Título original: Arthur
Origen: EE.UU.
Director: Jason Winer
Guión: Peter Baynham, sobre la historia de Steve Gordon
Reparto: Russell Brand, Helen Mirren, Greta Gerwig, Jennifer Garner, Geraldine James, Luis Guzmán, Nick Nolte, Christina Calph
Fotografía: Uta Briesewitz
Montaje: Brent White
Música: Theodore Shapiro
Duración: 110 minutos
Año: 2011
5 puntos
Cómo sobrevivir a una remake
Por Mex Faliero
Russell Brand es un comediante británico que ha sido visto hasta el momento como actor de reparto o coprotagonista en algunas buenas comedias (Cómo sobrevivir a mi novia, Get him to the Greek), y que ha sabido construir un prototipo de juerguista, irresponsable, bardero siempre divertido y anárquico. Y como ocurre con la comedia norteamericana, le llegó el turno del protagonismo. La movida es habitualmente riesgosa y caben dos posibilidades: se tiene éxito y se continúa una carrera ascendente, o se pifia feo y lo que sigue son una serie de subproductos con mayor o menor fortuna, para terminar convirtiéndose en David Spade o Rob Schneider. Que quede clara una cosa: nada tiene que ver en esto el talento o la calidad, y mucho hay de imprevisible. Si juzgamos el asunto por los resultados económicos, habría que concluir entonces que tras el fracaso de esta remake de Arthur, el millonario seductor en la taquilla, el futuro de Brand está condenado.
Pero no seamos tan injustos ya que Arturo: millonario irresistible tiene algunos momentos logrados y además posee su lógica y riesgo. Convengamos que aquel film original de 1981 no era ninguna maravilla, y representaba el costado más naif de la comedia de entonces, con su punto de vista bienpensante y la reactualización del conflicto básico de la soap opera: el chico rico se enamora de la chica pobre, con la variable que aquí el punto de vista era el del chico rico y que este era un borrachín irredento. De lo que se aprovechaba aquel film era de la presencia de Dudley Moore, que venía de algunos exitazos, del magnetismo de Liza Minelli y del talento de John Gielgud, para construir un film amable y no mucho más. En este caso, Arturo: millonario irresistible repite la ecuación de poner a un actor británico en el rol del ricachón fiestero (en profundo, si tenemos en cuenta que Brand ha hecho un concepto de este tipo de personajes juerguistas), pero modifica el género de un par de personajes con lo que ahora el conflicto no es con su padre sino con su madre, y ya no tiene mayordomo sino una niñera que hace de taquito Helen Mirren.
Los problemas de esta Arturo: millonario irresistible son los mismos que los de la original: su liviandad de conflictos la vuelva casi una fábula tontolona y su humor sigue siendo mínimo, a pesar de la actualización generacional que representa tener un tipo como Brand explotando por los aires el prototipo de millonario que interpretaba Moore hace tres décadas. Brand, además de lo festivo que resulta siempre, ha sabido incorporar elementos sexuales que lo hacen balancearse entre lo lascivo y lo homoerótico. Que en vez de tener mayordomo, tenga niñera, es una idea interesante y que potencia el prototipo de hombres aniñados e inmaduros que al actor le sientan tan bien. Los problemas de este Arturo… son con las mujeres: las que lo han parido, las que lo han cuidado, las que lo aman y las que lo desean por interés. Que el film resuelva todo como en una telenovela, le hace perder bastante fuerza, aunque se debe reconocer que hay también en Brand un costado naif que sienta bien con el romanticismo del film. Lo más rescatable es la apuesta de Brand por releer su personaje habitual y tomar este proyecto como una posibilidad de conceptualizarse al igual que un Adam Sandler en Embriagado de amor. Lo peor, es que esa apuesta inicial se queda en eso. Arturo: millonario irresistible es como su original, apenas una comedieta para pasar un rato, a veces, agradable.