es común oír que la búsqueda de la verdad –en especial respecto del método de los actores- está pasada de moda y se habla de psicología –junto con toda su familia de palabras- para tachar el procedimiento utilizado. Sin embargo, para muchos guarda fascinación y seduce: aspirar a reproducir –y consumir- la realidad tiene su encanto. El espectador está entrenado para dejarse arrastrar por el cuento y cuando está bien ejecutado, como sucede en Etiqueta azul, la entrega es total y después se pregunta a quién se le ocurre desestimar esta opción: un teatro así tiene sí o sí que estar.

En más de una ocasión se le siente el perfume a La señorita Julia, la obra de Strindberg. La pulsión sexual se da de frente una y otra vez con la diferencia de clase, lo mismo que el deseo de triunfar sobre el otro, que conduce a la propia destrucción. Dos jóvenes, Juan y Paula, amanecen en una oficina del centro donde pasaron la noche después de compartir varios vasos de whisky en un boliche. Tan pronto como ella se despierte, él deberá decirle que están encerrados, sin posibilidad de salir –no tienen la llave- obligados a ver la lluvia de afuera a través de una ventana. La convivencia entre ambos es de una intensidad arrolladora: en verdad están entre cuatro paredes, y si la obra nunca se dirige al público, el público tampoco se hace oír porque entre los asientos no vuela una mosca. Entre dos –tal la tesis de la obra- siempre hay un duelo. El texto de Patricia Liguori pone todas sus fichas en la construcción de sus personajes, en el baile donde a veces parece que es llevado por uno y donde después se entiende que es el otro quien dirige los pasos, en la apropiación individual de la lengua que habla hasta cuando no se sabe qué decir.

La disposición de la escenografía hace que a parte de los espectadores no les quede más opción que respirar el poquito aire que circula entre los dos jóvenes. Por su parte, la dirección de Joaquín Bonet sabe dónde tiene que apretar. Lee entre las palabras que para que las palabras sean verosímiles lo importante es no perder el pulso. En la rítmica de la puesta reside quizá la clave. Es más: puede que sobre alguna transición musicalizada, porque el placer consiste en querer adivinar hasta cuándo aguanta un cuerpo así. Y si hubiera que otorgar una mención especial, se la merecen los actores Eliseo Barrionuevo y Malena Sánchez, que son el verdadero nervio que da vida a Etiqueta Azul. Desde luego está la composición, transitada y elucubrada al dedillo, formando dos figuras de tres dimensiones, pero también importa y mucho la concentración, que no afloja y que obliga a no aflojar –la carne en tiempo presente, la mirada fija en el otro. Es probable que no pase mucho tiempo antes de volver a oír el nombre de estos dos actores, que junto al resto del equipo proponen una obra cuyo valor agregado se mide también por el lugar que viene a llenar, en relación a otros trabajos del circuito independiente.


Elenco: Eliseo Barrionuevo, Malena Sánchez Diseño de escenografía: Gonzalo Córdoba Estévez Asistente de escenografía: Imanol López Diseño de iluminación: David Seldes Asistente de iluminación: Martín Fernández Diseño de vestuario: Sofía Di Nunzio Diseño de sonido: Sebastián Verea Diseño gráfico: Lía Parsons Dirección de gráfica y comunicación: Cynthia Levi Prensa: Duche&Zárate Foto: Gabi Machado /Estudio Machado Cicala Morassut Foto de escenario: Hernán Gulla Maquillaje: Rou Recondo/ Frumboli Estudio Peinado: Juan Manuel Cativa/ Mala Peluquería Operador de sonido: Clemente Habiague Asistente de producción: Dalila Carro Producción ejecutiva: Cristina Fridman Producción general: Patricia Liguori Supervisión dramatúrgica: Horacio Banega Autora: Patricia Liguori Asistente de dirección: Dalila Carro Dirección general: Joaquín Bonet Sala: El método Kairós (El Salvador 4530, CABA) – Sábados a las 21:00.

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