Chained – Encadenado

(@fancinemamdq)

Qué más macabro que una directora de cine con mente retorcida pero realista a la vez. Y cuán más malvado si esa dama es hija del célebre director David Lynch. Jennifer Chambers Lynch hace honor a su apellido y brilla con luz propia tan solo por su impronta personal, pero cargando esa herencia maldita y gloriosa de su padre. Así lo demuestra en este film llamado Chained – Encadenado -editado aquí por TVE-.

Jennifer Lynch es una de las pocas mujeres que ha desarrollado su filmografía en el género del thriller/terror y lo ha hecho de maravilla con películas perturbadoras como Boxing Helena (1993), la híper recomendada y surrealista Surveillance (2008), que sigue los pasos de dos agentes del FBI con problemas psicológicos importantes, y la inédita Hiss (2011), cuya leyenda trata de una particular mujer serpiente. Tal vez, Chained es su film menos “feminista” pero bajo esa línea opresiva  y emocional que se destaca dentro de sus obras. Por el contrario, aquí la figura de la mujer es cosificada como objeto de odio y como elemento desechable sin ni siquiera darle una oportunidad. En esta ocasión Chained nos cuenta cómo en una placentera tarde un niño y su madre son raptados por un taxista demente. El pequeño Tim cae al cuidado de este psicópata tras ser secuestrado y esclavizado en una lejana casa rural.

El ambiente generado en el film es asfixiante, original y propio de la perversidad humana y sus oscuros laberintos. Cuenta con una fotografía sucia y cruda que nos introduce a un mundo de vejaciones, múltiples asesinatos y hostilidad. Se barajan contextos pulcros y austeros con escasez de luz en los interiores contrastando a otras habitaciones que rozan los espacios insalubres. Estas diferencias son notables si se tiene en cuenta la naturalidad del exterior, que transmite calma, o la prolijidad excesiva del taxi como herramienta de trabajo y línea a la socialización. La carga emocional se desborda en varios pasajes de Encadenado, convirtiéndola en una experiencia excitante y demoledora, con un excelente guión.

Vincent D´Onofrio -un veterano experto en  el cine independiente, con películas como State Island o The Salton Sea– interpreta de manera magistral a Bob, el maldito taxista que debe hacerse cargo de un niño y lo que significa la educación impartida en sus manos. Ese símbolo de autoridad y miedo más que de respeto, priva al niño no sólo de su libertad sino también de su identidad, ya que es apodado con un simple nombre de fantasía, “conejo”, supliendo así toda su historia personal anterior. Es ese destacado antagonista esclavizado (el pequeño Evan Bird con una actuación correctísima) el que luego desemboca en la joven madurez de Eamon Farren, toda una grata revelación en el séptimo arte. Nos encontramos ante un Tim adolescente torturado, duro y por momentos autista, que trasmite dolor, impotencia y tristeza.

Un film como Chained es una montaña rusa, ya que es una historia dramática con fuerte carga emocional no apta para cualquier espectador, que alcanza la gloria en sus últimos minutos, a partir de un giro esperado por los espectadores pero a la vez sorpresivo, que la vuelve una exquisitez en su narración. Lynch hija, a comparación de su padre, mantiene el velo y no hace lo tortuoso explicito sino que lo quita de cuadro para hacernos sufrir el doble. Por ello mismo genera tanta alegría -particularmente a quien humildemente escribe esta nota y que como mujer se regocija- cuando se produce el hallazgo de una buena directora dentro del género. Son obras femeninas que a la vez siembran un pánico de magnitud siniestra para el resto de la humanidad y, en particular, para los hombres ¡Chained ha presentado batalla!

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