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Los amantes pasajeros

poster amantes

Título original: Idem
Origen: España
Dirección: Pedro Almodóvar
Guión: Pedro Almodóvar
Intérpretes: Carlos Areces, Javier Cámara, Raúl Arévalo, Lola Dueñas, Hugo Silva, Antonio de la Torre, José Luis Torrijo, José María Yazpik, Cecilia Roth
Fotografía: José Luis Alcaine
Montaje: José Salcedo
Música: Alberto Iglesias
Duración: 90 minutos
Año: 2013


7 puntos


Una fantasía livianita en tiempos de crisis

Por Nicolás Garcette

(@fancinemamdq)

amantes pasajeros unoPor un tren de aterrizaje que no quiere salir, un avión con destino a México DF termina dando vueltas una y otra vez en el cielo de Toledo. Frente a la catástrofe que se vislumbra, a la muerte que podría conllevar y a la angustia que esto genera, los azafatos intentan divertir a la clase ejecutiva, mientras prefirieron adormecer con somníferos a la clase económica.

En otras palabras, frente a la crisis que asola a España y a la angustia que esto genera, Pedro Almodóvar intenta en Los amantes pasajeros, su último opus, divertir a los espectadores, y lo logra, apostando que el mejor remedio a la crisis sea el sexo, hablar de él sobre todo, en sus múltiples formas, sin restricción. De hecho, varios personajes, en particular uno de los azafatos, lo irá repitiendo: no se pueden reprimir, tienen que hablar, decir lo que sienten, lo que (les) está pasando. Así, frente a la angustia, los tres azafatos de la Aerolínea Almodóvar hacen circular el alcohol -y un poquito de drogas- entre los dos pilotos y los pasajeros, liberan la palabra, que termina ubicándose muy a menudo por debajo del cinturón, liberando a su vez todas las tensiones que se acumulaban. La canción de los Pointer Sisters que utilizan los tres anfitriones para armar un show irresistible resume lo que va pasando en la cabeza de todos los personajes: “I’m so excited, I’m about to lose control and I think I like it!”.

Es cierto que esta película carece de la fuerza dramática, de los personajes complejos de las últimas películas de Pedro Almodóvar que, por hacer chistes fáciles, no vuela muy alto y no llega a la altura de Volver o de Hable con ella.

Sin embargo, por ser una película liviana, no es del todo frívola. Al final, el avión aterriza en un aeropuerto vacío, como este aeropuerto internacional cerca de Madrid, producto del crédito barato, de la corrupción y del despilfarro generalizado de los años 2000, que nunca se usó. La puesta en escena de Pedro Almodóvar se vuelve entonces una vez más brillante y recuerda que parte de la joda se terminó en este momento.

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