Graba
, Sergio Mazza / 6 puntos
La primera película nacional en competencia internacional es la historia de una joven argentina que busca su lugar en Francia, con las complicaciones laborales y de papeles que uno puede suponer. Mientras hace los trámites, consigue hospedaje en la casa de un fotógrafo. La relación entre ellos, bien construida a partir de la forma en que Mazza utiliza los espacios reducidos de ese departamento, es lo que lleva le da espesura al film: además se da el tema del lenguaje, de la forma en que ambos se comunican o, al menos, lo intentan. El inconveniente de Graba es que aquellos giros que deberían marcar un crescendo son previsibles, esperables, obvios. Así, lo que queda, es una acertada construcción de climas y tensiones, con una utilización del sexo como forma de descomprimir angustias. El asunto es que esto ya lo hemos visto muchas veces, con mayor intensidad. Y en poco ayuda la actuación de Belén Blanco como la joven en cuestión, siempre con una adustez y severidad que impide el ingreso de aire, de amabilidad, y esto va más allá de los problemas que pueda tener su personaje. ¿Acaso usted cree que la gente con problemas nunca ríe? Mex Faliero
¡Que vivan las antípodas!
, de Víctor Kossakovsky / 6 puntos
El film es un viaje por ocho lugares del mundo, las antípodas del título: ciudades que resultan el extremo contrario exacto en el globo terráqueo. Por ejemplo, uno de estos capítulos, el de apertura, se centra en la Argentina y China. La cámara de Kossakovsky es virtuosa, propone paneos sumamente expresivos y encuentra, cuando recurre a los primeros planos, imágenes subyugantes: insectos en una zona rocosa de España, lava ardiente de un volcán en Hawai, una ballena muerta en la costa de Nueva Zelanda. El problema del film es que más allá de su belleza visual, la anécdota que pretende contar es mínima, reducida para los 110 minutos que dura. Si lo que quiere marcar el director son las diferencias que puede haber en ciudades que son el anverso exacto, mostrar las calles colmadas de China para contrarrestarlas con un campo entrerreiano no es más que una obviedad. Con los paisanos que aparecen en Entre Ríos pasa lo mismo que con ¡Vivan las antípodas!, comienzan interesando para luego sumirse en cierta reiteración. Mex Faliero