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Siete días de cine en la TV: Coletti, Saslavsky, Pappier, Marischka

Por Rodrigo Seijas y Mex Faliero

(@funcinemamdq)

-Lunes 27, a las 22:00 por Max, El hijo de Saúl. El tema del Holocausto es uno de los más recreados en el cine, y por eso este film de László Nemes toma relevancia por encontrar un lugar impensado desde donde abordarlos. Aquí, un prisionero encargado de quemar los cadáveres de los prisioneros que pasan por la cámara de gas cree encontrar allí a su propio hijo. Ahí comienza el conflicto y los dilemas del protagonista, pero lo que sobresale es la puesta en escena del director, que se aleja del retrato melodramático convencional para trabajar la asfixia de ese espacio de una manera explícita, y para tomar la distancia justa que no resulta una falta de compromiso. Una de las mejores películas contemporáneas sobre el tema.

-Martes 28, a las 09:45 por Volver, Hay que casar a Paulina. Siempre mencionamos a Manuel Romero como uno de los principales directores del cine clásico nacional, fundamentalmente abocado a la comedia. Esta es una de sus películas más discutidas en su momento, por cuanto algunos señalaron que se trató apenas de una película efectista y pensada para el gran público. En todo caso, esta historia de una mujer rica y arrogante que cae en la pobreza sirve para resaltar el talento para el género de Paulina Singerman. Y aún siendo menor, no se puede dejar de resaltar el trabajo de Romero en los diálogos.

-Miércoles 1, a las 13:25 por Fox Classics, Bajo diez banderas. Este film de Duilio Coletti explota la temática de la Segunda Guerra Mundial desde el lado del espectáculo, con un elenco integrado por Van Heflin, Charles Laughton y Mylene Demongeot. El centro es una epopeya naval protagonizada por el navío alemán Atlantis, que tuvo la capacidad de infiltrarse entre los buques enemigos, como si fuera un buque aliado. Un film que trabaja acertadamente la cuestión de los mitos, pero que fundamentalmente resulta una acertado entretenimiento.

-Jueves 2, a las 09:15 por Max Oeste, La momia. Una de las primeras obras emblemáticas del género de terror es también un film que supo demostrar que el horror podía combinarse hábilmente con la aventura, la acción y el romance. La película de Karl Freund de 1932 dialoga casi explícitamente con el Drácula de Tod Browning (de hecho, Freund trabajó como director de fotografía en el film de 1931) pero a la vez consigue adquirir un tono y estilo que le brindan autonomía y distinción. En eso es clave la performance de Boris Karloff, un actor enorme que aquí se fusiona completamente con su personaje, que sigue siendo un marco de referencia aún en la actualidad.

-Viernes 3, a las 10:00 por INCAA TV, La dama duende. En esta adaptación de la obra teatral de Calderón de la Barca, Luis Saslavsky, a pesar de ser argentino, consigue imprimirle al relato un tono inconfundiblemente español, que reflexiona con lucidez sobre el exilio y sus consecuencias. Una película que dispone en escena a una gran cantidad de personajes, que les sirve para entablar una dialéctica muy particular, en la que quedan explícitas diferencias sociales, culturales y claro, políticas. Un gran film, reivindicado por teóricos e investigadores relevantes como Roman Gubern, que demuestra que los vínculos entre lo teatral y lo cinematográfico pueden ser sumamente productivos.

-Sábado 4, a las 10:00 por INCAA TV, La morocha. En 1958 Ralph Pappier estrenaba este film basado en un guión de Sixto Pondal Ríos y Carlos Olivari, sobre una prostituta que ayuda a un estudiante a continuar sus estudios de piano, pese a la oposición de un tío bastante egoísta. Estamos ante un drama romántico muy sólido, que encuentra su rasgo distintivo en las actuaciones de un elenco liderado por la impar Tita Merello.

-Domingo 5, a las 18:15 por Europa Europa, Sissi. Esta película resultó ser la presentación en sociedad de la cautivante Romy Schneider, además del inicio de una trilogía que sin ser precisamente una maravilla, no dejó de poseer un despliegue escénico sumamente atractivo. El film de Ernst Marischka de 1955 se toma unas cuantas libertades para llevar a la pantalla la historia de amor entre el Emperador de Austria y la Princesa Elizabeth, pero construye un relato tan fluido como amable, donde todos los rubros técnicos y actorales funcionan efectivamente. Un ejemplo de lo que podía dar cierto cine industrial europeo a mediados de los cincuenta.

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