Por Matías GelpiDía 2, domingo 19, películas que vi = 0
Me fui a Ayacucho a visitar a mi familia, y no puedo imaginar estar en un lugar más alejado de cualquier manifestación cinematográfica. Me refiero a ver películas, filmar películas o escribir sobre películas. Es cierto que el tramo de la ruta 74 que conecta Ayacucho con Tandil, podría haber servido a Spielberg para filmar Duel, y que además, esta es de las pocas mini ciudades donde un par de videoclubs sobreviven al fenómeno de las descargas en Internet. Pero no hay mucho más.
A veces, cuando uno viaja aunque sea unos pocos kilómetros o algunas horas, vuelve a obtener una imagen de postal del lugar que deja. Entonces desde aquí cuando hablamos de Mar del Plata visualizo el Casino, el Auditórium, las dos estatuas de los lobos de mierda y recientemente se agregó a mis diapositivas mentales la imagen de Dalma Maradona informándome de lo mucho que disfruta el Festival Internacional de Cine.
Hay mucha gente en casa, algunos saben que escribo en FANCINEMA, y me preguntan qué tal el Festival. Respondo que empezó ayer y que no pude ver nada. Me disparan algunas acusaciones del estilo: “¡qué clase de profesional so`!”; “¡andá a cagar Catalina Dlugui!”. Pienso en contestar que el sábado tenía responsabilidades que cumplir, y que hoy domingo la particular circunstancia de estar en Ayacucho me impide todo contacto con el Festival. Sin embargo elijo contestar: “¡callate vos pecho frío, sos de Vélez qué me venís a decir! ¡Puto!”.
No me había dado cuenta de la cantidad de elementos típicamente argentinos que merodean por mi casa. Peronismo, asado y partido de Boca… Es demasiado. Busco en los rincones alguna cámara escondida, o algún productor de Polka oculto bajo la cama, no tengo éxito, somos así. De hecho, en una repisa encuentro la edición de Página/12 de Perón, sinfonía del sentimiento. La muerte rescató a Favio de darse una vuelta por la Feliz este año. Me pregunto si alguien ya escribió la vindicación del bueno de Leonardo como cantautor. Yo debería encarar ese proyecto, escuchar a mi papá hablar de las bendiciones del gobierno kirchnerista me ha enseñado a defender muy bien lo indefendible.
Hablamos un poco de cine, mi mamá tiene una copia dudosa de Los descendientes con George Clooney, le digo que está buena y mi tía interrumpe para preguntarme qué me parecía la última de Batman. Tengo con ella una relación lo suficientemente madura como para contestarle que me pareció una garcha y El origen también.
-¿Y que tiene que ver El origen?
-¡Es del mismo director!
-Bueno, yo no sé esas cosas.
Me olvido que mucha de gente piensa que esos son datos que pertenecen a los críticos y los snobs, caracteres que pueden estar juntos en la misma persona.
Estas cosas me hacen dudar y pensar: ¿no estaré equivocado en apasionarme con algo en última instancia irrelevante o en defender con vehemencia y violencia verbal mis opiniones o acudir a mi soberbia ante la evidente ignorancia de mi interlocutor?
Me respondo: “¡no, ni en pedo!”.

