Título original: Awakening the Zodiac
Origen: EE.UU.
Dirección: Jonathan Wright
Guión: Jennifer Archer, Mike Horrigan, Jonathan Wright
Intérpretes: Shane West, Leslie Bibb, Matt Craven, Nicholas Campbell, Kenneth Welsh, Stephen McHattie, John Bregar, Eva Link, Jennie Esnard, Douglas Kidd, Sandra Wilson, Jason Hook, Renato Vettore
Fotografía: Boris Mojsovski
Montaje: Mark Arcieri
Música: Mark Korven
Duración: 100 minutos
Año: 2017
6 puntos
REPENSANDO UN MITO
Por Rodrigo Seijas
El Asesino del Zodíaco fue probablemente una de las grandes leyendas urbanas occidentales de la segunda mitad del Siglo XX: ese elusivo asesino serial, que nunca fue atrapado y del que nunca se conoció efectivamente cuántas personas mató, se convirtió en un cabal representante de las formas de violencia que estaban consolidándose, pero también en un enigma a resolver en cuanto a sus motivaciones, crípticos mensajes y vínculos con los medios de comunicación. David Fincher había reflejado estas variables a la perfección en esa gran película que era Zodíaco. Ahora, El despertar del Zodíaco retoma esta figura, repensándola en el contexto contemporáneo.
El film de Jonathan Wright (un realizador que tiene una larga carrera como asistente de dirección y que ha dirigido mayormente películas para televisión) se centra en una pareja (Shane West y Leslie Bibb) que atraviesa fuertes dificultades económicas y que cree haber dado con un golpe de suerte cuando encuentran un rollo de película con escenas donde se ven homicidios perpetrados por el Asesino del Zodíaco. Con esa información y la ayuda de un viejo amigo (Matt Craven), emprenden una búsqueda para descifrar los mensajes del Zodíaco y quizás revelar su identidad. Pero claro, esa pesquisa los terminará conduciendo al homicida, quien no estará precisamente muy dispuesto a entregarse y hará lo que sea para continuar en el anonimato.
Lo llamativo del relato es que se toma su tiempo para llegar a esa instancia de enfrentamiento. En El despertar del Zodíaco importa más la investigación, las especulaciones, incluso el drama de la pareja lidiando con las tensiones producidas por los progresivos hallazgos, que la violencia y el derramamiento de sangre, que termina siendo mínimo. La figura del asesino y su identidad funcionan en verdad como recipientes vacíos sobre los que se depositan distintas expectativas, tanto por parte de los protagonistas como del espectador. De hecho, la película busca primariamente dialogar con todo el mito creado alrededor del Zodíaco pero termina yendo más allá: también establece cruces un tanto inesperados con el film de Fincher, del que parece una especie de secuela Clase B, a partir de cómo construye personajes tan obstinados como enfermizos en su obsesión.
La apuesta narrativa de El despertar del Zodíaco funciona de a ratos, en una trama con muchos desniveles, que cuando debe arribar al duelo final y cerrar su conflicto, no termina de concretar un cierre apropiado, enredándose innecesariamente y cayendo en unas cuantas obviedades. Aún así, tiene la inteligencia y agallas de permitirse mostrar al Zodíaco como a un veterano ya cerca del ocaso, casi como salido de un western de los sesenta. De esa forma, se posiciona como un raro pero interesante experimento, que elude ciertos prejuicios y encuentra en un exponente de la cultura popular la grieta pertinente para aportar algo nuevo a ese subgénero algo gastado que es el de los asesinos seriales.