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Funcinema

Retornados

returned 1Título original: The Returned
Origen: España / Canadá
Dirección: Manuel Carballo
Guión: Hatem Khraiche
Intérpretes: Emily Hampshire, Kris Holden-Ried, Shawn Doyle, Claudia Bassols, Emily Alatalo, Paulino Nunes, Melina Matthews, Jamie Lyle, Stephen Chambers
Fotografía: Javier Salmones
Montaje: Guillermo De La Cai
Música: Jonathan Goldsmith
Duración: 98 minutos
Año: 2013
Compañía editora: SBP


6 puntos


Una de zombies casi sin zombies

Por Matías Gelpi

(@matiasjgelpi)

returned 2Hace aproximadamente doce o trece años un par de películas clave –Exterminio, de Danny Boyle, y El amanecer de los muertos, de Zack Snyder-, le dieron al subgénero “películas de zombies” el status mainstream definitivo. Ni el creador de los muertos vivientes modernos, George Romero, le escapó al boom de producciones de este tipo, y se despachó con tres películas más o menos discutibles: Tierra de los muertos (2005), El diario de los muertos (2007) y La reencarnación de los muertos (2009). Hoy que vivimos otro boom, el de las series televisivas, los queridos muertos caminantes tienen su lugar en una de las más populares de ellas, The walking dead.

Los zombies son siempre una excusa, y con ellos se pueden hacer reflexiones sociopolíticas, historias de pura acción, comedias disparatadas o dramas intimistas. También se puede hacer una mezcla de todo aquello, como parece pretender el director Manuel Carballo con Retornados.

El film tiene tres partes bien definidas. Luego de la introducción, la película arranca años después del inicio de la infección inicial: la sociedad está discutiendo dónde conseguir más materia prima para hacer la droga que necesitan los infectados para controlar la enfermedad que los convierte en zombies, porque claro, hay escasez. Aquí Carballo despliega algunas subtramas y muestra grupos violentos de intolerantes, hace algunos subrayados de trazo grueso y un paralelismo innecesario con la aparición del SIDA en los años 80.

Luego, de a poco, la película se encarrila cuando encuentra cuál de las subtramas es la que interesa realmente. En vez de querer abarcar el todo, Carballo encuentra en la historia de la pareja protagonista un buen núcleo desde el cual construir. Por lo tanto, en la mitad es cuando vemos la narración más sólida y el film mejora notablemente porque deja de lado la ambición de querer ser un tratado sociológico.

Pero cuando parecía que estábamos ante una película que, aunque quizás demasiado solemne, merecía ser tratada con cierto respeto, el director sucumbe ante el virus cinematográfico más dañino las últimas décadas, el bacilo González Iñárritu. Ese que ingresa en el sistema nervioso de los realizadores y les hace pensar que todo es una mierda, y que los seres humanos son solamente psicópatas agazapados para destruir fríamente todo lo que tocan. Entonces aparecen las peores maldades subrayadas, y la mala leche en su máxima expresión, como si el guionista hubiese sido Agustín Orión. Además, en los planos finales hace acto de presencia otro pequeño giro argumental que nos hace pensar en lo equivocados que estábamos en tomarnos seriamente esta cinta.

Carballo es un director inquieto, o indeciso, o  loco, o que sencillamente no sabe del todo cómo se unifica el tono de una película. Finalmente, digamos que a pesar de los vaivenes estamos ante un film aceptable cuya mitad se sostiene bastante y que sale airosa de sus fallas y disparates.

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