Buena
TENSIONES TEXTUALES
Por Rodrigo Seijas
A veces la vida te regala estas casualidades: justo cuando estoy haciendo el profesorado de Historia y una de las materias que tengo es Historia Americana I, donde ya se está entrando en la fase de la colonización española, me toca ver esta obra, que se adentra precisamente en los momentos iniciales del dominio realista en las tierras rioplatenses. Esa obra es La lista, de Ricardo Halac, que toma un hecho real del Buenos Aires del Siglo XVII para reflexionar, con un tono que transita lo grotesco, sobre los mecanismos de persecución, opresión y represión del poder establecido por la colonia. Y claro, sobre cómo esos métodos han mutado (y por ende perpetuado) a lo largo de los años, estableciendo paralelismos con la actualidad argentina.
Son esas mutaciones, actualizaciones y lazos entre el pasado y el presente los que generan distintas tensiones textuales, tanto positiva como negativamente. Si hay algo que evidencia una obra como La lista es que la corriente grotesca no sólo abarca concepciones humorísticas y cómicas, sino también dramáticas y hasta trágicas. Desde su comienzo, el relato va desplegando una serie de personajes donde inmediatamente queda claro quiénes tienen más poder (aunque ese poder implique asimismo compromisos y por ende decisiones no precisamente cómodas), quiénes están en los márgenes y tratando de sobrevivir como pueden, y quiénes están destinados a pagar los costos de la necesidad de las autoridades de alimentar divisiones y miedos muy convenientes.
El texto de Halac va diseñando un universo realista donde el factor decisivo es el cálculo, y en el que unas palabras o gestos de más respecto a las formaciones, orígenes o pensamientos de cada individuo pueden desatar todo un dispositivo persecutorio. No deja de ser llamativo cómo la estructura narrativa y formal, en sus virtudes y defectos, está también determinada por el cálculo, por esos elementos que se posicionan de la manera justa o precisa, o por las palabras, imágenes o sonidos de más. Un ejemplo es la utilización del sonido de una multitud que está fuera de campo, aclamando, reclamando, respaldando o exigiendo a las autoridades: es una idea interesante, porque indica cómo las esferas del poder acciona o reacciona de acuerdo a las necesidades o intereses que puede intuir (o más bien oler) en el pueblo. El problema surge por la redundancia en el recurso y su vínculo con lo que se ve en escena, en una interacción con los personajes que no está del todo aceitada desde la puesta, con lo que se pierde buena parte del potencial reflexivo.
Desde su acumulación, sumamente ambiciosa, de distintos discursos y lenguajes, no solamente teatrales –lo político, ideológico e histórico marcan a fuego las distintas vías expresivas-, La lista es una obra indudablemente riesgosa en sus propósitos y construcciones, que es capaz de encontrar en sus rugosidades y desbordes sus mayores atractivos. Eso quizás se relacione con su tópico central, que es el poder, ese espacio-tiempo conceptual un tanto abstracto pero también concreto en sus efectos sobre las personas, que genera mayor fascinación cuando se delata, cuando deja caer sus máscaras, delatando sus vacilaciones, para luego reacomodarse y trasladar los costos a los más débiles. Como siempre, como en toda la Historia.
Autoría: Ricardo Halac Actúan: Alejandro Fain, Alejandro Holm, Rosario Jaimes Munilla, Nicolás Mizrahi, Joe Seitún Vestuario: Paula Picciani Escenografía: Paula Picciani Diseño de luces: Lizardo Laphitz Realización de escenografía: Andrés Gori Música original: Gustavo García Mendy Operación de sonido: María Cecilia Azzolina Operación técnica: Manuel Mazza Fotografía: Franz David Toro Diseño gráfico: Santiago Mujica Asistencia de dirección: María Cecilia Azzolina Prensa: Tehagolaprensa Producción ejecutiva: Juan Manuel Praderio Puesta en escena: Lizardo Laphitz Dirección: Lizardo Laphitz Sala: Auditorio Losada (Avenida Corrientes 1551, CABA) – Sábados a las 20:00 – Hasta el 27 de agosto.
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