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Pequeño demonio

Título original: Little evil
Origen: EE.UU. 
Dirección: Eli Craig 
Guión: Eli Craig 
Intérpretes: Adam Scott, Evangeline Lilly, Sally Field, Clancy Brown, Bridget Everett, Tyler Labine, Carla Gallo, Owen Atlas, Donald Faison, Kyle Bornheimer, Chris D´Elia, Kim Evans, Hank Harris, Sasha Craig 
Fotografía: Matthew Clark 
Montaje: Tia Nolan 
Música: Marco Beltrami, Brandon Roberts, Marcus Trumpp 
Duración: 95 minutos
Año: 2017


4 puntos


CUANDO TODO FALLA

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Eli Craig es un realizador definitivamente interesado en lo paródico e insólito, como lo demuestra su anterior largometraje, Tucker and Dale vs Evil, y su trabajo como director del piloto de la adaptación televisiva de Tierra de zombies. Lo cierto es que en esas dos creaciones se percibe que las piezas no están del todo ajustadas, con mejores intenciones que resultados. En Pequeño demonio, film original de Netflix, vuelve a prevalecer la misma sensación.

La película se centra en Gary (Adam Scott), quien está feliz de la vida por haberse casado con Samantha (Evangeline Lilly), quien parece ser la mujer de sus sueños. Aunque claro, hay un pequeño inconveniente: su nuevo hijastro, Lucas (Owen Atlas), un niño muy silencioso e introvertido, de quien Gary comienza a sospechar que es –literalmente- el Anticristo. La estructura narrativa y estética está cimentada en una multiplicidad de referencias al subgénero demoníaco, principalmente a clásicos como La profecía (Lucas es casi una réplica de Damien) o El bebé de Rosemary, a los que se suman otros emblemas como Poltergeist y El resplandor, como si Craig quisiera hilvanar una enciclopedia de guiños.

Pero Pequeño demonio solo se queda en los guiños y las referencias un tanto obvias, sin terminar de encontrar un tono apropiado para el relato. Combinar el horror con la comedia no es una tarea fácil, es cierto, y hay que reconocer que el film deja clara su apuesta prácticamente desde la primera escena, pero eso no llega a ser un mérito. Craig –autor también del guión- tira casi a la marchanta muchas ideas visuales y discursivas, pero todo suena a ya visto y hace recordar a películas como Drácula, muerto pero feliz, que pertenece a la etapa de Mel Brooks cuando ya estaba en declive.

Aunque claro, Craig no está en su declive, sino tratando de comenzar una carrera. Por ahora, su cine parece ser un encadenamiento de ocurrencias tímidas y vacuas, enmarcadas en una puesta que desperdicia los talentos no solo de Scott y Lilly, sino también de Sally Field y Clancy Brown en apariciones sin verdadero impacto. La única que da la impresión de estar cómoda en su rol es Bridget Everett, que hace prácticamente lo que quiere. Pequeño demonio es un film que agota rápidamente su premisa y se va diluyendo casi irremediablemente, sin generar interés y quedando lejos del objetivo de cualquier comedia, que es la risa.

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