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La invocación

haunt posterTítulo original: Haunt
Origen: EE.UU.
Dirección: Mac Carter
Guión: Andrew Barrer
Intérpretes: Jacki Weaver, Liana Liberato, Harrison Gilbertson, Kasia Kowalczyk, Aline Andrade, Brenden Whitney, Maggie Scott, Sebastian Michael Barr
Fotografía: Adam Marsden
Montaje: Tom Elkins, Ruben Sebban
Música: Reinhold Heil
Duración: 80 minutos
Año: 2013


5 puntos


Fórmulas repetidas e ineficaces

Por Matías Gelpi

(@matiasfancinema)

haunt unoEl lugar común general sobre las historias de fantasmas es: los vivos del presente deben pagar los oscuros traumas del pasado; porque los fantasmas son traumas antes que cualquier otra cosa. Mejor dicho, no existen, pero si existieran, las películas nos han enseñado eso. En fin, nosotros los espectadores también debemos purgar los traumas del pasado, por lo que a veces pareciera que estamos condenados a ver repetir ante nuestros ojos fórmulas desganadas, gastadas y mediocres película tras película.

No pedimos originalidad (sobre todo si ya sabíamos desde el principio que La invocación era argumentalmente igual que Terror en Amityville), pero sí cierta búsqueda de los realizadores o alguna reformulación, como hace James Wan en El conjuro, que utiliza a los parapsicólogos como protagonistas, profundizando en la relación entre ellos y contando mas rutinariamente la historia de la familia embrujada. O si no como hace Jim Mickle en Ritual sangriento, que retoma el tópico de la familia ultra-católica trastornada de la Norteamérica profunda con un drama venenoso y redondo cuyo final es tan esperable como indispensable dado el desarrollo de la trama.

Seamos justos: en principio hay un intento del director Mac Carter de hacer lo que reclamamos en el anterior párrafo, pero no lo logra con eficacia. En la introducción de La invocación se nos cuenta con mucha rapidez que hay una familia moderna saludable y bienpensante que va  a vivir a una casa que la comunidad local tiene por embrujada, y en donde (según una conveniente voz en off) sucedieron cosas horribles. Establecido esto, Carter no nos agobia con un crescendo de situaciones paranormales cada vez más guarangas sino que se centra en la relación de Evan (el hijo mayor de la familia bienpensante, interpretado por Harrison Gilbertson) con Sam (Liana Liberato, la versión clase B de Shailene Woodley), una linda vecina que viene de un hogar roto y cuyo padre borracho la maltrata física y psicológicamente. Sin ser una maravilla, y sin escapar de unos cuantos lugares comunes, cuando cuenta esa historia Mac Carter consigue lo mejor de La invocación. El problema es que se olvida de lo demás, y el resto del guión es pura laguna y camino sin retorno. Así, el film se termina portando más o menos como la selección argentina: se juntan Messi y Di María y hacen un golazo que nos clasifica, pero atrás sigue estando Rojo tirando rabonas en nuestra área o Zabaleta con el récord de la espalda mas ganada de los últimos veinte años.

Entonces cuando en La invocación se nos intenta develar el trauma del fantasma que acosa a esta familia, se lo hace de manera torpe y  forzada. Los sustos son arbitrarios y al azar, de esos que se hacen para sacar el hipo, nunca hay un clima agobiante porque tampoco se intenta buscarlo. Tan sólo se nos bombardea con caras de fantasmas de feo maquillaje o de mala factura digital, dependiendo el caso. Por  suerte la película dura poco y sinceramente no aburre a pesar de no ser buena.

Además, Mac Carter nos reserva un final mala leche como si hubiera querido sacrificar lo único más o menos bueno que consiguió durante el metraje. Es algo así como haber visto Italia-Uruguay finalizar con la mordida de Suárez.

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