Por Mex Faliero
L´Apollonide – Souvenirs de la maison close
, de Bertrand Bonello / 6 puntos
El día a día de un grupo de mujeres que trabaja en una casa de encuentros sobre fines del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX en París, es lo que retrata en concreto Bonello: obviamente, este aparente “no pasa nada” que se sucede entre diálogos, encuentros con los clientes, charlas cotidianas va armando un muestrario de mujeres, cada cual con su conflicto, y en ese relato comunitario se busca un decir algo sobre la prostitución y su lugar social. Se podrá juzgar a Bonello por cierta mirada romántica hacia un tiempo del que uno no sabe muy bien qué es lo que añora (el último plano de su film, que busca conectar el pasado con el presente, es falso: el director muestra dos tipos de prostitución diferentes con el fin de igualarlas y manipular su tesis), pero lo que no se puede negar es la belleza pictórica de cada plano y su constante ruptura del retrato qualité al que parece homenajear y a la vez reformular: por ejemplo con el uso de la música. El problema del film es de fondo, pero como artefacto visual brilla con energía propia.
Fausto
, Alexander Sokurov / 4 puntos
Sepan disculpar desde la Santa Inquisición de los Nombres Irreprochables (la SINI que tan bien funciona durante los festivales), pero nunca terminé de conectar con esta recreación del director ruso del texto de Goethe. Por ahí uno no está a la altura de semejantes trascendencias implicadas. Puede ser. Lo cierto es que se entiende perfectamente lo que Sokurov quiere decir sobre el alma, la carne, el ser, el bien, el mal, la culpa y los orígenes; Dios, el Diablo, y bla bla bla. El problema de su Fausto es meramente narrativo: por un lado, Sokurov no aporta visualmente nada que no haya aportado antes (filtros, lentes, luces), incluso es bastante esquemático en este sentido; por otro, hay una pretendida recurrencia a los géneros fantásticos y de aventuras, tal cual se los entiende hoy en el cine mainstream universal, pero reformulado con la estética del director. Además las actuaciones, en un registro que va explícitamente entre lo grotesco y lo clownesco, hacen de esta película de 134 minutos una ilustración bastante impersonal y farragosa. Mejor volver a las fuentes.