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Funcinema

BAFICI 2012: mini-críticas de Fancinema

Un clásico de FANCINEMA: las mini-críticas festivaleras. Aquí podrá el lector hacerse una idea de lo que se está viendo en el 14° BAFICI, un rápido recorrido por las películas que conforman las diversas secciones a cargo de los integrantes del staff.
45 PELICULAS COMENTADAS


FINAL


A place of her own, de Sigal Emanuel / 3 puntos


Sorprendido, más que molesto, por el premio UNICEF otorgado a esta muy mala película. En realidad esta obra no es siquiera una película. Es claramente un documental televisivo. Si lo que se pretende premiar es la historia de un personaje en conflicto, la historia de Reut, la joven cuya vida fue registrada por la directora, puede tener algún interés. El principal es el modo en que la historia de la joven mujer desnuda la pobreza y la exclusión en una sociedad que se pretende moderna, justa e igualitaria como la israelí. La contradicción de aquel estado que puede quitarle sin más el hijo a una mujer desamparada al día de nacer, para dárselo a otra familia de crianza, pero no puede garantizarla a esa mujer condiciones dignas para la producción material de su vida y sus hijos, es el punto nodal de la película. Sin embargo Emanuel prefiere contar todo en clave de melodrama abusando de los planos cortos híper motivados o puntuaciones musicales en los momentos que el espectador debiera emocionarse. Una película que podría haberse obviado en el festival sin correr ningún riesgo y que para nuestra sorpresa (al menos tres colegas que opinamos de un modo similar) fue premiada. Daniel Cholakian


Papirosen, de Gastón Solnicki / sin puntuación


No creo correcto desde mi particular análisis puntuar como se hace tradicionalmente a esta película, ni dar cuenta de su contenido o trama. No importa si uno puede o no reírse con alguna situación de las expuestas o angustiarse con alguno de los personajes. Me parece que el procedimiento elegido por el realizador, filmar durante años las situaciones privadas de su familia y exponer momentos conflictivos de todos ellos, organizando el film circularmente a propósito de la historia familiar vinculada al holocausto, no es sino un registro perverso, que se convierte en narcicismo puro al ser expuesto en forma de film. No hay aquí material encontrado ni reconstrucción de lo que fue visible, de modo que ese universo personal puede proyectarse a lo social. Aquí hay un realizador omnipresente, un punto de vista que juzga constantemente y una construcción del otro siempre sesgada. Lejos está Solnicki de constituir un “punto de vista invisible” como se señala en el catálogo del festival. Hay aquí una puesta en escena de la propia familia (con o sin complicidad de los propios protagonistas) y un montaje claramente especulativo. El resto son espejitos de colores. Solnicki pone en juego aquí sus propias cuestiones narcisistas y con ello no alcanza para hacer cine. Daniel Cholakian


Sunday school with Franz Hinkelammert, de Jim Finn / 4 puntos


Una sensación muy molesta y que no es nueva para mí, es la complicidad estética, política y económica que el BAFICI tiene con el insustancial (cuanto menos) Jim Finn, un paseador sostenido por fundaciones, festivales y otras ONG, que filma mal, tontamente y sin ningún tipo de reflexión crítica. Finn, un tipo que debe considerarse un crítico de izquierda, un anarquista moderno, un revolucionario del siglo XXI, realizó en esta ocasión un documental que no es más que largo reportaje a Franz Hinkelammert, un teólogo alemán que vive desde hace 50 años en América Latina, y que es parte de la Teología de la liberación. En una larga conversación que muchas veces se pierde, a veces por lo difícil que es comprender los cruces entre mitología, utopía, anti utopía, pensamiento crítico, capitalismo y marxismo que hace Hinkelammert en un castellano a tirones, a veces por las contradicciones que guarda su propio discurso, Finn no produce ningún hecho cinematográfico. Todo se resume a insertar imágenes en un montaje paralelo de muy dudosa inteligencia o pertinencia. Así cuando el orador dice comunismo, aparecen imágenes de Breznev o China, y cuando habla de la teología de la liberación (sin relación en construcción significante alguna) imágenes de centros clandestinos de detención argentinos. El BAFICI pone plata para esto, lo trae todos los años y el tipo, un inútil marca cañón, debe seguir creyendo que es un genio indispensable para transformar el mundo. Hinkelammert es una persona reconocida en ámbitos del pensamiento crítico  -aunque confunde conceptos, como por ejemplo sostener que el marxismo tiene un origen mítico- sin embargo aquí su discurso se pierde en una maraña, que más que una película es el pasaporte de Finn para pasear un poco por el tercer mundo. Daniel Cholakian


JORNADA NUEVE


Electrick children, de Rebecca Thomas / 8 puntos


Entré a ver el film pensando que estaba a punto de presenciar otra película sobre adolescentes descubriendo el sexo, pero me llevé una sorpresa. Hay muchos adolescentes, hay un embarazo no deseado, pero no hay nada de sexo. Rachel, una niña que vive en una colonia mormona alejada de los vicios de la vida moderna, queda embarazada escuchando un cassette de rock que encontró olvidado en el sótano de su casa. ¡Tranquilos! Entrar en el convenio de esta irregularidad no es necesario desde el principio, ya que Rebecca Thomas va a otorgarnos el beneficio de la duda sobre este hecho puntual. Pero lo cierto es que la historia la cuenta Rachel. Y Rachel está convencida de que en su vientre se está gestando el hijo de Dios, como sucede en el cuento que viene escuchando desde que nació: el de la Virgen María. Ante la amenaza de un casamiento forzado, subsanador del honor familiar, esta diminuta niñita rubia escapa de la colonia hacia la eléctrica ciudad de Las Vegas, en busca del padre de su hijo, el rockero que canta en la cinta. El contraste entre los buenos para nada con los que se encuentra y la niña de la pradera, como ellos la apodan, genera cómicas situaciones que aunque rozan lo cliché, resultan divertidas. Una simpática historia (un tanto divagante, con un final todavía más divagante) contada al estilo del cine independiente estadounidense: con algún que otro recurso cinematográfico interesante, dinamismo y consideración hacia el espectador. Florencia Pessarini


L’enfant d’en Haut, de Ursula Meier / 7 puntos


Simón vive en un gran edificio de clases bajas junto a un gran centro turístico de esquí. Allí él, que no tiene padres y vive con su hermana que entra y sale de la casa y de los noviazgos, robará elementos a los esquiadores, que venderá luego a amigos y conocidos. Con ese dinero será el niño el que sostenga las necesidades hogareñas. Por momentos deberá además ejercer el orden y la contención con su propia hermana mayor. Meier, la muy talentosa directora de Home, vuelve a trabajar con una familia quebrada, excluida de todo lugar central y que guarda secretos que indudablemente son claves para entender el modo en que se produce su vida cotidiana. La directora logra constantemente salir de las dificultades narrativas que ella misma instala a lo largo de la película. Organiza el espacio con talento (un adentro y un afuera siempre opresivos), sorprende con los giros en la historia, evita el melodrama tanto como la tragedia y tiene en el pequeño Kacey Mottet Klein el sostén básico de la organización fílmica. Daniel Cholakian


Lotte and the moonstone secret, de Janno Poldma y Heiki Ernits / 7 puntos


Esta coproducción animada entre Letonia y Estonia se eleva en su nivel a partir de la simpleza. Su historia, con sus correspondientes giros y peripecias, son típicos y simples. Sus protagonistas no tienen dobles intenciones, no poseen una gran ambigüedad, son simples. Su estilo de animación y puesta en escena son simples. La paleta de colores utilizada es simple. Pero esa simpleza la convierte en una película transparente, directa, sin medias tintas pero tampoco sin subrayados de más. Se nota que los realizadores no tuvieron (o no buscaron tener) los medios más sofisticados de trabajo, pero no dan la impresión de necesitarlos, ya que les bastó con aprender y aplicar las lecciones básicas transmitidas por las obras de Pixar, Hayao Miyazaki o Walt Disney: lo principal es el relato, lo que importa es darle al espectador la mayor cantidad de elementos posibles de disfrute y análisis. Rodrigo Seijas


Mr. and Mrs. Incredible, de Vincent Kok / 6 puntos


Típico exponente de la sección Nocturna del Festival, esta cinta china combina elementos del género de las artes marciales y de efectos especiales, referencias a mangas e historietas, el cine animado, las aventuras de superhéroes y la comedia matrimonial con toques sociales actuales. La premisa inicial (una pareja de héroes retirados en la antigua China lidiando con cuestiones típicas de la convivencia… contemporánea) es de por sí inverosímil, y el film es plenamente consciente, con lo cual desde el comienzo apuesta al disparate. Su anarquía le da potencia y energía, a la vez que la limita bastante, ya que es un tanto difícil establecer cierta cercanía con los personajes. Aún así, su estilo clase B es digno de un buen entretenimiento para un función a la madrugada. Rodrigo Seijas


Naná, de Valérie Massadian / 7 puntos


El film trabaja con absoluta economía de recursos la historia de una niña pequeña natural de una región campestre con su familia y que con la lógica propia de la vida más cercana a la naturaleza (y por lo tanto a la vida y la muerte), tiene una cotidianeidad ajustada a otros sentimientos, otras miradas, otros recursos y otros tiempos. La realizadora no propone un constructo dramático. La película evoluciona con lo que se debe hacer: higiene, alimentación, abrigo, juego. El centro de la película es el increíble magnetismo, la atracción insustituible de la pequeña Kelyna Lecomte, la pequeña Naná, que ocupa todo el espacio y el tiempo narrativo. Aún cuando en determinado momento de la segunda mitad de la película la puesta en escena aparece algo forzada y ciertos gestos pierden frescura y parezcan supeditados a marcas demasiado articuladas espacio temporalmente, la película es una pieza austera que cuenta mucho más de los que por momentos los ojos parecen ver. Daniel Cholakian


JORNADA OCHO


La demora, de Rodrigo Plá / 10 puntos


El último film del mexicano Rodrigo Plá es, sin duda, lo mejor que esta cronista vio hasta ahora en el BAFICI. Con una historia simple -sobre todo comparada a la de sus obras anteriores- La demora nos mantiene pegados a la pantalla, atentos a la suerte (o desgracia) de Agustín, un viejito que logrará conmovernos sin acudir a baratos recursos efectistas. María, su padre y sus tres hijos conviven apretados en una casa en donde lo que se zurce por un lado se abre por el otro. En esas circunstancias, ella intenta mantener a flote a una familia que se hunde y cuya complicación principal parece ser su padre, endeble y confundido. El impecable guión, permite que los personajes fluyan con doméstica naturalidad a través de los 84 minutos del film, que si pueden volverse largos no es por falta de dinamismo, sino por el nudo instalado en las gargantas de la parte más sensible del público. Plá nos regala una obra de arte cuasi perfecta, en la que todo es tan real que duele. Florencia Pessarini


Papirosen, de Gastón Solnicki / 9 puntos.


En su segundo documental, Solnicki elabora una especie de álbum familiar cinematográfico, en el que la voz narradora de su abuela nos remonta a los años de la Segunda Guerra Mundial cuando emigró a la Argentina huyendo de Europa. A partir del nacimiento de su sobrino Mateo, el director comienza a filmar a su familia en viajes, reuniones, discusiones y fiestas, a la vez que recurre a grabaciones domésticas anteriores -como el casamiento de sus padres- que va intercalando con el presente del relato. Con gran talento y respeto hacia sus seres queridos, Solnicki sabe elegir los momentos más adecuados tras varios años de filmación, hilvanando esta suerte de retrato de una familia judía con gran sensibilidad. Carolina Soria


JORNADA SIETE


Cinema Komunisto, de Mira Turajlic / 7 puntos


Inteligente y cálido documental sobre la fugaz Yugoslavia y su cine. O sobre la fugaz Yugoslavia en el cine. O sobre la fugaz Yugoslavia, a secas. El líder principal de aquel país, unificado sin dudas a fuerza de sometimiento y negociación, el Mariscal Tito, no sólo era un aficionado al cine (cada noche le proyectaban una película en su residencia), sino que también había comprendido la importancia de este medio como modo de difusión y propaganda. También fue uno de los modos de integración con el mundo “occidental” y de resistir sus pujas con el stalinismo moscovita.  La película cuenta el desarrollo de un cine potente con fuerte presencia del Estado pero también con buena respuesta del público, y con esta historia, cuenta la de un país que tuvo su luz, su apogeo y luego se apagó, en primer lugar con la muerte de Tito y luego con la caída del muro y la disgregación de las diferentes naciones que formaban parte de esa confederación. Entretenida, plagada de estrellas de Hollywood y sorprendente, Cinema Komunisto, es una de las que no deberían dejar pasar. Daniel Cholakian


El espacio entre los dos, de Nadir Medina / 6 puntos


Esta película situada en Río Ceballos, provincia de Córdoba, nos sumerge una vez más (porque ya lo venimos viendo en varias películas argentinas) en el mundo de tres adolescentes amigos y compañeros en una banda musical. El director se refiere al film como una “película paréntesis”, en tanto la historia transcurre en unas pocas horas que van de la noche hasta el amanecer, como una especie de “retrato” de una parte del día. Más que una representación de la nostalgia de la adolescencia, Medina pareciera añorar el pasado de la niñez, haciendo que los personajes jueguen de forma súbita recordando su infancia. La actuación y la frescura de estos nuevos rostros merecen destacarse; sin embargo, el film por momentos se demora en unos planos de larga duración que no siempre están al servicio de la narración y por lo tanto la dispersan, haciéndonos esperar con ansias el siguiente plano. Sumado a esto, la recurrencia del tema en el reciente cine argentino le quita originalidad a la película. Carolina Soria


La araña vampiro, de Gabriel Medina / 8 puntos


A cuatro años del estreno de Los paranoicos, Medina presenta en el BAFICI su segundo largometraje, con una propuesta afortunadamente diferente. A través de un relato clásico, la historia se sitúa en las sierras cordobesas, lugar al que acuden un padre y su hijo un tanto conflictuado (Alejandro Awada y Martín Piroyansky) para compartir un tiempo a solas. A los evidentes conflictos psicológicos por los que está atravesando el adolescente, se le suma la picadura letal en el brazo de la “araña mala” o “araña vampiro”. A partir de allí, se inicia una carrera contra el tiempo en la búsqueda del antídoto (ser picado nuevamente), debiendo el personaje ser guiado por un lugareño alcohólico (Jorge Sesán) por los bosques deforestados de una montaña. Con un estilo preciso, el director sabe manejar con inteligencia los tiempos de cada escena, y las situaciones dramáticas son abordadas desde lo cómico más de una vez. Carolina Soria


Tahrir, liberation square, de Stefano Savona / 8 puntos


Cuenta desde adentro, los hechos que sucedieron entre el 25 de enero y el 11 de febrero de 2011 en El Cairo, Egipto, en los días que precedieron a la caída del régimen de Hosni Mubarak. El realizador se instala día y noche con su cámara en medio de la plaza y sin salir de allí acompaña a los protagonistas principales, los jóvenes ciudadanos, rasos y sin liderazgo alguno detectable, hasta la caída del dictador y aún más. Lo que se destaca en esta película son tanto la claridad del punto de vista, el centro de la plaza, el lugar donde un nuevo poder se construyó, y los protagonistas. El director demuestra mucha capacidad de “lectura” del hecho político y se instala junto a los jóvenes, en su mayoría laicos y resalta estos puntos como clave: la juventud e inexperiencia de los manifestantes, la capacidad de convivencia entre musulmanes, laicos y cristianos, la decisión de sostener la protesta contra toda provocación, y la convicción de que lo que ocurre es un proceso, es una situación no clausurada y que la caída de Mubarak es el comienzo y no el final de esta nueva situación política de Egipto. Viva, inteligente y polifacética (y con una factura técnica impecable). Tal vez lo mejor del BAFICI hasta el momento. Daniel Cholakian


JORNADA SEIS


Masterplan, de Diego y Pablo Levy / 7 puntos


Es llamativo cómo este film, tan sólo por plantearse desde el inicio como una comedia hecha y derecha, gana por varios cuerpos por sobre unos cuantos ejemplos del cine nacional exhibido en el BAFICI que eluden las claves genéricas a favor de tocar ciertas teclas que por lo general garantizan premios en los festivales. Masterplan narra una historia casi anecdótica, sobre un tipo a punto de irse a vivir con su novia que se quiere mandar una avivada, le sale mal y eso termina descalabrando su mundo interno (y por ende el externo) hasta que consigue rearmarse y seguir con su vida, aunque desde otra posición. Para contar ese algo tan pequeño (pero que no deja de tener su importancia), le da relieve a los personajes, construyendo con paciencia las situaciones y apuntando hacia la risa franca, en vez de a la media sonrisa o la risa cómplice. Es cierto que no consigue ajustar todas las piezas y que hasta le falta un poquito más de ambición para su cuento, pero también que crece junto a su protagonista, creando un mundo propio. Rodrigo Seijas


Ok, enough, goodbye, de Rania Attieh y Daniel García / 5 puntos


Los realizadores enmarcan claramente el conflicto en Trípoli, segunda ciudad de Líbano y su principal puerto. Esta definición incluye a la ciudad como parte de la vida de este hombre ya adulto que repentinamente se ve abandonado por su madre, que lo deja a su propia suerte. Y deberá entonces ver cómo se construye a sí mismo, luego de años de abandono de toda vida social e incluso de cualquier elección en cuanto a relaciones personales. Y obviamente no es fácil hacerse hombre siéndolo. Así intentará asumir roles y a partir de ellos relacionarse con otros ocasionales para encontrar de algún modo su lugar en el mundo. La película tiene algún problema en su construcción algo episódica y en la falta de construcción de lo cotidiano del protagonista. Esto perjudica al planteo que aun no siendo original, tenía en el entramado correcto entre vida y ciudad una clave de organización interesante. Daniel Cholakian


Salsipuedes, de Mariano Luque / 8 puntos


Esta opera prima cordobesa, realizada con escaso presupuesto y en digital, exhibe de manera audaz la actual problemática de la violencia de género. Una pareja vacaciona en un camping sin mucho que decirse. Un moretón en el rostro de Carmen (Mara Santucho), aunque se quiera disimular, remite inevitablemente a un golpe intencionado. Sumado a ello, el silencio constante deja en claro una violencia verbal y física incontenible. La tensión es constante y las tomas largas con planos cerrados son las indicadas para trasmitir la sumisión y permitir que el espectador pueda lograr una identificación plena con el personaje femenino. Ante semejante opresión, y de manera contrastante, se lucen planos fijos y generales de la naturaleza en todo su esplendor. Lo interesante es que si bien el director insinúa una escapatoria al conflicto atroz; sin embargo, lejos de proponer una salida esperanzadora, el film muestra cómo la mujer se somete con inercia a los designios del maltrato. Se propone entonces un relato circular, en el que el título del film remite menos a un lugar concreto que a la triste realidad de la dificultad de ser libre en un entorno hostil. Carolina Soria


JORNADA CINCO


Green, de Sophia Takal / 9 puntos


El film nos sumerge en la privacidad de una pareja de intelectualoides neoyorkinos que decidió mudarse a las afueras de la ciudad, alejados del ruido y la gente. O por lo menos de la mayoría de la gente, ya que no podrán escapar de una pueblerina aburrida que insistirá en establecer relación con ellos. Al principio, su simpleza les divierte, pero esta intrusa que aparece a cualquier hora del día o de la noche en su casa -víctima de otras costumbres, uno podría pensar- se convierte en una gran amenaza para ella, que comienza a volverse verde de celos. El guión es de a ratos ingeniosamente irrelevante para permitir que los personajes fluyan en su cotidianidad pero se vuelve agudo y preciso cuando la historia lo requiere, manejando a su antojo la tensión. Un trabajo magnífico. Además, las actuaciones son impecables y la fotografía está llena de simbolismos que terminan de darle al todo un sentido. Green es cotidiana, sensible y juega constantemente con la oposición de la fuerza masculina y la femenina. Logra ilustrar a la perfección un aspecto de la mente de este segundo grupo, aunque tratándose la directora de una mujer quizás ese no sea el mayor mérito de la obra. Florencia Pessarini

Cuenta la historia de una pareja que vive en la gran manzana y consigue una casa en una zona despoblada, donde Sebastian podrá aplicar algunas prácticas de agricultura auto sustentable, para escribir un artículo, mientras Genny se dedicará solamente a aprovechar la tranquilidad del entorno y esperar que algo pueda ocurrirle. Pero allí aparece, inesperadamente, Robin, una joven lugareña que vive y no en esa casa a la que se mudaron, que trabaja en la ciudad y que habla, habla y habla, desde la más absoluta inocencia y libertad. De lo que habla la película es de la neurosis del habitante de Nueva York, pero sin la gracia, sin el humor, sin la inteligencia de Woody Allen (y sin Nueva York), como tampoco aprovecha lo bucólico como espacio para que lo que aparezca sea un conjunto de secretos demasiado guardados. Es una película pequeña, obvia y construida de un modo pobre. Como al descuido. Daniel Cholakian / 4 puntos


Il sorriso del Capo, de Marco Bechis / 6 puntos


En otro registro del director de la notable Garage Olimpo, se trata de un documental realizado con material de archivo del Instituto Luce, que fuera durante el fascismo un organismo dedicado a la propaganda del régimen. Matizado con pequeñas intervenciones de la voz en off de un hombre que relata cómo sin darse cuenta, durante su adolescencia había quedado capturado por la arenga de Mussolini, la película recorre presentaciones públicas de Il Duce, un discurso frente a las multitudes y gran cantidad de material de propaganda bélica como de integración a la nueva sociedad. Si bien el material es muy interesante como documento, la integración que hace Bechis del mismo carece de toda hipótesis y por lo tanto se pierde en un recorrido de imágenes que se han replicado, más o menos contemporáneamente en Alemania, en Francia, en EE.UU., en la URSS o incluso en nuestro país. No hay en el trabajo formal del noticiero Luce, ni en la construcción iconográfica del líder, nada especialmente novedoso. Obviamente el material documental, impecablemente presentado y bien articulado rítmicamente, tiene valor por sí mismo. Pero no aporta en cuanto análisis sobre el pasado mucho más que lo que logra la develación final del hombre que habla en off y su frase final, que resignifica todo lo visto. Daniel Cholakian


The substance, de Martin Witz / 8 puntos


Este documental se encarga de hacer un recorrido por la historia de la dietilamida de ácido lisérgico (o también LSD) desde ese maravilloso error de Hofmann en 1943 hasta su prohibición en 1966, basado principalmente en sus diversos usos del pasado y del presente. Esta coproducción suiza y alemana, hace hincapié en los absurdos intentos de Estados Unidos de dominar al mundo (para variar) con unas gotitas de ácido. Adormecer al ejército enemigo, sin duda el más ridículo. Realizar lavados de cerebro, el más escalofriante. Si bien el enfoque histórico es muy completo, Witz nos deja con las ganas (o por lo menos a esta cronista) de saber más sobre el efecto de la sustancia, como, por ejemplo, las consecuencias a largo plazo de su consumo frecuente. Aunque un poco seria para tratarse de algo tan divertido, se puede decir que cumple con los requisitos de un buen documental. Florencia Pessarini


The woman in the septic tank, de Marlon N. Rivera / 7 puntos


Por momentos delirante, cuenta la historia de un trío de modernos, clase media alta y auto elogiados jóvenes cineastas que están proyectando realizar una película sobre la extrema pobreza y las consecuencias de la misma. El guión trabaja con pericia tanto el nivel de la lógica de los productores indies jóvenes, aplicable a muchos otros lugares, y el modo desde el cual ellos, parte de la alta burguesía en una sociedad sumamente desigual, miran la pobreza como material a trabajar desde sus lugares como artistas (todo esto podría leerse entrecomillado). Más allá de los hallazgos, que muchas veces son fuegos de artificio menos sustanciosos de lo que parecen, recomiendo prestar especial atención a la escena del musical. Allí hay mucho cine puesto en juego. Daniel Cholakian


Villegas, de Gonzalo Tobal / 7 puntos


Esteban (Esteban Lamothe) y Pipa (Esteban Bigliardi) son primos que luego de no verse por mucho tiempo, se reúnen para emprender un viaje a General Villegas tras recibir la noticia del fallecimiento de su abuelo. A medida que atraviesan la provincia en el auto de Esteban, salen a la luz algunos reproches y rencores, a la vez que surge el deseo de recuperar recuerdos compartidos. El viaje significa tanto la despedida de un ser querido en común, como el reencuentro y la reconciliación de pares, luego de años de resentimientos. Con una narración lineal, el director sale de la ciudad para volver al campo, revalorizando las vastas tierras y el ganado, mediante impresionantes travelings y paneos de 360°. La complicidad de Tobal con sus personajes se evidencia en el retrato de la amistad y el paso de la juventud a la adultez, con la asunción de responsabilidades y roles que ello acarrea. Carolina Soria


JORNADA CUATRO


Escuela normal, de Celina Murga / 7 puntos


El documental de Murga se adentra en los pasillos y aulas de un colegio de Entre Ríos, mostrando las interacciones entre alumnos, profesores y directivos, narrando (porque sí, a veces los documentales también narran) los avatares de la elección del centro de estudiantes, las problemáticas diarias del edificio, las rutinas inquebrantables, los ritos instaurados, los debates a corto y largo plazo. Lo que consigue, primariamente, es un film muy entretenido y llevadero, donde surgen personajes estupendos (la rectora es una máquina que no para y hace cincuenta mil cosas a la vez, y la escena donde va interrogando a diferentes chicos para averiguar quién tiró unas bombitas de agua es hilarante), además un esbozo de lo que podría ser una temática, un espacio memorable a analizar, pensar y disfrutar, como es el de la escuela secundaria. Sin ser una maravilla, introduce el cine en un lugar tan cotidiano como inasible de nuestras vidas. Rodrigo Seijas


Cassandra, de Inés de Oliveira Cézar / 5 puntos


Luego de la fallida Extranjera, Cézar había repuntado (y mucho) con El recuento de los daños, su versión moderna del mito de Edipo. Sin embargo, con su nueva película vuelve a tropezar. Hay que reconocerle su ambición a la directora, quien parte de una historia básica -una periodista que viaja al Impenetrable, en el Chaco, para hacer un reportaje sobre la situación de los pueblos originarios- para reflexionar sobre el valor de los puntos de vista, el recorte de la mirada, el sujeto frente a lo que le es ajeno, el significado del viaje, la conjunción del espacio-tiempo y, finalmente, todo esto en relación al cine. Hay mucha filosofía ahí, mucha literatura, mucho arte, una pulsión por volcar toda clase de elementos a la pantalla. Pero falta esa cuota de talento extra para unir esos dispositivos en la narración. Nunca realmente interesa lo que le sucede a la protagonista y a los demás personajes, y el film debe apelar a un tremendo exceso de la palabra. Tanta escritura termina afectando al texto fílmico, que no puede impactar en el espectador. Rodrigo Seijas


Les eclats, de Sylvain George / 8 puntos


El realizador hace con este trabajo un verdadero montaje etnográfico a partir de su trabajo de investigación de la vida de inmigrantes musulmanes de distintas nacionalidades, que aguardan en las inmediaciones del puerto de Calais, su oportunidad de saltar a un barco con rumbo a Inglaterra. En la mejor tradición del cine documental y abrevando en la mejor línea de las ciencias sociales francesas, cuyo paradigma son los trabajos de Pierre Bordieu, George observa participando, permitiendo de este modo al espectador comprender la situación de vida de estas personas y la violencia política que se ejerce (y ha ejercido) sobre sus cuerpos. El realizador no explica, se acerca, convive y muestra y de tal modo logra que el espectador pueda reconstruir recorridos, dolores, mecanismos de explotación tanto en sus países de origen como en la Francia donde alguna vez se dice que se proclamó Libertad, Igualdad y Fraternidad, para todos los hombres del mundo. Daniel Cholakian


Papá, soy una zombie, de Ricardo Román y Jan Espinach / 6 puntos


Esta cinta animada española, centrada en una niña siempre marginada que un día se despierta siendo una zombie y metida en un mundo que no es precisamente lo que ella esperaba, es bastante despareja. Cuando se concentra en los personajes, sus objetivos, ansias y las aventuras que van teniendo, funciona bastante bien, es ligera y entretenida. Tiene secuencias oscuras, algunas también disparatadas y el nudo narrativo se pasa con rapidez. Es al comienzo y al final donde se halla en problemas, porque tiende a ser sentenciosa y repetitiva sobre cuestiones como la crueldad de los chicos en la escuela o la importancia de ser uno mismo. Además, su estética es tan cercana a la de los exponentes de animación burtoniana, que al final sólo es derivativa, como una versión de baja calidad. Aún así, el resultado final es un ligero aprobado. Rodrigo Seijas


Stateless things, de Kim Kyung-Mook / 5 puntos


Un joven de Corea del Norte intenta sobrellevar su poco fortuita situación de inmigrante ilegal en China. Otro, sobrevive como puede al rol de juguete sexual de un empresario casado. Y por alguna razón que el director prefiere no contarnos, terminan unidos haciendo algo que no se entiende demasiado. La película, que comienza con un ritmo llevadero y una simpática y escurridiza cámara en mano se va transformando con el pasar de los minutos en una pesadilla que sólo querrá hacer al espectador escapar de la sala. Y no por la tragedia de los personajes ni por los largos minutos de sexo explícito -que probablemente hayan incomodado a alguna señora de Belgrano que acudió el sábado a la noche al Arteplex a probar suerte con el BAFICI-, sino por la decisión caprichosa de agregar eternas (realmente eternas) tomas intrascendentes y en cambio suprimir las necesarias para seguir el hilo de la historia, aplicando de esta manera el peor uso posible de la elipsis. Una autocomplaciente y engreída decepción. Florencia Pessarini


JORNADA TRES


17 monumentos, de Jonathan Perel / 7 puntos


Toda una serie de planos fijos, enfocados en los monumentos construidos por ley en los lugares donde funcionaron los centros clandestinos de detención y tortura durante la última dictadura militar. Esas imágenes, que a primera vista pueden parecer neutras, sin mucho para decir, van evidenciando toda una serie de puntos de vista, donde las instrucciones y normativas son manipuladas de acuerdo a la jurisdicción, a la vez que se intuye a una ciudadanía transitando cerca de esos emblemas del peor poder dictatorial sin alterarse demasiado, como si aún en democracia el horror estuviera naturalizado, la memoria aún con dificultades para surgir, la verdad y la justicia todavía pendientes. Con apenas sesenta minutos, el director ha demostrado bastante más cine que buena parte de la filmografía nacional dedicada al tema. Rodrigo Seijas


Crioulo Doido, de Carlos Prates / 6 puntos


Vanguardista, delirante, vinculada a los tardíos movimientos estéticos de los cines marginales de los años ‘60, la película es la historia de un modesto sastre remendón pueblerino, cuyo talento lo lleva a tener su propia sastrería y de allí a ser estanciero, y no conforme con ello a convertirse en prestamista y luego banca para las apuestas y… El dinero le permite conquistar a la más bella mujer (un personaje tan extraño como adecuado a una tardía misoginia). Lo real parece sueño y lo soñado delirio festivo. Crioulo Doido es una comedia que a pesar de su despreocupación formal, su elemental fábula y su raro vanguardismo permanece apta para la diversión, admitiendo tanto el lugar como documento de un espacio fértil del cine brasilero de entonces, como el simple disfrute del espectador. Daniel Cholakian


Dioramas, de Gonzalo Castro / 5 puntos


Al igual que con Los salvajes, acá se percibe que la cosa podría haber sido mucho mejor (o por lo menos más interesante) si se elegía el camino del género en su vertiente más pura, en este caso el del romántico. Acá tenemos un seguimiento en detalle de una clase en danza, para luego focalizar en dos alumnas que son pareja. Hablando con Javier Luzi, coincidíamos que las escenas íntimas entre las protagonistas fluían con gran delicadeza y naturalidad, y que esto podía vincularse con el abordaje del cuerpo en el ámbito de la danza. Pero a la vez, también estábamos de acuerdo en que esta era una interpretación cuanto menos forzada, porque además nunca se desarrolla una trama o línea narrativa. ¿Qué está contando el director? ¿Hacia qué público se dirige? Dos preguntas demasiado importantes como para que queden sin respuesta. Rodrigo Seijas


Et si on vivait tous ensemble?, de Stéphane Robelin / 7 puntos


Bien puede considerársela una película más cercana a los círculos comerciales que al resto de lo proyectado en el festival. La película cuenta con un elenco de actores que fueran oportunamente estrellas del cine: Geraldine Chaplin, Jane Fonda y Pierre Richard, entre otros, que dan vida a un grupo de amigos viejos, usando el término en el vital registro que la película le da a ese momento de la vida, que deciden vivir colectivamente, una vez que el hijo de uno de ellos lo interna en un geriátrico. A partir de esta anécdota simple y un conjunto de situaciones esperables, lo que la película reivindica es el deseo en este momento, que pierde toda su tensión tanática, para centrarse en el cuerpo -bueno o malo- pero deseante. El resto es una comedia por momentos brillante, por momentos melodramática, sostenida por formidables actores que juegan como viejos maestros el juego que mejor conocen. Daniel Cholakian


Los salvajes, Alejandro Fadel / 4 puntos


El film comienza con la huida de un internado de cinco jóvenes, en un inicio tenso, ágil y atrapante. Pero cuando todo estaba servido para una película de género sobre un escape en un paisaje salvaje, el director opta por inspirarse en una mixtura de las obras de Lucrecia Martel, Lisandro Alonso e incluso Leonardo Favio, pero indudablemente sin la misma pericia narrativa. Todo va decantando en una combinación indigesta de citas a las tragedias griegas, postulados religiosos y realismo mágico. Los personajes nunca alcanzan vida propia y son sometidos permanentemente a los designios de un guión cuanto menos arbitrario. Sumémosle a eso que de los 130 minutos, hay por lo menos 40 de más, y tenemos cartón lleno. Eso sí, al igual que en otros ejemplos de la cinematografía de la FUC, los rubros técnicos están impecables, aunque no se sabe bien en función de qué. Una oportunidad totalmente desperdiciada, que obliga a pensar que el miedo a lo genérico está matando a ciertos sectores del cine argentino más joven. Rodrigo Seijas


Michael, de Markus Schleinzer / 7 puntos


Michael tiene un trabajo administrativo de buen sueldo, una linda casa y un hijo ajeno encerrado en su sótano. Pero nuestro protagonista, además de abusar sexualmente de un niño, come, ve televisión y hasta se preocupa cuando su prisionero se enferma; es humano. La actuación de Michael Fuith y la excelente caracterización de su personaje logran el cometido desde la primera escena: Michael nos desagrada. Esa humanidad sólo hace que el rechazo se intensifique y es en esa cuidada y verosímil construcción de este personaje donde reside el mayor logro del film. Schleinzer nos presenta un conjunto de escenas -en su mayoría perfectas- que transcurren tajantemente, sin anestesia ni preludios y contienen una dualidad entre padre y abusador que perturba. Una ópera prima que exuda potencial, pero tiene uno de esos vicios a los cuales el BAFICI nos tiene acostumbrados: la escasez, la pura descripción en película. Florencia Pessarini


Policeman, de Nadav Lapid / 5 puntos


Con secuencias tan inverosímiles que rozan lo absurdo, el director israelí intenta exponer la violencia de la sociedad en la que vive oponiendo a policías con rebeldes revolucionarios. Pero en eso queda todo: un vano intento. Los personajes se pierden en el largo trecho existente entre lo dramático y lo caricaturesco: no logran impactar al espectador ni tampoco hacerlo reír. Inmersos en una aburrida fotografía beige, un policía fantoche lleno de testosterona y sus compañeros de brigada se encuentran con un grupo de pequeños burgueses con consciencia de clase (y armas) en un desenlace que no hace más que confirmar lo que venimos sospechando desde el principio. Policeman no es reveladora, ni polémica y, menos que menos, creíble. Sin sustento ni profundidad, difícilmente podría decirse que se trata de una crítica seria hacia la violencia de ambos bandos. Aunque, tal vez, es ese el único costado desde el cual estos “violentos” quedan expuestos: la ridiculez. Florencia Pessarini


JORNADA DOS


Mis sucios 3 tonos, de Juan Manuel Brignole / 7 puntos


El transcurso de un día es el marco temporal de esta ópera prima en la que un grupo de adolescentes circula entre Posadas y Encarnación (mostrando de manera soslayada el rechazo a la represa y sus emplazamientos). El motor de la narración es hacer pasar por originales unas entradas “truchas” para un recital de Fun People, que tendrá lugar esa misma noche en Pirá Pytá, en la rivera del  Río Paraná. Relatada con numerosos planos secuencias y con la cámara en constante movimiento, el film recorre las calles de Posadas acompañando a los adolescentes en sus paseos, fechorías y trasnochadas, recordando a films como Modelo 73 (2000, de Rodrigo Moscoso) o La risa (2009, de Iván Fund). Carolina Soria


Rare exports, de Halmari Jalander / 5 puntos


Este film de origen escandinavo, en el sentido más amplio del término (producido con fondos finlandeses, noruegos y suecos), consigue al comienzo darle un giro ingenioso, por el lado de lo oscuro y tenebroso, al mito de Papá Noel. Pero claro, el cine que combine el terror con las aventuras no implica solamente tener un buen concepto inicial: también se requiere de inventiva, talento narrativo, un buen desarrollo de personajes y resoluciones que mantengan enganchado al espectador. Hay poco de eso acá, muy a cuentagotas, y el resultado es sumamente desparejo, salvo algunas que trabajan con el suspenso a partir del espacio en off. Cuando tiene que mostrar todas sus cartas, la película se queda en la mera anécdota superficial y las buenas intenciones. Una ligera decepción. Rodrigo Seijas


JORNADA UNO


Dromómano, de Luis Ortega / 4 puntos


El último largometraje del director de Caja negra presenta un inventario de personajes freaks que, junto al entorno marginal que los rodea, construyen un universo grotesco y de incómodo acceso.  La historia de amor entre un enano y una mujer de espalda deformada, una chica con un cerdo de mascota que lleva a misa en correa, y la apelación constante a la palabra del Señor y la fe de la salvación depositada en la mano de Cristo hacen del film una suerte de repertorio de escenas arbitrarias e incoherentes. Para acentuar aún más la discordancia, la elección de música clásica como leitmotiv funciona de contrapunto con lo desagradable de algunas imágenes. Los movimientos bruscos de la cámara y el fuera de foco en algunas escenas se revelan como recursos formales y una opción estilística sin el más mínimo acierto. Y si uno desconociera la trayectoria del director, podría pensarse en una falta de planificación y experiencia, en tanto la sensación que da es la de ver algo de quien agarra la cámara por primera vez y busca a través de la lente qué filmar. Carolina Soria


La brecha, de Marcos Nine Búa / 4 puntos


Se ve que la intención del director español Marcos Nine Búa es reflexionar no sólo sobre el acto creador cinematográfico, sino sobre todas las disciplinas, explorando las razones, métodos y posibilidades. Su ambición es grande, pero sólo termina quedándose en la pura pretensión. Lo único que queda es un montaje caótico, agresivo, combinado con una serie de bajadas de línea obvias y perimidas. Un film que abarca tanto, que al final se queda sin nada. Rodrigo Seijas


La chica del sur, de José Luis García / 9 puntos


Este documental en primera persona se remonta a Corea del Norte a fines de los años ochenta. El director, con 24 años, viajó allí y conoció a Lim Sukuying, una estudiante que cruzó la frontera más vigilada del planeta (entre las dos Coreas divididas por el bloque soviético y el imperio estadounidense) y fue apodada “la flor de la reunificación”. Aproximadamente veinte años después y tras investigar la vida de Lim -luego de que fue encarcelada por tres años -, el cineasta se pone en contacto con ella, con la propuesta de hacer un documental y emprende un nuevo viaje a Corea. Con imágenes de archivo y periodísticas y el empleo de la voz en off del realizador, La chica del sur propone una interesante y vital combinación de seguimiento de un personaje en su entorno laboral y familiar, y un documental de su propia construcción, evidenciando en más de una oportunidad a la cámara y los obstáculos que se interponen, reflexionando sobre y desde el dispositivo cinematográfico. Carolina Soria


Unfinished places, de Alysa Nahmias y Benjamin Murray / 6 puntos


Documental centrado en la intrincada, dificultosa, a veces romántica y épica historia de la Academia Nacional de Artes de Cuba, un ambicioso proyecto iniciado en los primeros años de la Revolución, que ya lleva más de cuarenta años tratando de terminarse. El film concentra primariamente la narración en los testimonios de los tres arquitectos a cargo del emprendimiento, quienes primero gozaron de todas las facilidades posibles, luego vieron sus planes detenidos, fueron después condenados al ostracismo y finalmente reivindicados, aunque sus sueños todavía deben ser concentrados. La película no se destaca por su formato innovador ni su vuelo cinematográfico (de hecho, desperdicia la oportunidad de indagar en los espacios alguna vez repletos de estudiantes y luego completamente despoblados, con sus múltiples y apasionantes recovecos), pero tiene a su favor un relato apasionante, que funciona como eco de las marchas y contramarchas de la Revolución cubana, sus contradicciones, sus esperanzas, sus frustraciones e incluso su capacidad de aprender de sus propios errores (lo que explica que todavía se sostenga, a pesar de un marcado desgaste). Lo que se dice una pequeña anécdota con rastros de grandeza. Rodrigo Seijas


ANTICIPO


Cortometrajes, de Narcisa Hirsch / 7 puntos


Retrato de una artista como ser humano evoca sus años relacionados con la vanguardia de la época, vemos la caracterización de un amigo como ciego para dejarlo rodeado de personas en el centro de la ciudad (¿adelantada en la cámara oculta, también?); viejos y jóvenes en una fiesta, en donde una mujer con una máscara de rasgos orientales se besa con un hombre; un regalo de frutas en la vía pública mientras se escucha alguien que dice “es la primera vez que me regalan algo en este país”, y esto visto con la imagen en negativo. En Testamento y vida anterior cuatro hombres con galeras llevarán un ataúd por la ciudad, mientras se ven también imágenes de Narcisa en una bañadera, todo esto acompañado al principio por música de carnaval de Brasil. Homecoming es su obra más personal y aunque ella misma diga que sus trabajos son poesía y que el cine experimental no tiene narración, aquí se puede ver un pequeño hilo argumental mostrando a una mujer desde niña hasta que conoce al primer hombre de su vida. En Ama-Zona se ve una textura fuera de foco que termina siendo una mujer desnuda a la que le cae sangre desde su cuello hacia el abdomen. Este, junto con Aleph, serán los más experimentales con imágenes más inconexas si se quiere. Para finalizar, la frutilla del postre Comeout, un plano fijo de 10 minutos que utiliza un loop de la palabra “come out” y lo va distorsionando o pisando hasta lograr un efecto tan machacante que te queda girando en la cabeza. Narcisa es una persona grande, pero su vitalidad es increíble cuando la escuchamos hablar, su lucidez podría ser prestada un rato a muchos directores de videoclips, a los cuales les vendría muy bien copiar alguna idea. Gabriel Piquet


Hors satan, de Bruno Dumont /8 puntos


La última película del controvertido director francés vuelve a ratificar su estilo despojado, de distanciamiento pero con una estética cuidada y de búsqueda constante. Cada plano recuerda al maestro Robert Bresson en esa explotación de la materia sonora que reemplaza a cualquier atisbo de emoción inducida por música. Como hiciera antes en La humanidad, coloca algunos pocos personajes a deambular por una geografía inmensa, natural, donde no pareciera haber más ley que el instinto. Tal representación del mundo posibilita que su protagonista, un hombre extraño capaz de matar pero de hacer milagros, junto con su mejor amiga, decidan qué hacer según las circunstancias, alejados de convenciones éticas y morales establecidas. Dumont explora sus rostros, apuesta a los silencios e inserta lo religioso como una duda, como parte de un ascetismo que se resiste a cualquier interpretación alegórica. Por ello, la ausencia de ángeles, campanas o haces refulgentes tal vez desconcierte a una platea muda al final de la película, que incluso se atreve a unos tenues silbidos de reprobación. La puesta en escena enmarcada en esos escenarios bajo luz natural, con rostros “vivos”, sin maquillaje, habla de una radicalidad bienvenida frente a tanta pose independiente filmada sin ningún tipo de rigor. Guillermo Colantonio


L´Apollonide – Souvenirs de la maison close, de Bertrand Bonello / 6 puntos


El día a día de un grupo de mujeres que trabaja en una casa de encuentros sobre fines del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX en París, es lo que retrata en concreto Bonello: obviamente, este aparente “no pasa nada” que se sucede entre diálogos, encuentros con los clientes, charlas cotidianas va armando un muestrario de mujeres, cada cual con su conflicto, y en ese relato comunitario se busca un decir algo sobre la prostitución y su lugar social. Se podrá juzgar a Bonello por cierta mirada romántica hacia un tiempo del que uno no sabe muy bien qué es lo que añora (el último plano de su film, que busca conectar el pasado con el presente, es falso: el director muestra dos tipos de prostitución diferentes con el fin de igualarlas y manipular su tesis), pero lo que no se puede negar es la belleza pictórica de cada plano y su constante ruptura del retrato qualité al que parece homenajear y a la vez reformular: por ejemplo con el uso de la música. El problema del film es de fondo, pero como artefacto visual brilla con energía propia. Mex Faliero


This is not a film, Jafar Panahi / 7 puntos


Bien, por un lado tenemos una circunstancia: sí, Panahi fue condenado por la justicia de su país a no filmar durante 20 años y a pasar 6 en prisión. Por el otro, tenemos una acción/reacción: encerrado en su casa, Panahi ayudado por el documentalista Mojtaba Mirtahmasb filma casi de contrabando una “película”, en verdad, un monólogo del realizador explicando un guión para el que no tuvo el visto bueno del Gobierno y por el otro, reaccionando ante las noticias negativas que le llegan sobre su situación judicial. Por lo tanto, todo esto es como una bola de sensaciones que llevan a la rápida exaltación de genialidad. Siendo concretos, Panahi es lo suficientemente inteligente y lúcido como para no hacer un ejercicio ombliguista y, desde la más prosaica de las situaciones, hacer una película que diga algo sobre su situación y que a la vez, irónicamente desde el título, no se promocione como una película. Hay bastante de reflexión sobre el poder de la imagen y la representación, incluso Panahi sabe qué es aquello que no se debe mostrar: cuando está a punto de quebrarse, se aleja del plano y desaparece. This is not a film tiene momentos intensos, cómicos, y hasta incluso un prodigio de puesta en escena en los últimos diez minutos cuando aparece el conserje del edificio donde vive: si esto fue estudiado o no, no lo sabemos. Sí que es un instante de cine mayúsculo, que indaga incluso en los propios temas y formas ensayados por el realizador en su filmografía. Por lo tanto, y más allá de todo, estamos ante una pieza curiosa, simpática, pero lejos de la obra maestra que algunos han querido ver. Mex Faliero

-El realizador ha sido condenado recientemente a 5 años de cárcel y a 20 años sin poder realizar cine ni salir de su país. Condena decretada por su tarea como cineasta, no hay para nosotros causa suficiente para tal castigo a una persona por expresar sus ideas. Panahí hace en esta película que no lo es – al menos según su título – un relato sobre esa condena, sobre la historia que pretendía filmar y no fue y un relato sobre lo que no se puede decir en el cine iraní, a partir de sus propias escenas. Más allá de lo condenable del castigo, el tono de la película de Panahí es meramente autocelebratorio y no abre ninguna puerta a la reflexión, ni a la crítica, ni al contexto. Es un registro ególatra y confuso, que poco aporta al cine y a la difusión de la situación interna de Irán y al ejercicio de la libertad de expresión en ese país. Daniel Cholakian / 5 puntos


El mito de Narciso, de Narcisa Hirsch / 7 puntos


Para todo aquel que no conozca la obra de Narcisa Hirsch (me incluyo), este podría ser una especie de “manual para principiantes”. Aunque el mundo del cine experimental es muy hermético, y este documental autobiográfico tiene muchas citas filosóficas, uno puede engancharse con varias de las cosas que piensa Narcisa y deja expuestas en este film. Utilizando su propio material de archivo de súper 8 y 16mm de sus trabajos, más imágenes de películas y una entrevista a Hans-Jurgen Syberberg, nos va contando cómo fue su vida. Su niñez, su relación con su padre, su madre y el holocausto en Alemania, Dios y los hombres, el nacimiento de un hijo. Todo esto con una voz en off de un hombre que, sentado en una silla de espalda a la cámara, mira una pantalla en la que vemos a una joven Narciza escuchar todo lo que se le cuestiona de alguna manera de ese mundo virtual que tanto le gusta y no es la realidad, que queda plasmado en oníricas imágenes. Los fragmentos de las películas de Narcisa son realmente llamativos, algunos surrealistas y provocan enseguida ganas de ver su material. Buena introducción para mí que no conocía su universo: espero poder ver su obra porque realmente promete. Gabriel Piquet

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