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Diosas… eran las griegas


Muy buena


El Olimpo está que arde

Por Virginia Ceratto

diosasWalter Otto, uno de los tantos germanos apasionados por el mundo griego, señalaba (y con razón) que los dioses griegos estaban hechos a la imagen y semejanza del ser humano, en todo sentido. Pero todo. O sea, para ellos, como decía el latino Terencio en el Siglo II a.C. “nada de lo humano me es ajeno”. Y se largaban a vivir la vida loca (aunque esto lo dijo nuestro contemporáneo Ricky Martin).

Desde ese lugar irreverentemente sabio, dos mujeres se aventuran en la experiencia de contar la crisis de las relaciones humanas en nuestro tiempo, a partir del pretexto de la antigüedad olímpica. Olímpica… de Olimpo, célebre monte donde se asume que vivían los dioses griegos. ¿Se entiende?

Con un desparpajo que sólo se ha visto por estos espacios mortales y marinos -sé que las comparaciones son espantosas, pero me tomo la atribución de hacerla- en las primeras obras del dramaturgo Mariano Moro, las autoras Cecilia D´Angelo y Laura Federico (la primera también directora, la última intérprete de este unipersonal) se animan a bajar de un hondazo al asfalto de las miserias nuestras de cada día a Medusa Gorgona y Afrodita, y a usarlas como excusa para desenmascarar en clave humorística las mezquindades que ocurren en toda familia, los celos, las traiciones, la histeria masculina, la insatisfacción femenina, la asociación del sexo con la juventud  y otras lindezas.

D´Angelo tiene en su currículum, amén de un interesante número de obras, la experiencia religiosa de haberse graduado en Letras. Y se le nota. Diré: y se le nota felizmente, naturalmente, sin una pizca de impostura ni de falsa erudición. Como la mujer sabe, no le hace falta hacerse la culta con mañas enciclopedistas. Por eso puede despuntar a una diosa desde una cercana carnadura.

Laura Federico, por su parte, va precedida por una larga serie de protagónicos y premios. Y también se le nota. Por eso su Medusa pasa de una engolada figura de cuadro renacentista -con las voz que imaginaríamos si la imagen hablara- a una Gorgona digna de Almodóvar que está harta, harta, harta y quiere convertirse en otra. Y lo logra. Con cada gesto, con guiños que lejos de ser imperceptibles alcanzan y sobran para despertar al espectador. Y lo que es mejor: para mostrarle que de las desgracias, también se vuelve, y si es posible, con una sonrisa, o con una carcajada.

Una joyita en pequeño formato. Una joyita que llega en buena hora.


Dramaturgia: Cecilia D´Angelo y Laura Federico.
Dirección: Cecilia D´Angelo.
Intérpretes: Laura Federico.
Sala: Sala Nachman (Boulevard Marítimo 2280).

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