Por Gabriel Piquet
La jornada del miércoles nos llevó a Dickens Pub, otro de los lugares con mayor tradición en esto de acompañar la música jazz. En el habitual escenario de los ciclos de verano, estaban expuestos diferentes instrumentos de toda la cultura latinoamericana: allí se desarrolló una charla explicativa, en la que Esteban Valdivia y Gustavo Pérez nos ilustraron sobre el universo de estos sonidos que serían los bisabuelos de muchos instrumentos que hoy en día se creen inventados en los últimos 5 ó 6 siglos.
“Esta gama de sonidos que les vamos a ir mostrando están en nuestro subconsciente”, dice Esteban. Escuchamos los palos de viento, instrumentos que fueron diseñados entre 3.000 y 2.000 años atrás. También nos muestra una pluma de cóndor: el pájaro pierde varias y se toman del suelo; de los recortes también se ha hecho una de las primeras flautas naturales.
Uno de los momentos más sorprendentes de esta charla/musical fue cuando Valdivia, que ejecutó todos los instrumentos con una capacidad asombrosa, presentó una flauta amazónica, que se toca utilizando las fosas nasales. Esto es así porque, como explica Esteban, “la boca es una parte del cuerpo mentirosa” para los pueblos aborígenes que tocaban estos instrumentos.
En el turno de las flautas mayas, mostró una flauta embolo: para tocarla es necesario contorsionarse de arriba hacia abajo. De sólo verlo causa mareo, imagínense el ejecutante que al finalizar tiene que esperar un instante para no caerse. Siguen una vasija silbadora de agua, las flautas triples mayas (1.500 años antes de Cristo) que son el primer instrumento que se conoce. Otro momento de antología fue cuando probaron los silbatos, un sonido tan estridente que te puede dejar sordo: efectivamente, todos los presentes se taparon los oídos.
De esta manera pasó el instrumento de hueso más viejo de América, flautas globulares de cabeza de venado. Esteban comentó que estos serían los primeros sikus. Siguieron las flautas de pulgares (las primeras flautas traversas) que se toca con los dedos pulgares. Por último, Gustavo ejecutó un instrumento de su Colombia natal, uno de los precursores, con el que se lograría después el sonido de uno de los ritmos populares más famosos de su país: la cumbia.
Terminada la charla, Esteban y Gustavo invitaron acercarse para que el público se anime a tocar los instrumentos. Así andaban todos, como chicos con regalito de Navidad. Se hicieron algunas preguntas y se escuchan algunas “ejecuciones”. Por un instante me imagino que los presentes somos una tribu, y los instrumentos nos sirven para la comunicación entre el grupo. Si me pongo a pensar, a juzgar por algunos intentos de sacar sonidos, no hubiéramos necesitado del hombre blanco para ser exterminados.
Como esta charla lo deja a uno con ganas de mas, dándonos cuenta que no sabemos absolutamente nada y que todo está inventado desde hace miles y miles de años, pongo a continuación unos links para quiénes estén interesados en saber algo más sobre el tema: www.sonidosdeamerica.com.ar y www.youtube.com/sonidosdeamerica.
Esteban Valdivia y Gustavo Pérez, junto a Martín de la Saletta se presentaron luego en la Alianza Francesa con el otro proyecto que tienen, Santur. En él utilizan instrumentos de la cultura oriental, los temas son largas sesiones que podrían relacionarse tranquilamente con las jam session del mundo del jazz. Esteban cuenta que una de sus influencias de la música jazz viene del oriente. Queda demostrado, ya que el único instrumento occidental -por así decirlo- es el contrabajo, tocado por De la Saletta.
Una experiencia que invita al trance, los sonidos son totalmente visuales: disparan este sentido y te llevan directamente a un lugar o paisaje determinado. En mi caso, la relación con imágenes de películas se me hace inevitable.
Siguió el Eduardo Palomo Trío, del cual no puedo hablar ya que tuve que cubrir una entrevista fuera del recinto y no los escuché. Lo único que puedo acotar es que los aplausos que llegaban desde adentro, nos hicieron interrumpir la entrevista varias veces. Eso deja muy bien parada a la banda del emblemático pianista de nuestra ciudad, otro de los que sin duda es parte fundamental de la escena local.
La noche del miércoles la cerró la banda de Capital, Brote. Este cuarteto está integrado por Sergio Wagner en trompeta, Ezequiel Dutil en contrabajo, Misael Parola en saxo y Pedro Ahets Echeberry. Arrancaron con el tema Blues a él, y siguieron con El jefe, ambos de su segundo disco La urgencia de lo incierto. Presentaron el tercer tema Ornette, un homenaje al músico Ornette Coleman. El cuarteto es sólido, no deja espacios sin sonidos, no es cargado, están bien ensamblados y tanto Wagner como Parola sacan melodías interesantes cuando quedan solos o van al unísono. En Ornette el trompetista demuestra el buen manejo de una escala a una velocidad envidiable y en algunos pasajes cuando el saxo se pone más rítmico, se acercan al universo de las bandas de funk. El baterista Echeberry tiene una forma de tocar bastante particular: mira hacia arriba mientras sigue la base, cuando hace un solo su mirada se clava más en el instrumento, tiene una potencia que no molesta (muchos bateristas se exceden en meter mucho palo, no logrando sacar buenos timbres a la batería). El contrabajo acompaña, Ezequiel Dutil no mete tanto dedo haciendo movimientos en el contrabajo, es más tranquilo, demostrándolo en los solos.
Voy a terminar este segundo día haciendo un comentario cinéfilo, en un momento del tema Ornette, en su parte final para ser precisos, el tiempo baja y se escucha la trompeta y el saxo con más preponderancia. Ciertas sonoridades me remitieron al spaghetti western, subgénero que aprecio mucho. De alguna forma Morricone y Bacalov se hicieron presentes.