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Himalaya


Muy Buena


UN ESPACIO PARA EXPERIMENTAR

Por Mariana Jaqueline Ramirez

(@fancinemamdq)

himalayaHimalaya es una obra escrita y dirigida por Juan Fiori. Por lo que sabemos, el Himalaya es una cordillera que contiene los picos de montaña más altos del mundo y se ubica en el Continente Asiático.

Pero ¿por qué tomar este lugar emblemático?: ¿interés turístico? ¿Obsesión de los alpinistas? Probablemente encontremos una pista en estas preguntas. Los intereses personales han llevado a planificar a los largo de los años diversas expediciones y, por lo general, los alpinistas en su afán por concretar su ansiada meta, fallecen en el descenso e incluso no llegan a la cima. No contamos todo esto en vano: es que el hecho principal de la obra se desarrolla en base a lo mencionado.

Ingresando a la sala, percibimos cómo el espacio escénico está ubicado en la montaña, en un lugar ideal para estar, del cual muchos quieren formar parte para lograr un triunfo personal. Esto resulta extraño pero a su vez exótico para cualquier bicho de ciudad.

La puesta en escena, muy original por cierto, en principio tiene poca profundidad, brindando la posibilidad de experimentar la expedición en el mismísimo Himalaya, convertido en un espacio asfixiante. A medida que avanza la acción, la profundidad se engrandece a través de juegos escénicos, realizados con telas puestas en forma estratégica por todo el escenario. Es ahí donde los actores pasarán a ser acorralados.

En este espacio montañoso se alojan dos grupos opuestos: los sherpas (pobladores de la región) y los alpinistas (practicantes, valga la redundancia, del alpinismo). Entre ellos cuatro personajes que son pares también opuestos. Por un lado, mujeres con una belleza particular y, por el otro, dos personajes de características llamativas. Cada uno tiene un objetivo que lo moviliza y, a su vez, lo engloba al resto del grupo, cuyos integrantes por diferentes razones desean ascender al monte Manaslu.

Todos los personajes sorprenden desde el vestuario, el peinado, el correcto maquillaje artístico. Se destacan dos personajes claves: Manaslu, la mediadora de las escenas más importantes y la Wawa, animal sagrado con cualidades de sabio. Este último caso funciona con mucho trabajo actoral, partiendo desde lo corporal, hasta el muy logrado maquillaje, que le permite jugar con lo gestual de un modo diferente al resto. Si bien es un personaje que no dice mucho, cada moraleja que dice deja al descubierto una enseñanza que serán claves en el desarrollo del conflicto.

El uso de los diversos recursos (actuaciones, música e iluminación) es de excelencia: cada uno trabajado en detalle y en profunda sintonía con el resto. Todo confluye en la descripción de lo que se quiere representar. En cuanto a las actuaciones, cada personaje tiene una característica específica que lo hace original.

A lo largo de la pieza, se cuentan los desafíos que impone la naturaleza al hombre que, por decisión propia, y en algunos casos por necesidad, se enfrenta sin reparar los daños que eso puede ocasionar. En resumen, Himalaya no es una obra teatral más, sino una excelente OBRA, que permite a los espectadores con pocos recursos experimentar mil sensaciones.


Intérpretes: Pablo Bronstein, Gastón Filgueira Oria, Manuel Iglesia, Marcos Krivocapich, Nicolás Levin, Francisco Ortíz, María Belén Ribelli, Eloy Rodríguez Tale, Carolina Stegmayer, Jennifer Sztamfater, Luis Tenewicki, María Agustina Trimarco Escenografía: Federico Dirrheimer, Juan Seré Diseño de vestuario: Bruno Chávez Couture Diseño gráfico: Guillermo Lizarzuay Fotos: Nicolás Levin Prensa: Boca en Boca Música: Eloy Vicario Malich Música original: Ismael Pinkler, Eloy Vicario Malich Operación técnica: Fidel Semería Dramaturgia y Dirección: Juan Seré Sala: Ladran Sancho (Guardia Vieja 3811, CABA) – Domingos a las 18:00. Hasta el 16 de julio.

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