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Mayra Bottero: “Existe mucha mentira respecto a Cromañón”

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

maya_botteroHoy se estrena La lluvia es también no verte, documental sobre la tragedia de Cromañón, que construye su narración desde el punto de vista de los sobrevivientes y los familiares de las víctimas. Con su directora, Mayra Bottero, FANCINEMA habló sobre el proceso de producción, la selección de testimonios, el recorte establecido, las versiones en pugna y el deber de una cineasta al abordar el suceso, entre otros temas.

-¿Cómo surgió proyecto? ¿Tardó mucho en llevarse a cabo?

El deseo de hacer el documental surgió de mi experiencia de acompañar a las familias y sobrevivientes en su proceso de búsqueda de justicia. Fue bastante tiempo de dedicarle pensamiento, pero la producción en sí no fue tan larga. Lo hicimos en un año de trabajo, durante el año pasado.

-El film alterna entre las explicaciones sobre los diversos sucesos vinculados al antes y después de Cromañón, y los testimonios de los familiares. ¿Cómo se decidió ese enfoque? ¿Fue algo que se buscó desde un principio o se fue decidiendo sobre la marcha?

“Explicar” los hechos es muy difícil, porque es mucha información, muchos factores, muchas víctimas. Por eso, los relatos son en tiempo presente pero siempre hacen alusión a la experiencia que vivieron y de esa manera se puede reconstruir los hechos y entender de qué se trató.

-Sorprende la diversidad de aproximaciones en los testimonios, donde incluso, como en el caso de Mauro Fernández, hay un particular contacto con lo espiritual sin dejar lo terrenal. ¿Cómo fue la selección de esos testimonios? ¿Cuántas entrevistas se realizaron?

En el caso de los testimonios como el de Mauro los elegí porque me parece que tienen un caudal metafórico fuertísimo, que nos involucra desde un lugar sensible e indiscutible.  Se realizaron muchísimas entrevistas, no recuerdo cuántas, pero no pudimos poner todas a pesar de su potencia, y establecer un recorte de los relatos terminó siendo de lo más difícil.

-Hay un debate muy complejo respecto al tema de la culpa y responsabilidad de Chabán, Callejeros, Ibarra, el Estado Nacional y Municipal, que se mezcla con la forma en que las propias víctimas fueron culpadas. ¿Cómo se pensó este tópico y se lo trasladó al film?

En principio intentamos dejar ordenada la información, limpiar la confusión con la que suele manejarse el tema mediáticamente. Es cierto que existe el debate, pero en algunos casos queda relegado a una cuestión discursiva y las acciones cometidas como errores y negligencias son concretas y no tienen discusión posible. Chabán gerenciaba un lugar que no estaba en condiciones, la administración de Ibarra fue corrupta antes y deficiente después. Callejeros organizó tres fechas seguidas de un show sobre-vendiendo entradas. Nada de todo eso me resulta debatible, me planté desde ese lugar para decidir no entrevistar a los imputados.

-Hay muchas versiones diferentes sobre lo que pasó en Cromañón, y es dificultoso distinguir la verdad de la mentira, lo real de lo fantasioso. ¿De qué manera se aborda esto en tu documental? ¿Hay quizás tantas verdades como personas involucradas en el hecho?

No, no hay tantas verdades. Ocurrieron sí muchos factores para que ocurriera. Y existe mucha mentira, es cierto. Si escuchas a todos los imputados o a Ibarra, todos te van a decir que no fue su responsabilidad, es decir, si por su discurso fuera, Cromañón ocurrió como ocurren los desastres naturales. Pero no fue así, hubo malas decisiones que se tomaron, desidia, valores trastocados, corrupción, negligencia.

-En varios pasajes problematizás tu propia visión, como alguien que está distanciada pero estableciendo un lazo de cercanía con los protagonistas. ¿Cuál creés que es el deber primordial de una cineasta al tocar un tema tan sensible como este y de funcionar como canal de expresión para las víctimas?

Sobre todo mantener una ética coherente con los ideales que dice tener. Ser genuino, honesto con sigo mismo. Honesto con lo que puede hacer y decir, con lo que le sale, con lo que siente. Pero sobre todo, cuando uno trata un tema en dónde los protagonistas han sufrido tanto, hay que tener respeto y cuidado.

-Si uno analiza el panorama político y social, Cromañón, sus víctimas y el entramado de corrupción que lo permitió no parecen ocupar un lugar relevante dentro de la agenda. ¿Por qué creés que pasa eso?

Creo que hay sectores que tienen privilegios que quieren proteger, la dirigencia política, el poder económico o los funcionarios policiales, por ejemplo no quieren perder sus espacios de poder. Tiene que ver con eso.

-¿Qué esperás que pueda generar la película cuando se estrene?

Espero que la vea la mayor cantidad de gente y que se la lleven en la memoria, que les permitan nuevas reflexiones y que se la apropien.

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