Por Daniel Cholakian
Una familia va de viaje hacia la costa. En el auto, Patricia (Celina Font) y Roberto (Sergio Boris) discuten sobre la velocidad a la que van, mientras que en el asiento trasero los niños, Mauro (Mauro García Coto) y Selena (Selena García Coto), se hacen maldades, gritan y lloran. Una historia que a muchos de nosotros nos ha pasado, seguramente. Esto es lo que cuenta El conductor, cortometraje dirigido por Maximiliano Torres y que integra Historias breves 8.
-¿Cómo surgió la historia que cuenta El conductor?
La historia la trajo el guionista Pablo Waldman, compilando anécdotas varias de viajes en ruta. Es un guión que escribió en 2009.
-En tu corto el espacio dramático está obviamente reducido y eso te obliga a trabajar con ciertos límites ¿cómo decidiste encarar esta cuestión?
La cuestión del espacio reducido fue algo en lo que se pensó desde el momento de la concepción del proyecto. Por las características de la historia y el tipo de tensión que buscaba generar, iba a necesitar hacer uso de planos cerrados, casi claustrofóbicos. Por lo que trabajar en un auto no significaba problema alguno.
-Trabajaste con actores profesionales y con niños ¿qué demandó este grupo heterogéneo de vos como director?
Respecto a los actores te puedo decir que desde que presentamos la carpeta del concurso, allá por 2010, que pensamos en contratar a alguien que se encargue de dirigir a los chicos. Es por eso que buscamos a María Laura Berch, que a mi manera de ver es la mejor en esto. Junto a ella pensamos las posibilidades para lograr el mejor resultado posible. Es por esto que la opción fue la de traer a dos niños que no fueran actores y que fueran hermanos. María Laura me consultaba qué cosas quería que hicieran los niños y luego ella buscaba el método adecuado para que esto sucediera. Fue un placer, aprendí mucho trabajando con ella. Por otro lado, fui trabajando con Sergio Boris y Celina Font sus escenas, buscando cómo conseguir que en cada una de sus miradas, en cada frase, se pudiera notar el hartazgo de años y años de convivencia. Una vez que tanto los actores profesionales como los niños llegaron al tono que estaba buscando, los juntamos y allí terminamos de ajustar detalles de la actuación.
-¿Cómo llegaste al cine, a la vocación de convertirte en realizador?
De chico me gustaba escribir y mucho, pero más que nada me gustaba contar historias. Siempre me gustó el cine, veía muchísimo cine, de cualquier género. Ya a los 12, 13 años lo empecé a sentir: quería ser director de cine, quería que mis historias tuvieran vida, que se vieran en la pantalla grande.
-¿Qué significa para vos dirigir uno de los cortos que integran una nueva edición de Historias Breves?
Un honor, me llena de orgullo pensar que el INCAA haya confiado en mí la responsabilidad de hacer un cortometraje de tal envergadura, teniendo en cuenta que yo aún no terminé la carrera. Es una oportunidad, la primera oportunidad de mostrarme a un público más amplio. De contar con todos los recursos necesarios para desarrollar de manera óptima esta historia que tantos años estuvo esperando el momento de ser filmada.
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