Dotado para triunfar

(@mexfaliero)

Pauly Shore, David Spade, Molly Shannon y la lista sigue. Interminable. No hay comediante en la industria norteamericana que en algún momento no pruebe su trabajo solista: luego de varias participaciones de reparto en películas de un comediante taquillero, le llega el turno de protagonizar la suya. Ese instante suele ser clave, porque del éxito de la propuesta pende mucho de su futuro cinematográfico: el de los mencionados, por ejemplo, fue bastante decadente. A Nick Swardson, tras muchas presencias en películas de Adam Sandler y Will Ferrell, le llegó su momento con Dotado para triunfar -editada aquí por Blushine-, y a juzgar por los resultados su futuro parece que seguirá ligado a los roles de reparto que venía realizando hasta ahora.

Dotado para triunfar es una producción típica de Happy Madison, la empresa que comanda Adam Sandler, con el comediante oficiando como guionista y con la presencia de varios habituales dando vueltas por ahí: Kevin Nealon, Peter Dante, Allen Covert, entre otros. Decimos “producción típica”, porque a su apariencia de producto barato le suma un humor que no tiene problemas en pasar de lo más ordinario a lo más sofisticado (aunque, es cierto, esto último escasea bastante) y una pulsión constante por buscar el chiste veloz y repentino, siempre dentro de un marco de comedia entre osada y familiar.

Swardson es un comediante que habitualmente bordea lo freak, con un nivel de agresividad llamativo y una sexualidad que resulta siempre un poco repulsiva. Algo de eso hay en este primer producto que lo tiene como protagonista, ya que su personaje es un pazguato del interior yanqui que decide irse a Los Angeles para ser estrella del cine porno. Pero, digamos… su físico tiene algunas particularidades y su forma de atacar el sexo es, cuanto menos, llamativa. El error de Dotado para triunfar tiene que ver con intentar fundir el humor de Swardson con el espíritu de comedia familiar de Sandler: la parte humana, ese romance entre el protagonista y Christina Ricci, es poco creíble y bastante forzado, conteniendo buena parte de la virulencia del humor del comediante. Ese bozal ATP impide que Swardson pueda destacarse allí donde sabe -el exceso freak- y la película pierde parte de su fuerza como potencial producto de culto camp. Hay sí una saludable destrucción de ciertos mitos sexuales vinculados con las dimensiones masculinas -lo que parece atentar contra el machismo fálico de la comedia Sandler- y una simpática presencia de Don Johnson. Pero Dotado para triunfar es una oportunidad perdida.

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