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Una


Buena


Muchas

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

unaSe hace difícil determinar qué obra es Una. Quizás la explicación pase porque en ella hay una búsqueda, una exploración, donde terminan surgiendo varios textos, en contante pugna y contradicción.

Y es entonces que tenemos a una mujer casi desnuda (Vanina Szlatyner, también autora del libro) ingresando a una especie de depósito, repleto de cajas, donde irá encontrando diversos vestidos que le permitirán adoptar distintas identidades femeninas, casi a modo de juego. Claro que esos personajes y ese ritual lúdico poseen connotaciones oscuras y hasta siniestras: ese sacarse y ponerse ropas implica ponerse en la piel de seres que tratan de construir una superficie de aparente fortaleza que a medida que van hablando y expresándose revelan grietas, contradicciones y miserias, incluso en los momentos más hilarantes. Son personas que ya desde el vamos están incompletas a partir de no tener nombres que les den una identidad marcada. ¿Estereotipos? Puede ser, pero puestos en crisis, problematizados en sus estructuras.

Esta premisa le otorga fortalezas y debilidades a Una, porque su carácter fragmentario por momentos le da riqueza, variedad y complejidad al relato, pero al mismo tiempo, el hilo narrativo no termina de ser tan fuerte, lo cual le quita coherencia y fortaleza a lo que se está contando. Por momentos se hace dificultoso establecer las líneas de ruptura o de continuidad entre los personajes y los acontecimientos, evidenciando un ensamblaje no del todo consolidado. Probablemente esto suceda porque estamos ante una obra que se la pasa debatiendo hacia su propio interior formal y temático, donde todos los personajes parecen compartir muchas cosas, como si fueran la misma persona –que desde el punto de vista teatral la es-, aunque las separaciones no dejan de ser notorias; percibiéndose que Szlatyner reflexiona o pone en cuestión el carácter el transformador y transformado del cuerpo actoral, que busca dentro de sí mismo para reconvertirse; en un escenario donde el juego de luces sirve para delatar cuestiones que quedan iluminadas, a la vista del espectador, y otras a oscuras, en un fuera de campo apartado del espacio-tiempo específico de la puesta en escena.

Un tanto despareja, con problemáticos interludios musicales un tanto obvios que remarcan en exceso los cortes temporales durante los cambios de vestuario pero también con un humor logrado a partir del acento en la incomodidad y la perturbación, Una crece cuando se suelta más, abrazando su propia búsqueda interior y sus múltiples identidades. Todavía no hay una conciliación absoluta entre las partes y el todo, pero eso no significa que el camino que recorren la obra, la protagonista y sus personajes no pueda llegar a encarrilarse por completo.


Libro: Vanina Szlatyner Actúa: Vanina Szlatyner Vestuario: Carolina Castro Escenografía: Yaya Firpo Diseño de arte: Yaya Firpo Diseño de luces: Eduardo Bertoglio Fotografía: Patricia Ackerman Diseño gráfico: Yaya Firpo Asistencia De Escenas: Agustina Canavesi Prensa: Tehagolaprensa Producción general: Vanina Szlatyner Puesta en escena: Eduardo Bertoglio Dirección: Eduardo Bertoglio Duración: 70 minutos Sala: Teatro El Popular (Chile 2076 – CABA) – Domingos a las 20:30. Hasta el 28/06/2015.

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