Hielo frágil

(@mexfaliero)

Mickey Prohaska es un vendedor de seguros que a todo aquel que lo rodea le vende seguridad, confianza, autosuficiencia. Tiene mucho de esos tipos que viven en los Estados Unidos ofreciendo discursos motivacionales para quienes se quieran hacer ricos de la noche a la mañana. Pero el mundo interior de Mickey es bastante patético y lejos está de ser lo radiante que él proyecta: viene de un divorcio complicado, tiene deudas hasta el cuello y la venta de seguros no anda para nada bien. Por eso, al encontrarse con un viejo huraño que posee un violín aparentemente invaluable, ve el negocio a la vuelta de la esquina. En el fondo, sigue siendo alguien con olfato. Sin embargo, siguiendo las reglas del cine negro, todo lo que puede salir mal saldrá aún peor.

Hielo frágil (editada en el país por AVH) es una comedia negra que hace recordar en su aspecto visual a films como Fargo de los hermanos Coen o a Un plan simple de Sam Raimi, por su mezcla de maldad, sangre y nieve. La película dirigida por Jill Sprecher contagia el frío que el paraje interior norteamericano donde habita nuestro protagonista con malicia de ave de rapiña transmite. Es un film sobre la ambición, y sobre esa ambición sostenida a fuerza de golpes de fortuna. También, sobre la mentira y sobre cómo intentamos proyectar hacia los demás características que tal vez nos son ajenas, sólo para que no se vean nuestras propias frustraciones. Es, enteramente, una fábula norteamericana oscura y muy irónica, incluso cínica cuando llegamos al final del recorrido y vemos la circularidad del camino de Mickey.

Sprecher acierta en el ritmo y en cómo va desencadenando los hechos que construyen el eje central de Hielo frágil: así, no le resulta muy difícil al espectador ingresar en el juego de mentiras y sangre que va haciendo avanzar las acciones. Sin embargo, donde más acierta es en la elección de un elenco perfecto que nos induce desde la memoria de su presencia cinematográfica a pensar en diferentes sentidos, perpetrando el engaño. Sobresale en ese sentido Greg Kinnear como Mickey Prohaska. Este personaje es como una profundización del patético padre de familia que interpretaba en Pequeña Miss Sunshine, profundización porque, aburrido de su condición, da pasos hacia un terreno de inmoralidad del que ya no hay salida. Kinnear es un actor fenomenal que a lo mejor no ha tenido la suerte del reconocimiento masivo, pero es ideal para este tipo de personajes de hombre medio norteamericano, seductor pero a la vez patético. Es gracias a su presencia que Hielo frágil, más allá de los aciertos mencionados, logra disolver cierta cuota de miserabilismo que Sprecher, como buena referente de guionista y directora indie norteamericano, posee en el ADN.

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