Título original: Idem
Origen: EE.UU.
Dirección: Ric Roman Waugh
Guión: Ric Roman Waugh
Intérpretes: Nikolaj Coster-Waldau, Jon Bernthal, Lake Bell, Omari Hardwick, Jeffrey Donovan, Holt McCallany, Max Greenfield, Benjamin Bratt, Jessy Schram, Evan Jones, Emory Cohen, Michael Landes
Fotografía: Dana Gonzales
Montaje: Michelle Tesoro
Música: Antonio Pinto
Duración: 121 minutos
Año: 2017
7 puntos
FORMACIÓN DE UN CRIMINAL
Por Rodrigo Seijas
Indudablemente, hay un territorio que obsesiona a Ric Roman Waugh (quien antes de ser realizador, entre fines de los ochenta y principios del nuevo milenio, tuvo una nutrida carrera como doble de riesgo), y es el de la criminalidad, con el espacio carcelario como punto de referencia, como lugar desde el que se parte y en el que se termina. El infiltrado y Criminal ya dejaban esto en claro, pero Shot caller es casi su tesis definitiva, porque es un film que lleva su posicionamiento discursivo hasta el final, ubicándose en un lugar un tanto incómodo para la media del cine estadounidense.
Es que si, por ejemplo, en El infiltrado no dejaba de haber una mirada acrítica tanto sobre las instituciones como sobre los actos individuales, en Shot caller, la visión que delinea el Waugh no es demasiado conciliadora. Y eso que construye a un protagonista con el cual se podría empatizar, al menos en principio: Jacob (muy buena actuación de Nikolaj Coster-Waldau) es un ejecutivo que tiene un cómodo estilo de vida, una bella familia y una existencia apacible, hasta que el destino le tuerce la mano en un accidente de tránsito. Como estaba manejando con bastante alcohol en la sangre y en el choque muere un amigo, terminará autorizando a su abogado a que arregle con el fiscal una pena mínima. Al entrar a la cárcel, comenzarán sus verdaderos problemas, porque deberá adaptarse para sobrevivir: se pondrá bajo la protección de una pandilla nazi, pero también deberá “trabajar” para ellos, y una acción terrible conducirá a otra más terrible aún, en una lógica prácticamente inapelable.
El relato se irá estructurando a partir de avances y retrocesos temporales, mostrando que aún después de salir de la cárcel, Jacob no puede más que seguir cumpliendo con el nuevo rol que le asignaron: el de “Money”, un engranaje más dentro de una estructura criminal. Su búsqueda de redención será particular y hasta desconcertante: hundirse cada vez más en la marginalidad para alejarse de sus seres queridos y evitar que paguen el costo de su cercanía. El recorte ideológico de Shot caller es, en sí, ambiguo: no explica del todo al personaje y tampoco lo justifica. Y aunque hace foco en la cárcel como una institución que desde su organización y sistematización ayuda a moldear criminales, también se permite insinuar que hay una dosis de responsabilidad individual, de sujetos que eligen sus propios destinos. Es decir, ataca a buena parte del imaginario estadounidense.
Pero ese ataque que emprende Shot caller no está, por suerte, tan explícito en el discurso. Más que nada, Waugh apuesta al thriller, hilvanando instancias de tensión y cruda violencia donde también están en juego el profesionalismo o la corrupción de las fuerzas del orden. Y aunque se permite ciertas instancias de escape y salvación, el tono que se impone es el de la tragedia. El plano final, aunque no deje de traer un ligero alivio desde la voz over, está marcado por el encierro y confirma la tesis de una película tan sólida como oscura.