El realizador Jacques Audiard y la actriz Marion Cotillard emocionaron y pusieron el tono serio en Cannes con un drama, por momentos demasiado lleno de historias paralelas, pero rodado con maestría, de forma muy realista y sin condescendencia alguna por los problemas de los personajes.
De rouille et d’os es una dura historia que emocionó a la actriz cuando leyó el guion pese a no comprender realmente a su personaje, Stéphanie, una entrenadora de orcas que conoce una noche a Ali, un ex boxeador perdido que debe hacerse cargo de su hijo de 5 años.
«Cuando leí el guion me sentí conmocionada por la historia», explicó hoy Cotillard en rueda de prensa en Cannes para presentar una película que forma parte de la sección oficial y que ha cambiado el tono del festival tras la comedia con la que ayer Wes Anderson abrió el festival.
-EL FLECHAZO DE MATTHIAS SCHOENAERTS. Sólo es el segundo día, pero el Festival de Cine de Cannes ya ha descubierto una estrella en ciernes en el belga Matthias Schoenaerts, quien se ha ganado elogios de la crítica y muchos suspiros por su retrato de un tipo duro en el drama francés Rust and Bone. A los pocos minutos de terminar la película, Schoenaerts fue consultado por sus perspectivas en Hollywood: «está claro que en Estados Unidos hay material moviéndose, pero tengo tiempo, no tengo prisa. Soy bastante joven supongo». En Rust and Bone, Schoenaerts interpreta el personaje central de Ali, un chico grande y brusco que se hace amigo de una empleada de Marineland llamada Stephanie, interpretada por Marion Cotillard, después de que ella pierde sus piernas en un accidente de trabajo.
-EGIPTO Y EL TOQUE POLITICO. El veterano director egipcio Yousry Nasrallah desembarcó hoy en Cannes con Aprés la bataille, una película en la que cuenta el periodo entre la revolución y las elecciones y con cuya presencia en el Festival el equipo quiere contestar a todos los que quieren acabar con el arte en Egipto. Porque el equipo de la película dejó claro hoy, en la rueda de prensa de presentación de la película, el riesgo en que se encuentran todos los que se dedican a alguna actividad artística en Egipto, por la corriente opuesta al arte que, dijeron, domina el país. «El cine existe y tenemos que seguir trabajando para que siga existiendo en Egipto», afirmó rotundo Nasrallah, que defendió el arte en general, la música, cualquier manifestación artística, aunque subrayó que es el cine el que más vertiente política tiene.