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P3ND3JO5, un musical con fantasmas

pendejosPor Pablo Suárez

NdR: este texto fue publicado, en inglés, en el Buenos Aires Herald

P3ND3JO5 es (un) musical, con fantasmas, con skaters. Es una cumbiópera con tres actos y una coda para ver de corrido. De caras / miradas / deseo / amor / drama / tragedia / disparos / imagen cruda en ByN – 4:3”, dijo Raúl Perrone, el más independiente de los cineastas argentinos, acerca de su nueva película presente en la Competencia Internacional del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI). P3ND3JO5 tiene como únicos protagonistas a un grupo de pendejos, y es una película que va más allá de las convenciones en búsqueda de una estética única y refinada que cala hondo en la verdadera esencia de su contenido. Es una película tan estilizada como impactante, y quizás por eso, precisamente, su seductor formalismo nunca termina siendo asfixiante. Por el bien del cine, P3ND3JO5 no es un vacío ejercicio de estilo. En cambio, es una película sensible y emotiva que sabe exactamente qué está diciendo y cómo decirlo.

En vez de historias con una trama -que usualmente no están presentes en el cine de Perrone – acá hay una plétora de viñetas y situaciones dispersas, a veces relacionadas directamente mientras que otras veces las conexiones son un poco más azarosas. En estas viñetas, el director brillantemente expone y explora las alegrías y tristezas de los adolescentes, muchos de ellos skaters, que viven en Ituzaingó en el Gran Buenos Aires. El retrato es a veces dolido ya que estos pendejos están medio perdidos en un entorno que no logra, casi nunca, nutrirlos o refugiarlos -ya fuere a través de trabajos, de una buena educación, o de integrarlos socialmente-.

De todos modos, como esto no es un panfleto, las cosas nunca se representan de un modo simplista. Más importante aún, P3ND3JO5 no es lo que uno llamaría una película política -si bien tiene una clara mirada social y política-. En realidad lo que uno ve es, más que nada, lo que hay en los corazones, las cabezas y las almas de los chicos. El punto es cómo ellos se sienten respecto a sí mismos y respecto a los otros, si se enamoran o no, por qué sufren o gozan -y todo lo que esto conlleva-. Jamás pontificadora ni pomposa, P3ND3JO5 observa con agudeza el estado de las cosas y espera que los espectadores saquen sus propias conclusiones. No hay nada peor para una película que tiene estas preocupaciones que decirle a los espectadores qué pensar y qué sentir. Acá no pasa nada de eso.

En términos formales, hay rasgos del estilo de Perrone que reaparecen de una forma impecable: planos largos que capturan el continuo fluir del tiempo, pero también introducen un sentido del tiempo diferente (a veces suspendido, otras veces acelerado). Encuadres frontales con la suficiente profundidad de campo para que el espacio sea un territorio que puede o no devorar a sus personajes -hay que pensar que el entorno y los personajes están pensados como un todo, no existen el uno sin el otro-. Un fuerte claroscuro, hasta un poco expresionista, si se quiere, que establece un clima que puede ser ominoso, pero también placentero -aunque suene contradictorio-. Después de todo, se trata de la noche con todos sus matices, no solamente los más oscuros.

Dentro de lo nuevo, hay personajes que se esfuman en el espacio  (o que quizás nunca existieron) gracias a fundidos y sobreimpresiones; musicalización continua, aunque vaya cambiando, durante 150 minutos (y nunca aburre); intertítulos para reemplazar el diálogo, y así el cine mudo está vivito y coleando; y un homenaje a la gloriosa La pasión de Juana de Arco, del gran maestro Carl Theodor Dreyer, que sirve como comentario acerca de la naturaleza espiritual y religiosa (en el sentido más amplio de estas palabras) de los protagonistas de P3ND3JO5, una película que muy probablemente uno quiera volver a ver al muy poco tiempo de salir del cine.

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