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Trabajo mortal

notsafe posterTítulo original: Not Safe for Work
Origen: EE.UU.
Dirección: Joe Johnston
Guión: Adam Mason, Simon Boyes
Intérpretes: Michael Gladis, Dan Bakkedahl, JJ Feild, Max Minghella, Frankie J. Allison, Molly Hagan, Alejandro Patino, Christian Clemenson, Tom Gallop, Eloise Mumford, Brandon Keener
Fotografía: Jonathan Taylor
Montaje: Rick Shaine
Música: Tyler Bates
Duración: 74 minutos
Año: 2014
Compañía editora: AVH


6 puntos


Un buen laburo del artesano Joe Johnston

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

notsafe unoLa verdad que Joe Johnston debería tener más trabajo. Es un realizador con un estilo bastante clásico, casi invisible en su puesta en escena, que a la vez ha demostrado ser muy flexible para adaptarse a diferentes proyectos. Su mejor película es, por lejos, Cielo de octubre, un relato de crecimiento con una gran dosis de melancolía y un elenco donde Jake Gyllenhaal, Chris Cooper y Laura Dern estaban en estado de gracia. Pero films como Querida, encogí a los niños, Jumanji, Jurassic Park III, Océano de fuego y Capitán América: el primer vengador también puede ser vistos como efectivos, ágiles y fluidos entretenimientos, donde lo que importa primariamente es la apuesta más pura por la aventura y la fantasía. Hasta su película más fallida, El hombre lobo, puede ser vista como un producto que cumple con su propósito.

Lo cierto es que Trabajo mortal es una nueva demostración de la habilidad de Johnston para acomodarse a lo que un proyecto requiere. En este caso, un film de bajo presupuesto, de muy poco metraje (apenas algo más de 70 minutos), con un elenco pequeño (no sólo por la cantidad sino también por la fama de sus nombres) y situado casi en su totalidad en una sola locación interior. El relato se centra en Tom Miller (Max Minghella), un joven estudiante de derecho que trabaja en un prestigioso estudio de abogados que no está pasando por su mejor momento. El mismo día en que lo despiden por hacer lo que no le pidieron con un caso decisivo para la firma, justo cuando va de salida, Tom ve a un hombre que al salir del hall del edificio deja un maletín en el suelo, el cual es tomado por otro sujeto. Y Tom -pobre- decide seguirlo, dándose cuenta muy pronto de que se ha quedado atrapado en la oficina con un profesional que viene a hacer un laburito de esos que implica dejar un tendal de fiambres en el camino y borrar del mapa toda clase de pruebas, unos cuantos expedientes incómodos. El resto es tan previsible como excitante: la típica historia de gato persiguiendo a ratón, con los roles que eventualmente pueden darse vuelta, una y otra vez.

La película funciona muy bien en su primera media hora, en primera instancia con una escena introductoria seca e impactante, luego con la presentación de lo que parece ser un día típico en la oficina -con un par de pinceladas, tanto el guión como la puesta en escena ya nos describen a los personajes con suma efectividad- y finalmente con el establecimiento del conflicto central, con el espacio laboral convertido en una trampa y dándole a la narración un tono dinámico y opresivo a la vez. Sin embargo, cuando el planteo de la premisa ya está realizado y empiezan a entrar en juego las diversas vueltas de tuerca, es donde la trama empieza a mostrar unos cuantos agujeros. El guión de Adam Mason y Simon Boyes no es el del todo sólido, aunque igual Johnston simplifica para bien, yendo siempre para adelante, sin detenerse y logrando que las lagunas no se noten tanto.

Por suerte, en sus minutos finales el film remonta, y mucho, con una conclusión de marcado pesimismo, que de paso se convierte en un potente alegato político sobre los modos y propósitos de las corporaciones y determinadas firmas de abogados. Sin ser una maravilla, Trabajo mortal cumple y dignifica. Igual que Johnston, ese artesano que debería tener más trabajo.

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