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Ana Piterbarg: “Me interesa cómo lo reprimido trabaja sobre la vigilia y el mundo ordinario”

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Hoy se estrena Alptraum, la nueva película de Ana Piterbarg, luego de su ópera prima Todos tenemos un plan. El film se centra en un hombre con unos cuántos dilemas y obsesiones, que asimismo comienza a verse acosado por pesadillas donde es perseguido por una bestia mitológica. En charla con FUNCINEMA, la realizadora se explayó sobre las decisiones estéticas y narrativas que cimentaron el proyecto, además de las diferencias con su película anterior, entre otros tópicos.

-Desde el mismo inicio, el film pone a dialogar lo mitológico y horroroso con el terreno de lo rutinario. ¿Cómo surgió esa concepción para el relato? ¿Qué te interesa particularmente de ese tópico?
La película cuenta de cómo ese relato horroroso de a poco se va apoderando de la rutina. Creo que la convivencia de esos dos mundos es lo que va marcando la curva narrativa, y seguro que fue uno de los riesgos que planteaba esta historia. Me interesa el tema de cómo lo velado, lo reprimido -en este caso representado por las pesadillas, y muchas veces en nuestra civilización y en otras, representado en los mitos- trabaja sobre la vigilia y el mundo ordinario. Cómo nuestros temores más profundos se cuelan en las relaciones de todos los días. En este caso, por supuesto que está llevado un poco más lejos.

-¿Cómo trabajaste desde la puesta en escena esa distorsión entre sueño y realidad que invade al protagonista?
La idea era que la diferencia se vaya notando de modo paulatino, y a medida que va avanzando la trama las pesadillas son más reiteradas y más elaboradas. Además, lo que se plantea es que la realidad de todos los días tampoco es tan sólida, es frágil, y a veces no se sabe si las cosas efectivamente sucedieron o si las imaginó o las soñó. Por eso desde la puesta en escena la propuesta fue estar al borde de que la imagen siempre aparezca representada de manera parecida. A medida que probamos el montaje nos fuimos dando cuenta que para reconstruir este ida y vuelta era bueno sumarle algunos datos más al espectador, y así surgió el tratamiento visual de los “sueños”.

-En el protagonista hay un fuerte componente obsesivo, particularmente respecto a su contraparte femenina. ¿Cómo se trabajó esto con el actor protagónico, Germán Rodríguez?
Sí, es un personaje bastante atormentado. Con Germán hablamos de cuidar esa evolución de manera sutil, pero que hacia el final se empezara a percibir algo de la angustia que empieza a provocarle esto, y que no fuera sólo en su discurso y en sus acciones, que es más como se va develando al principio. Había que ir mostrando cómo se iba encerrando cada vez más, quedándose solo, desde el afuera y desde su percepción. El trabajo que luego hicimos con la banda sonora también siento que cuenta mucho de ese mundo interno del personaje, porque siempre lo pensamos como un registro más liviano y parecido al naturalista, pero como atravesado por algo disruptivo.

-¿Tuviste directores o películas como referencias a la hora de escribir la historia y llevarla a la pantalla?
No. Pero reconozco mi gusto por muchos autores y películas en algunas cosas de la película, a veces formales o de tono, y otras de argumento: Charlie Kaufman, Polanski, el universo de Lynch, Jarmusch.

-¿Qué cambios o continuidades ves en Alptraum respecto a tu anterior película, Todos tenemos un plan?
Son películas muy distintas, pero creo que comparten temas, y ciertos climas. Fueron concebidas, producidas de manera casi contrapuesta. Es un camino discontinuo este de las películas y de la producción del material propio. Además interactúan muchas circunstancias que van facilitando o complicando los proyectos. Lo que sí puedo asegurar es que ahora estoy más grande, y no de tamaño justamente.

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