Un clásico de FANCINEMA: las mini-críticas festivaleras. Aquí podrá el amable lector hacerse una idea de lo que se está viendo en el 13° BAFICI, un rápido recorrido por las películas que conforman las diversas secciones a cargo de los integrantes del staff.
70 PELICULAS COMENTADAS
¿Cuánto pesa su edificio mister Forster?
, de Carlos Carcas y Norberto López Amado
De las diversas perspectivas que presenta la película, lo más interesante es reconocer en esta figura central de modernismo arquitectónico planetario, su capacidad para vivir -en un sentido cabal- a partir de aquellos interrogantes que no tiene idea cómo responder. Ese sentido crítico e inquisitivo es la clave para entender el poder transformador de Norman Forster. La película muestra su obra arquitectónica, y acá se destaca explícitamente y visualmente lo bello de los proyectos útiles, pero desentona cuando pretende contar al individuo capaz de superar el cáncer, los diagnósticos agoreros, las crisis financieras como si la pura voluntad fuera suficiente. Forster desmiente esto, cuando es convocado a hablar y explicar cómo desarrolló su obra. La belleza visual de la película es clave para hacer más interesante este documental sobre un sujeto sorprendente por la proyección de su pensamiento y la vigencia de sus ideas innovadoras, en las que integra en la arquitectura a lo social, lo histórico y lo cultural. Daniel Cholakian / 6 puntos
¿Que sois ahora? Un documental sobre Pequeña orquesta de reincidentes
, de Mariano Goldgrob y Gustavo Galuppo
Hay un acierto en este documental y es la utilización de la voz en off de los entrevistados (periodistas y músicos) sobre imágenes de rutas y paisajes tomados de fragmentos de películas en Super 8 que fue registrado por los propios realizadores. Nunca vemos a los que hablan y cuando es necesario, al final, se ve a los músicos dando a cámara su mirada de por qué terminó la banda. Pequeña orquesta reincidentes comenzó a mediados de los 90 como Reincidentes (se cambiarían el nombre en el 2000), su llegada al under de esa época los traía en un momento en donde la dicotomía era rock chabón o pop. Nunca terminarían de encajar y su estilo elegante y su abanico de estilos los harían una banda difícil, si se quiere decir así para el público más mainstream del rock. Como vemos en muchas de las imágenes sus shows en vivo eran muy buenos y el público acompañaba bailando como si fuera una fiesta pero de otra etnia. Entre las voces que se escuchan, las más interesantes me parecen las de Alfredo Rosso y Palo Pandolfo. El primero cuando tiene que responder sobre por qué no duró una banda de este tipo en la Argentina: comienza a comparar con las estructuras de circuitos alternativo que tienen los europeos y norteamericanos (radios universitarias, set para realizar shows en vivo, sellos independientes) y la falta que hace este tipo de sistema en el país para que las bandas que no trabajan con las multinacionales puedan subsistir. Queda un halo de nostalgia en alguno de los integrantes de la banda, pero todos hablan de un momento único y que esos 18 años que duró el grupo no se volverán a repetir. Gabriel Piquet / 7 puntos
13 Assassins
, de Takashi Miike
Miike entrega una épica de espadas y artes marciales que no parece tanto suya como de Takeshi Kitano. Hay muchísima mayor linealidad y clasicismo en la puesta en escena, más propias del autor de Flores de fuego que del realizador de Audition. También un evidente contacto con el trabajo estético del cine japonés de los cuarenta y cincuenta. Pero eso no le resta personalidad a Miike, lo que le permite no sólo retratar con crudeza el fin de la dinastía Shogun (y por lo tanto, de una forma de hacer política), sino también de criticar puntillosamente determinados aspectos del código samurái, más que nada en lo referido a la devoción absoluta y sin cuestionamientos por el amo. Por momentos demasiado discursiva (varios personajes dicen cosas que ya quedaron en evidencia anteriormente), es en las brutales acciones y la exhibición de los cuerpos agredidos por el poder, donde el filme consigue mayor espesor. Atención, porque los últimos 35 minutos están dedicados a una batalla donde se rompe todo. Rodrigo Seijas / 7 puntos
A espada e a rosa
, de João Nicolau
Un filme que hace de la excepcionalidad su eje. Comienza con una descripción de personaje simple y sin recurrir al diálogo y se transforma en un musical inteligente en la utilización del recurso y en la manera de atraer la atención sobre lo que se cuenta, pero inmediatamente comenzamos a advertir que todo no fue más que un sueño breve y una esperanza desperdiciada y que aún faltan dos horas. Un grupo de personajes llegará en un barco para rescatar al joven protagonista que minutos antes vimos desprenderse de objetos, embalar otros y abandonar su departamento y sus deudas para aguardar en la costa. La tripulación emprenderá una aventura que jamás queda muy clara y mientras algunos se pierden en el camino, otros llegarán a una casa donde los recibirá una especie de gurú allà Coelho, demasiado aforismo y poco sustento. Lo cierto es que el guión se toma demasiado en serio y carga las tintas en apreciaciones que se disfrazan de filosofía y se quedan en apuntes de la new age y para hacer avanzar la trama (a trompicones) sostiene el misterio y la ambigüedad sin ton ni son, retaceando información y sustrayendo, sin que sea su intención, interés. Javier Luzi / 4 puntos
Anti gas skin
, de Kim Gok, Kim Sun y Sun World
Cuando uno lee la reseña, esta película promete. Cuando uno la ve, es distinto. Un asesino serial con una máscara de gas anda acechando a la ciudad de Seúl, este es el punto de partida para que conozcamos una serie de personajes que de alguna forma se conectan con él. Una adolescente mujer con barba (se sospecha que sufre licantropía), un detective que entrena como si fuera un artista marcial, cree tener poderes y ser un superhéroe con traje incluido debajo de sus ropas de trabajo. Un soldado norteamericano que tiene remordimientos por la muerte de una joven y el espíritu de estas se le aparecen. Un candidato a alcalde que se siente inseguro por una agresión y trata de salir a las calles para vencer el miedo. Estas historias tardan mucho en llegar a tener un nexo con el asesino de la máscara (en realidad es una excusa para los verdaderos problemas de los protagonistas) y varias sub-historias quedan sin cerrar. Es una película fallida y quiere contar muchas cosas sin lograrlo. Gabriel Piquet / 5 puntos
A pas de loup
, de Olivier Ringer
Algo extraña, no parece pertenecer a la sección BAFICITO, pero al mismo tiempo no carece de un toque infantil. Cuenta básicamente la historia de una niña que, disgustada con sus padres, decide huir de la casa durante un fin de semana en el campo. Se adentra en el bosque y vive aventuras comunes y corrientes, pero al mismo tiempo, extraordinarias para su perspectiva. El abordaje que intenta la cinta se posiciona entre la mirada de la protagonista (recurriendo permanentemente a la voz en off) y un distanciamiento casi clínico, explorando el paso del tiempo, la contemplación de la naturaleza y el descubrimiento de lo desconocido. Incluso se permite jugar con cuestiones oníricas, poniendo en duda la estabilidad narrativa del relato. Por momentos un poco demasiado larga, no deja de ser un objeto digno de análisis, que probablemente pase desapercibido dentro del panorama general del BAFICI. Rodrigo Seijas / 7 puntos
Allez raconte!
, de Jean-Christophe Roger
Otra pequeña gran joyita animada en la sección del BAFICITO, de esas que seguramente queden fuera de los comentarios y balances generales sobre el Festival, pero que merecen destacarse por su solvencia narrativa, los riesgos que toma y su trabajo formal. La premisa parte de un padre que entra a un concurso de cuentos contados por los padres a sus hijos, pero a partir de ahí se dispara todo un ensayo sobre las distintas manifestaciones del relato, el poder de la imaginación y la capacidad de crear mundos por parte de la mente. Hay una gran inteligencia desplegada, pero también mucho corazón y ganas de conmover a los diversos tipos de espectadores. Y eso da como resultado un gran filme, que nunca se detiene, autosuperándose permanentemente. Rodrigo Seijas / 9 puntos
At Ellen’s age
, de Pia Marais
Ellen es una azafata que sufre una suerte de ataque de pánico poco antes de que el avión despegue y abandona el vuelo, lo que provoca que sea despedida. Ciertos giros algo arbitrarios hacen que se conecte con activistas que defienden los derechos de los animales, incluso llega a casarse por conveniencia con uno de ellos para evitar que este entre al servicio militar. La cámara siempre está en movimiento siguiendo los pasos de Ellen que al igual que el personaje de George Clooney en Up in the air no puede pertenecer a un lugar, se ha acostumbrado a trasladarse incesantemente de un hotel a otro. Ella no está del todo convencida de los ideales de los activistas a quienes acompaña, su único beneficio es conseguir un refugio lejos de su hogar y la exploración de nuevos horizontes. Entre tantos giros dentro del guión, el final es medio aleatorio, forzado si se quiere, pero es funcional a la poco convencional estructura que mantiene la película. David Pafundi / 7 puntos
Blue Valentine
, de Derek Cianfrance
Aprovechando la estética del cine “indie” estadounidense, Cianfrance cuenta la separación anunciada de una pareja, surgida años antes al amparo de los abandonos y las debilidades. La película comienza en el presente, cuando Cindy y Dean, que tienen una pequeña hija y una perra perdida, se debaten en la irremediable decadencia. Blue Valentine es la historia de esa relación, entendida como una totalidad. Nunca hubo para ellos un pasado soñado, ni un presente que suene a fracaso. En tal caso, la historia de amor entre ellos es la crónica de una muerte anunciada. El relato, donde pasado y presente parecen organizados por momentos como en una cinta de Moebius, está sostenido por las actuaciones muy sólidas y comprometidas de la talentosa Michelle Williams y Ryan Gosling. Ambos logran controlar los excesos de histrionismo, lo cual es central para darle a la película el tono de realismo requerido. Cianfrance aparece como un director consistente, al que habrá que tener en cuenta. Daniel Cholakian / 7 puntos
Canción de amor
, de Karim Idelson
Bien sabemos que las canciones de amor nos han hecho lo que somos, para mal o para bien. Idelson construye en base a ellas su opera prima. Canciones que se escuchan en la calle o en espacios cerrados. Un viaje en taxi, una recorrida por el shopping, un casamiento, un recital, un evento en un centro de jubilados, una pelea de box se suceden con sonido directo y cámara siempre dispuesta a registrar todo. El problema de Canción de amor es que todo lo que se puede hacer mal, se hace peor. Y una idea interesante se vuelve un pastiche, una acumulación sin fundamento de momentos musicales, donde impera una mirada cínica y posmoderna que se asoma a los lugares más insólitos para mostrarlos como quien ve desde arriba. ¿Cómo hacer creer en lo que no se cree? Esta película es la respuesta por la negación. Ah, y el nombre de Mariano Llinás en los créditos finales obviamente refuerza todo lo dicho. Javier Luzi / 4 puntos
Caterpillar
, de Koji Wakamatsu
no es una historia de amor, ni de superación, tiene más que ver con el sinsentido de la guerra, patea contra parte del cine de Zhang Yimou con aquello del héroe y el respeto incondicional al emperador e incluso se mete con parte de la filosofía samurai. Ya lo dijo Clint Eastwood con esas dos grandes películas que son: La conquista del honor y Cartas desde Iwo Jima: la guerra no tiene héroes. Shigeko vuelve destrozado de la Segunda Guerra Mundial, le faltan sus extremidades, ha perdido la audición y parte de su cara ha sido carbonizada. Su esposa debe cuidarlo y satisfacer sus necesidades. Para la aldea, Shigeko es un héroe, un “dios de la guerra”, aunque para su mujer la etiqueta de dios le queda bastante grande, y no tarda en recordar al verdadero hombre debajo de esa monstruosidad, un ser despreciable y cruel al cual rápidamente le pasa factura. No hay lugar para sutilezas, nada se insinúa, la última obra de Wakamatsu es un trabajo brutal, con algunos momentos de violencia y morbosidad gratuitas. Una denuncia política gritada a los cuatro vientos que se desangra. David Pafundi / 7 puntos
Cortos BAFICITO
, directores varios
Ligera decepción tuve con esta selección de cortos. Son de destacar la ligereza e irreverencia de Galería de arte, de Walter Cáceres, y La ruptura, de Martín Piana, que además poseen un muy buen trabajo de animación, con una buena concepción artística. También la apuesta a la imaginación por parte de Agua de juguete, de Carolina Ruiz, y Al mar lo que es del mar, de Matías Guillermo Morelli, aunque no eludan un didactismo un tanto pesado. Pero Napur Star y Yellow Heart, ambas coproducciones argentino-italianas dirigidas por Amelia Eguia y Julián Mantel, no pueden evitar un regodeo visual que bloquea la narración. Y La ollera, de Juan Manuel Costa, aunque amaga con despegar del lugar común, estableciendo como eje una leyenda del Amazonas, finalmente se queda estancada y nunca impacta como es debido. La sensación final es que a pesar de los méritos, faltó un filme que brille como es debido. Rodrigo Seijas / 5 puntos
Dad
, de Vlado Skafar
Muchas veces me he sentido harto de cierta tendencia de los cines más marginales e independientes de retratar relaciones caracterizadas por el estatismo absoluto, donde nunca termina de desplegarse un conflicto que comprometa de algún modo al espectador. Y cuando aparecen los problemas, son trágicos e irremediables. Entonces debo agradecer la progresión que va mostrando el nuevo filme del esloveno Skafar, donde una jornada entre un padre divorciado y su hijo se convierte en una oportunidad positiva de reconocimiento (en el sentido más estricto de volver a conocerse, de permitirse una nueva oportunidad para reconstruir su vínculo paterno-filial). Son llamativos los cambios estéticos que va experimentando la cinta a medida que pasan los minutos, pasando del sobrio realismo a un trabajo con la superposición de imágenes y voces en off que la emparienta con el Sokurov de Madre e hijo y Padre e hijo. El viraje más brusco y problemático viene hacia el final, donde irrumpe la más cruda realidad y se entabla en el relato un juego ficción-documental que no ofende, pero que tampoco se caracteriza por su solidez. No es original, no rompe con los esquemas, pero se aleja del pesimismo fácil y busca nuevas perspectivas. Rodrigo Seijas / 7 puntos
Easy money
, de Daniel Espinoza
Historia coral centrada en tres personajes, el primero es JW, un estudiante de economía que le gusta codearse con sus millonarios compañeros de universidad, a la vez que maneja un remise para solventar sus gastos y vive en una pequeña habitación decorada por fotos de modelos en las paredes. JW ansía una mejor calidad de vida, andar en autos caros y comer en lujosos restaurantes, ser como esos modelos. El segundo es Mrado, un violento miembro de la mafia Yugoslava que vive junto a su hija, esperando un último golpe para poder volver a su país. El último es Jorge un fugitivo que acaba de escapar de la cárcel para poder coordinar la llegada de un cargamento lleno de cocaína y venderlo a los traficantes. Como es de esperarse las tres historias comienzan a cruzarse de a poco hasta que los tres estén involucrados y vean el arribo del cargamento como una oportunidad única para “salir adelante”. La película fluye más o menos bien hasta la mitad, luego algunos giros de guión se vuelven algo arbitrarios, el director se torna miserabilista con sus personajes, condenándolos en lo que termina siendo una mala versión de The town con mezcla del peor Iñarritu por su uso de la música para sobrecargar las escenas “dramáticas” y el golpe de efecto. David Pafundi / 4 puntos
El destello
, de Gabriel Szollosy
Horacio Pereira es farero de la isla de los lobos y soldado del ejército uruguayo, insospechado de toda marcialidad (es imperdible la escena de la formación militar). Sueña con montar un taller de reparación de máquinas de coser, para lo que se unirá a la misión de la ONU en el Congo -a la sazón el lugar donde nació su abuelo-. Lo que se develará a través de este sencillo y equilibrado relato de lo cotidiano, son los secretos profundos y las marcas de su historia, entre las cuales su identidad ancestral es clave. Szollosy controla el relato y las emociones. Abre las cartas de a una y permite que este retrato personal, adquiera una potencia más profunda que lo visible en la superficie, como la del agua del mar que rodea la isla, siempre presente. Por momentos la belleza plástica del film parece imponerse a la historia. Sin embargo, el final recupera la intima relación con lo callado más que con lo dicho en la vida de este hombre solitario, que mira el fondo del océano sentado en lo más alto de un faro sudamericano. Daniel Cholakian / 7 puntos
El estudiante
, de Santiago Mitre
Todo lo que rodea al universo Llinás siempre me ha resultado muy grato –Balnearios, Historias extraordinarias, El amor (primera parte)-. Más allá que ha demostrado que se puede filmar bien y con poco dinero (si comparamos con los presupuestos del INCAA y de las productoras que pertenecen a los grupos dueños de canales de televisión), sus historias son entretenidas y su ritmo narrativo muy eficiente. Tranquilamente podrían ocupar carteleras en los cines comerciales durante el año. El estudiante no es la excepción. A priori el meterse en el terreno de la política puede ser aburrido para muchos, pero Mitre lleva con buen pulso esta trama de un joven del interior que intenta por tercera vez ingresar en el mundo universitario para completar una carrera, esta vez acercándose más a todos los manejes (palabra que mejor le calza a dicho ámbito) que un grupo de jóvenes que militan tienen que enfrentar para pasar de ser un pequeño partido de oposición a meter un candidato como rector de la universidad. En el medio, Roque (Esteban Lamothe, muy interesante) comenzará a lidiar con el mundo de la militancia, intentará meter algunos de los suyos en la fotocopiadora, tendrá que tranzar con la oposición para salvar a un amigo que robó dinero de lo ganado con las fotocopias, se olvidará por completo de la carrera para dedicarse a ser la mano derecha de un futuro candidato a rector. Tendrá romances varios -la troupe de Llinás vuelve a mostrar sexo creíble en el cine argentino como ya pasara en El amor (primera parte)– y vivirá en su propia persona los sinsabores que le puede traer esta actividad. Aunque no se tenga una ideología política, ella está constantemente en nuestras vidas (desde lo familiar a lo laboral, se saca y se quita de acuerdo a intereses de todas las partes involucradas). Mitre nos muestra su abanico y aunque en algún momento del film se muestra una hilacha ideológica, se trata de ver a todas las partes y sus jugadas. Sobre el final se toma una decisión con un personaje que a algunos les puede resultar idealista. En el resto, se muestra que no todo es tan blanco ni tan negro. Básicamente se muestra la política. Gabriel Piquet / 7 puntos
Tenía vista El amor (primera parte), así que las expectativas eran buenas. Al igual que aquel film, El estudiante arranca con una voz en off que describe la situación: Roque viene desde un pueblo a estudiar a Capital Federal, en sus primeros días dentro de la Universidad fija su atención en Paula, una joven profesora. Para conocerla se apunta en la materia que ella dicta como una mera excusa, se involucra y milita junto a ella en el mismo partido, paso inicial que lo vincula con los sectores más importantes de la política universitaria y le permiten ascender velozmente (esta parte algo inverosímil de cómo un tipo un día quiere levantarse una mina y al día siguiente ya casi es uno más dentro de los militantes) y también ser manipulado/traicionado por sus superiores. Al mismo tiempo va abandonando sus estudios, esto remarcado por una voz en off, ya a esta altura innecesaria que no suma en nada, al contrario desconfía del poder de las imágenes, como también desconfía Mitre de las agrupaciones universitarias. O al menos esa fue la polémica que despertó el film en algunos colegas que le objetaban desconocer por completo algunos partidos políticos y hacer un retrato bastante pesimista de la política. El mensaje se asemeja a aquella frase de El padrino “no es nada personal, sólo son negocios”. Digamos la política como herramienta para escalar sin importar las consecuencias, el poder como único fin. Más allá de todo eso, la puesta en escena es impecable, las dos horas fluyen bien, con mucha agilidad, demostrando gran habilidad para filmar diálogos y un eficiente uso del espacio. David Pafundi / 7 puntos
El fantástico mundo del Cropogo
, de Wenceslao Bonelli
Leyendo en el diario del festival luego de ver esta película, veo que se nombra al gran Cristopher Guest y toda su troupe que lo acompaña en varios de sus impresionantes films. Me pongo a pensar también por qué no nombrar a Adam McKay y Will Ferrelll a los que también esta película, de alguna forma homenajea. Es un paso importantísimo que el BAFICI haya puesto en esta sección una comedia, género poco valorado por los asistentes a este tipo de eventos. Este falso documental o por lo menos sino lo es, lo parece mucho, nos cuenta sobre un deporte que se trajo a la Argentina en la década de 1940 y que en la actualidad sólo se practica en Sierra de La Ventana (croquet, polo y golf, sería la conjunción de las siglas), el cropogo del título. En el documental vemos cómo los participantes más importantes de la elite del deporte (el master sólo tiene 10 competidores, por lo menos en el 2011) se chicanean o cuentan quién es el que mejor handicap tiene, un profesor de la Universidad Tecnológica (Carlos Gambetta) o su rival más directo, el apodado Papo. Se muestran las internas entre los palos de madera y los nuevos hechos de fibra de vidrio (la escuela más rústica contra la más moderna, por así decirlo) que se utilizan en el deporte para jugar. Imágenes de viejos programas de canales de cable local y algunas que muestran a los propios entrevistados en videos súper 8, se mezclan con las entrevistas y el recorrido por la única cancha que hay en el país (y se supone en el mundo). Quizás uno de los puntos más altos de la película es la aparición de una banda de punk rock escatológico, en la que toca un jugador (Santiago Machado) que dice tener el mejor registro de la historia: 18 tiros en 9 hoyos. Como resultado y por no ser reconocido, tiene que entrenar para participar del master de este año y así poder limpiar su nombre ya que nadie le cree. Los protagonistas están en un registro tan creíble (aunque no sean actores o no jueguen de verdad al deporte) que todo parece verdad y ellos se lo creen y el público también. No demos más vueltas: cine argentino del bueno, como yo quisiera ver por lo menos una vez al mes en los cines comerciales. Gabriel Piquet / 7 puntos
La lisiére
Otra más de adolescentes en lugares desurbanizados, en La Lisiére un doctor llega a una zona residencial en algún lugar de Francia. Los jóvenes se reúnen en el bosque para iniciar sexualmente a las mujeres más chicas del grupo con la complicidad de sus hermanos (se sabe que el estereotipo indica que el francés es el sexópata de Europa). La llegada del médico levanta la atención de las adolescentes, a ellas les parece atractivo e inventan síntomas para recibir atención médica domiciliaria lo que provoca los celos de los hombres del grupo. La situación se embrolla bastante, hay un accidente de tránsito de por medio, los jóvenes son cada vez más desafiantes con el doctor y comienzan las fricciones entre ambos. La obra termina siendo fallida, si bien hay un regular juego de climas, primordialmente por el trabajo fotográfico, ciertas acciones del personaje principal parecen excesivas y ridículamente forzadas por el guión para dar inicio al suceso siguiente. Típica historia de pueblo chico infierno grande y el descontrol de los “niños ricos”. David Pafundi / 5 puntos
Enero
, de Cynthia Grabenja y Marcelo Scoccia
Stanley Kubrick le hizo mucho daño a una camada de cineastas argentinos que se caracterizan por hacer el cine heladera. ¿Qué es el cine heladera? Pues es ese tipo de películas sin sentimiento, pretenciosas por donde se lo mire, las estrellas son el guión (si el actor es de madera y suena falso pronunciado esos diálogos trascendentales no importa) y el director de fotografía. Desprecian al cine comercial, ellos no filman para el público, sino para ellos mismos y quizá con un poco de suerte para sus amigos. El humor para ellos es un pecado mortal. Los directores Grabenja y Scoccia pertenecen a esta “elite”. Enero es el relato de Iván, un concertista de piano que sufre de narcolepsia, su esposa está en coma por un accidente provocado por él mismo. Una mujer (francesa, claro, que lo llama “monsieur Iván”) se le aparece en su puerta informándole que su mentor acaba de morir y debe rendirle homenaje haciendo un réquiem. Iván deberá luchar contra su narcolepsia, y los recuerdos de su mujer que lo atormentan mientras compone el homenaje a su mentor. También hay metáforas en piletas que son deudoras de lo peor de otro sobrevalorado del cine: Darren Aronofsky. No hay mucho más para agregar a este bodoque que por suerte dura 70 minutos. David Pafundi / 2 puntos
Essential killing
, de Jerzy Skolimwski
Hay muchas capas de interpretación más allá de que se puede sintetizar como los intentos desesperados de un hombre (interpretado por Vincent Gallo) por sobrevivir. El relato comienza “in media res”, en el medio de un hecho sin contexto alguno, donde nuestro protagonista huye desesperadamente a través de un cordón montañoso de, suponemos, Afganistán, aunque no sean las precisiones geográficas algo indispensable para comprender el film. El continente, el territorio en el relato es el individuo y su entorno, cómo interactúa con ese entorno. Hay una construcción kantiana donde intuimos los elementos que se aparecen a priori, pero esta construcción no resulta completamente fluida y resulta más bien forzada para que aparezca la problemática moral que Skolimowski busca: en su huida desesperada escuchamos, antes de que nuestro protagonista mate necesariamente a un soldado norteamericano para emprender su huida, que tiene un hijo que nació recientemente; también vemos un intento desesperado que lo lleva a abalanzarse sobre una madre con su hijo y, sobre el final, vemos que el personaje femenino de Emmanuelle Seigner abre necesariamente la puerta a nuestro protagonista, tanto para acogerlo como para dejarlo ir. En estas intuiciones, uno puede adivinar la presencia de un paradigma, pero desde lo cinematográfico exclusivamente es imposible que no nos resulte forzado de alguna manera la aparición de un perro o la caída de un árbol en una poco memorable secuencia ¿Dónde gana sin lugar a dudas la película? En la construcción visual de esa supervivencia, en subjetivas frenéticas, en la actuación física y cruda de Gallo, y en planos donde la inmensidad y la vacuidad del paisaje, con ese infinito blanco, terminan redondeando la desolación que experimenta el ser humano, sea terrorista, revolucionario o político. En todo caso, un film atendible que está entre lo mejor de la competencia. Cristian Ariel Mangini / 8 puntos
Eyes over prague
, de Olga Spatova
Interesante documental sobre los últimos años de vida del arquitecto Checo Jan Kaplický quien tuvo a cargo el diseño (tras presentarse en concurso) de la nueva Biblioteca Nacional de Praga. El proyecto de Kaplický es adelantado a su tiempo, combina formas de la naturaleza y la tecnología, quizás demasiado moderno y poco convencional para quienes lo critican duramente, incluso hasta el presidente de la República Checa. La directora se centra en la vida personal del arquitecto y la polémica que sembró el proyecto de Jan, acusándolo de haber hecho fraude en el concurso que lo había dado como ganador, y también exagerando las dimensiones del mismo objetando que su altura taparía gran parte de la vista de la ciudad. Las idas y vueltas de la debacle terminarán por cancelar los planos de la nueva Biblioteca Nacional. Un final amargo para el documental y para Kaplický, quien tuvo más aceptación y reconocimiento fuera de su país que en su tierra natal. David Pafundi / 8 puntos
Fantasia lusitana
, de João Canijo
Durante los primeros 20 minutos, el desfile avasallante del material fílmico y sonoro de archivo antes del primer testimonio habla claramente: Portugal, 1940, una nación floreciente expresando su historia y sus tradiciones de manera monumental, con el orgullo de mantenerse neutral y alejada del resto de una Europa cayéndose a pedazos. La propaganda oficial muestra recepciones amistosas para representantes de ambos bandos enfrentados por la guerra, si bien las autoridades y parte de los ciudadanos no pueden evitar inclinarse a ciertos aspectos del fascismo y sus preferencias sociales. Y los testimonios que aparecerán, acompañando las imágenes y filmaciones, serán nada menos que los de Alfred Döblin, Erika Mann y Antoine de Saint-Exupéry, relatando la inquietud, la intriga y el pesar como inmigrantes de paso por ciudades que parecían ignorar no sólo la suerte de los países vecinos, sino también la de las clases sociales más bajas en el propio. Juan Francisco Gacitua / 9 puntos
Finisterrae
, de Sergio Caballero
Podemos partir -o no- del relato del crítico español Jaime Pena acerca del origen y las repercusiones de la película (ver los párrafos anteriores a la sexta foto), pero es casi obligatorio pensar que Caballero comienza a trazar el camino de Finisterrae desde el núcleo del cine ambient de Serra, despojándose de los condicionamientos históricos y culturales de sus personajes y arrancando una historia “desde cero”. Desde allí, no todos los pasos que da Finisterrae son los más convenientes: los caprichos que guían a los fantasmas en su camino mezclan la solemnidad con la pose más canchera, las cuerdas clásicas con Suicide y giros quizá crípticos y referenciales con líneas simples y efectivas. Tal bipolaridad no es un problema en principio, sólo que hacia el final de la película me había reído de varias referencias, seguí en trozos la trama de los fantasmas y disfruté muchísimo de los planos vistos, pero para eso Finisterrae hubiera funcionado mejor como una instalación. Pena contaba en el link que les pasé que Caballero había comenzado por filmar capítulos de Finisterrae, de a uno por mes. Efectivamente, he visto muy buenos cortos juntos y no un gran largometraje. Juan Francisco Gacitua / 4 puntos
Fubar 2
, de Michael Dowser
Canadá ha sido (y sigue siendo) seno de grandes comediantes: Myke Myers, Jim Carrey, Danny McBryde, Jay Baruchel, Tom green, entre otros, caracterizados por hacer un humor mucho más “zafado” y provocador que el de sus pares norteamericanos. Fubar 2 continúa la historia de dos amigos, fanáticos del metal, un híbrido entre la idiotez extrema de Beavis and Butthead y el fanatismo músical de Wayne’s world. Terry y Dean viajan al norte canadiense recomendados por un amigo para buscar trabajo en las plantas metalúrgicas. Claro que dicha búsqueda no es para el trabajo por el oficio mismo, sino para financiar las fiestas, el alcohol y los clubs nudistas. Fubar es un colectivo de testosterona envuelto en llamas y no le importa lo que se le cruce en el medio. Escupe los chistes uno detrás de otro con excelente timing para el humor físico, sin miramientos ni lugar para el final con moralina. Fubar 2 es el tipo de películas por las cuales vale la pena disfrutar un festival de cine, descubrir nuevos autores, y más con un género tan subvalorado como la comedia. No todo es Herzog y Kiarostami. David Pafundi / 8 puntos
Good for nothing
, de Kijû Yoshida
La nouvelle vague francesa trasladada a Japón, pero con personajes norteamericanizados. Una sociedad de posguerra donde los rituales y las formas se subliman a los vaivenes de la sociedad norteamericana, a los modos de los ganadores. Mientras el mundo procura recomponerse, la juventud nipona (o por lo menos la aquí caracterizada) practica la errancia y el vagabundeo en total desinterés de lo que sucede a su alrededor. Una anomia que pinta a los personajes pero jamás a la película que fluye velozmente con encuadres y una puesta de cámara ajustados y precisos y una edición de corte y montaje vertiginoso. El dinero, la pasión y el amor se cruzan para teñir las relaciones de estos jóvenes, donde lo sexual no se oculta y se muestra sin tapujos ni remilgos. Yoshida asombra con esta película en blanco y negro -su opera prima de 1960-, que mezcla los géneros con inteligencia y estilo: de la comedia al policial, pasando por cierta mirada existencialista sobre una generación atontada. Javier Luzi / 8 puntos
Headshots
, de Lawrence Tooley
Una fotógrafa de modelos que queda embarazada y quiere volver con su ex pareja (padre del bebé), pero este la rechaza porque le descubre un romance con un ex de ella. Esta línea argumental, mostrada de a poco, hace de este drama una película interesante. Con buenos climas en los que la protagonista está sola de noche en diferentes lugares y nunca alcanzamos a distinguir si es parte de un sueño o las malas pasadas de su estado mental por las situación que está viviendo. Algunos planos muy «artísticos» no le juegan muy bien a la película (cuando la protagonista está llorando en un cine, parece un afiche que utilizó hace algunos años el Festival de Mar del Plata). Antológica es la escena en la que la pareja protagónica se pelea en el pasillo de un departamento con un tender con ropa de por medio, con una divertida resolución. Quizás si la película no quisiera ser tan pretenciosa en algunos pasajes y lograra esos climas cercanos a Fassbinder, que tiene como de a chispazos, sería mejor. Director a tener en cuenta. Gabriel Piquet / 6 puntos
Household X
, de Koki Yoshida
Aquí el núcleo familiar está en problemas, por un lado está la madre, una obsesiva por la limpieza quien se niega a creer el desinterés de su hijo y marido por estar presentes en el hogar y ocupa su tiempo haciendo compras en el supermercado y sacando la basura. El esposo es esclavo de su trabajo, pasa largas horas en la oficina, su edad y la rutina lo convirtieron en un sujeto cuasi autista. El hijo salta de un trabajo temporal a otro, siempre en horario nocturno. Al igual que Las piedras, no abundan los diálogos, es un poco mejor desde la puesta en escena, pero narrativamente se torna bastante repetitiva y algo soporífera, no logra en ningún momento empatía con ninguno de los personajes, una película totalmente intrascendente para que esté en competencia. David Pafundi / 5 puntos
Hoy no tuve miedo
, de Iván Fund
La película de Iván Fund tiene el mejor plano inicial de todo el BAFICI, en él aparece corriendo un cachorro de labrador (con la frente en alto y la lengua hacia afuera) al costado del camino, pero la película no dura dos minutos, son unos interminables 120 divididos en dos capítulos. El primero centrado en dos hermanas y una amiga de ellas, su vida cotidiana, los preparativos para el baile de egresados de una de las hermanas, el vestido, el perro, las fotos de la infancia y los recuerdos, su actividad laboral, los amigos, las salidas nocturnas, los chicos que la amiga tiene a cargo como niñera, los días previos a la Navidad, y la visita al padre que hasta el momento parecía ausente. Toda esta primera parte transcurre a ritmo pausado, intimista, ameno, describiendo las relaciones de estas tres adolescentes dentro de una pequeña ciudad (ahora que me doy cuenta casi todas las películas de la competencia transcurren en lugares aislados) en la provincia de Entre Ríos. La última está centrada sobre Lilian, una mujer que está siendo tratada por un psiquiatra, de golpe se cruza una cámara en cuadro, y otra más, cambio de registro. Parece el backstage de la primera parte pero con otros actores, pero no, sigue a otro grupo de personas que van a consultar con un adivino / oráculo del pueblo, se mezclan las imágenes de las hermanas. Aparece el padre de ellas, ya van como hora y media de película pero todavía no se entiende de qué va esta segunda parte en este gran bache narrativo que no termina de definir qué lado tomar, continuar con la ficción o el registro documental. Entonces en medio de la indecisión viene el tedio, el aburrimiento. ¿Qué hora es? ¿Cuánto falta? Siguen apareciendo personajes en el fotograma, ahora trabajadores en una camioneta, miran a cámara, también los sonidistas. Se termina otra película más con una narración poco tradicional, experimental, con excesivo metraje y el público abandona la sala en silencio sin saber qué decir. David Pafundi / 5 puntos
Ivory tower
, de Adam Traynor
Es una gran alegría encontrarse con una película como Ivory tower, del canadiense Adam Traynor. Al igual que la dupla Adam McKay-Will Ferrell, lo que hacen aquí es tomar un ámbito -en este caso el ajedrez- y explotarlo en todas sus posibilidades cómicas. Dos hermanos enfrentados por el ajedrez, pero también por formas de ver la vida: Hershell es casi un hippie, alguien que toma el juego de forma filosófica; mientras que Thadeus es un yuppie que vive esto como pura competencia. Y, como corolario, el segundo se está por casar con la ex novia del primero, una artista conceptual que no parece estar muy cómoda en el rol de mujer del hogar, pero es lo que ha sabido conseguir. Ivory tower cuenta todo esto con un auténtico espíritu ferrelliano -véase si no el aspecto del protagonista Chilly Gonzales-: el film usa este disparador para evadirse, volver, imaginar, satirizar, destruir todas las convenciones y, finalmente, dejar una enseñanza más o menos disparatada. Pero hay otra cosa más en esta opera primar de Traynor, y que tiene que ver con el elenco, todos pertenecientes a la movida musical canadiense. Comedia de rematrimonio, película deportiva, comedia absurda y volada, también un musical. Todo esto es la enorme Ivory tower. Mex Faliero / 8 puntos
I was a swiss banker
, de Thomas Imbach
Roger cruza diariamente la frontera suizo-alemana, trasladando dinero negro de inversionistas de este país al paraíso bancario. Viaja con su lujoso auto, como un importante hombre de negocios. Un día la policía insiste en revisar sus pertenencias y Roger se lanza al agua del lago Constance. Esa será la puerta hacia el mundo de la fantasía, hacia una irrealidad donde se dibuja, se imagina, se vive, se construye la historia de deseo y frustración de la relación entre Roger y las mujeres. La irrealidad articula el relato, donde una bruja apuesta a Roger que no podrá encontrar el amor verdadero. Si no lo logra, deberá soportar un largo matrimonio y una familia con hijos a su lado por el resto de su vida. Así se presentarán diversas relaciones posibles, la mayoría de ellas frustradas. Por el modo en que construye el amor ideal, por su lógica binaria y por su indiscutible misoginia I was a swiss banker es una historia de amor adolescente. Incluso, a pesar de tener desnudos en abundancia, es una película sobradamente conservadora. Daniel Cholakian / 3 puntos
Jenatsch
, de Daniel Schmid
El periodista Sprecher entrevista al doctor Meister, quien le cuenta sobre el asesinato de Jenatsch, un luchador por la libertad de Suiza del Siglo XVII. Le comenta cómo fue asesinado y le muestra un elemento que puede probar quién lo mató. A partir de esa entrevista, el periodista comenzará a obsesionarse con saber realmente cómo fue ese hecho. De a poco entrará en un estado en el que presente y pasado se mezclan y es él quien será espectador de lujo de los acontecimientos. Mi primera película de Daniel Schmid (otra de sus películas me la recomendó José Miccio, La paloma) y la experiencia fue satisfactoria. La película se mueve entre el terreno de la realidad del periodista y su universo paralelo en donde claramente pasa a ser parte de las situaciones que él mismo investiga. El enrarecimiento de muchas situaciones con elementos simples, miradas que cruza con otros personajes, incremento de la música en algunas escenas, le sirven a Schmid para acercarse a ese universo cercano a Alfred Hitchcock y a varios de sus mejores discípulos (Polanski y Chabrol, por nombrar algunos). Si queremos seguir sumando podemos hacer hincapié en que la música es de Pino Donaggio (un habitual de Brian de Palma). Un cine que genera climas cercanos al suspenso, más relacionados con la vieja escuela cinematográfica y lo hace con armas nobles y no efectistas. Gabriel Piquet / 7 puntos
La balada de Génesis y Lady Jaye
, de Marie Losier
Génesis P-Orridge desarrolló en los finales de los sesenta la música “industrial”, como parte de un proyecto de vanguardia artística que finalmente incluyó su propio cuerpo y su amor más profundo. Conoció a Lady Jaye, de quien se enamoró perdidamente, y con ella desarrollaron un proyecto que es a la vez la consumación del amor tanto como un grito estético: la pandrogenia. Sometidos a diversas cirugías y cosmetología, su intención era parecerse tanto como fuera posible. Pero esta situación, que sirve como comienzo del film, termina siendo anecdótica frente a la potencia de la voluntad artística de la pareja y la imparable creatividad de Génesis. Con material de archivo, Marie Losier realiza ella misma un trabajo de una creatividad y un riesgo estético notable. Blandiendo irreverencia, con un impecable trabajo de montaje, mostrando y ocultando cuando es debido, y llevando al primer plano lo mejor de la música de Psychic TV, la directora hace una película que cuenta conjuntamente la historia de amor increíble, la visión artístico filosófica de Génesis y la historia de las vanguardias modernas, y del rock como poética. La balada de Génesis y Lady Jaye sorprende, despierta demonios y cautiva con una banda de sonido impecable. Para mentes y oídos despiertos. Daniel Cholakian / 9 puntos
La cruz del sur
, de Patricio Guzmán
Esta película de Patricio Guzmán no envejeció, la que sigue envejeciendo a paso agigantado es la institución que retrata. Desde la llegada a América de los españoles, la Iglesia Católica ha intentado imponer sus ideas en los indios del continente. Guzmán intercala ficción con documental y nos muestra desde los días de Moctezuma y los misioneros que la iglesia mandaba con los soldados, las técnicas de reconocimientos del pecado que utilizaban, las cuales eran increíbles: les marcaban en el piso una letra y los indios tenían que golpear el suelo en ese lugar e identificar su pecado. O cuando tenían que traducir la Biblia del español a su lengua original porque para ellos todo eso era algo desconocido. Un sacerdote indio que se ríe y cuenta que los dioses católicos son de palo (por la madera) como las cruces, pero los que perduran son los de piedra como los que hacían los aborígenes en sus templos. Hay entrevistas a militares (que justifican sus acciones en nombre de Dios), hablan obispos y diferentes sacerdotes de otras religiones, muchos teólogos, y todos menos los que protegen a la Institución están de acuerdo en la opresión que la Iglesia viene realizando hace siglos sin hacerse cargo y la falta de autocrítica que tiene. Gabriel Piquet / 8 puntos
La derniere Annee
, de Peter Hoffmann
Filmado en un súper 8 blanco y negro, que hace que su textura dé un estilo más viejo al documental, el realizador sigue a un grupo de hombres y mujeres que se dedican a la recolección de uvas en unos viñedos. Mostrando su día a día, siguiéndolos no sólo cuando trabajan sino también cuando comen, beben, bailan, se drogan y tocan canciones. Todos de diferentes lugares (marroquíes, españoles y hasta un argentino) le ponen color y lo emparentan con un rockumental (están más cercanos a la banda de rock, que al trabajador tradicional). Hay un momento emotivo y logrado, cuando a través de fotos en primer plano vamos descubriendo a todos los que pasaron por los viñedos y ya no están. Lo duro del trabajo (una mujer comenta que la mayoría están en negro) y que la tecnología los está haciendo desaparecer (la máquina que recolecta en unas horas lo que todos ellos harían en un día). El realizador tiene todo el tiempo una actitud rockera e ironiza con eso al mostrar a todos esos trabajadores desprejuiciados que parece importarles poco lo que piensen de ellos en el pueblo, e inclusive cuando le preguntan cómo está produciendo la película, confirma que se la financia el Estado. Gabriel Piquet / 7 puntos
La vida sublime
, de Daniel V. Villamediana
Víctor Vázquez se lanza a cumplir el viaje que su abuela no pudo llevar a cabo tras su boda porque la Guerra Civil dejó varado a los cónyuges en su terruño. A través de ese viaje que parte del centro castellano y llega al sur, será que el protagonista aproveche para dar cuenta de la idiosincrasia de cada tipo de español. El ascetismo, la aridez, la profundidad de campo de la meseta construyen una forma de hombre que se atreve a decir “pensamos y soñamos en ocre” mientras que el barroquismo y el exceso de Sevilla (lo morisco, el vergel) definitiva y opuestamente dan vida a otro. En esa búsqueda por hallar el recorrido de El Cuco es que se demostrará que la Historia y la historia se construye o se copia (comerse los 90 boquerones o torear, repitiendo formas y actividades). Y a pesar de que se obstinen en repetir la cantinela sobre cómo no se cumplen los sueños, el peligro (la locura, el riesgo, la frontera) como clave de la vida se erige demostrando la importancia del deseo. Utilizando los testimonios ficcionalizados y actuados de las mismas personas que hacen de personajes, haciendo de la fluidez y la naturalidad (fabricada, no dada) su eje y apostando por el humor y la emoción, La vida sublime es un bello remanso. Javier Luzi / 7 puntos
La vida útil
, de Federico Veiroj
Finalmente alguien derribó el mito y demostró que un cinéfilo militante se lleva tan bien con Eisenstein como con Fred Astaire. Que es capaz de bailar como si fuera un caballero andante, si la mujer adecuada está cerca. Aunque mientras lo hace, no olvide que el cine es el centro del universo. Con La vida útil Veiroj no sólo rinde un homenaje a la Cinemateca, a los hombres que construyen con su pasión un espacio real de transformación cultural, sino que refleja plenamente el mundo, la estética y las contradicciones de un personaje que puede habitar cualquier urbe latinoamericana, mientras su corazón late al ritmo de 24 cuadros por segundo. Sutil, inteligente, sencilla y eficaz, es esta segunda película del director de Acné, aquella historia de un adolescente judío de la alta burguesía montevideana. Esta una historia en blanco y negro de un hombre clase media baja, intelectual, casado con el cine. Ambos relatos íntimos y sociales al mismo tiempo. Veiroj se muestra como un realizador capaz de reconocer profundamente a sus personajes y trasladarlos con calidez a sus películas. Daniel Cholakian / 8 puntos
Las marimbas del infierno
, de Julio Hernández Cordón
El film toma la historia real de un hombre que es extorsionado por una banda de criminales y deja a su familia para ponerla salvo, llevándose sólo su marimba, instrumento musical que es su pasión y sostén. Casi sin ingresos ni esperanzas, se le ocurre recurrir a un conocido y armar una banda que combine el particular sonido de la marimba con el heavy metal. A pesar de su basamento casi documental, la película está contada como una ficción en tono satírico, no exento de cierta melancolía por el fin de ciertas tradiciones y las dificultades por parte de los artistas para abrirse paso en un país que los ignora crecientemente. El filme es desparejo y en buena parte de su metraje le cuesta construir situaciones sólidas y verosímiles. También le juega en contra el amateurismo actoral del protagonista. Pero tiene a su favor a un par de personajes memorables, entre los que destaca Blacko, quien, como él mismo cuenta, pasó del satanismo al cristianismo y finalmente al judaísmo ortodoxo, y siempre parece estar a contramano. Aún así, se lo nota orgulloso de sus elecciones y haciéndose cargo de los riesgos que corre. La secuencia donde se burla de un compañero de la banda que tiene una remera de Hannah Montana es realmente hilarante. Rodrigo Seijas / 7 puntos
Las piedras
, de Román Cárdenas
El es un escritor con un gran bache narrativo al que le gusta pasar gran parte de su tiempo libre arriba de su kayak y ella una empleada en una empresa de control de plagas. Ambos son prácticamente invisibles ante la mirada del otro, apenas se cruzan en su casa de Tigre y rara vez hay diálogo de por medio. Cárdenas muestra el desgaste y posterior ruptura de la pareja mediante una perspectiva totalmente contemplativa, casi en su mayoría con cámaras estáticas y muchos planos detalle, quizás un poco en exceso rozando alguno que otro simbolismo obvio. La segunda mitad de Las piedras tiene bastantes puntos en común con el cine de Rejtman, más precisamente con Los guantes mágicos y Rapado en su forma de retratar la urbanidad y la melancolía de sus personajes. Lo rescatable del film es su apuesta a una narración casi carente de diálogos y con buenas actuaciones. David Pafundi / 7 puntos
Le quatro voltte
, de Michelangelo Frammartino
Magnifico film que apuesta en un 100 % al poder de las imágenes. El relato está dividido en cuatro segmentos, sin diálogos ni intertítulos y con un solo actor, un pastor que cuida a un rebaño de cabras llevándolas a pastorear por un campo en un pequeño pueblo de Italia. Mientras el pastor muere durmiendo en su cama, la cámara queda fija en un plano amplio en el que entran y salen personajes de cuadro, demostrando una gran pericia para la puesta en escena en función de la comedia. Las cabras del pastor protagonizan el episodio siguiente, el mejor y más bello de todos, Frammartino se permite en este generar comedia jugando con el montaje en registro de documental. Los próximos dos están enfocados sobre un pino y su trayecto después de ser talado, pasando por un festejo regional, hasta terminar en las plantas de carbón mostrando con cuidado detalle cada uno de estos procesos. David Pafundi / 9 puntos
Los abrazos del río
, de Nicolás Rincón Gille
Esta película colombiana tiene algunos puntos en común con la argentina Sipo´Hi-El lugar del Mandure, se tiene al río como protagonista y a un espíritu: en el caso de la nacional a Tokuaj (para los Wichis el espíritu mayor) y para muchas de las personas que viven a la orilla del río y algunos de los pueblos originarios de Colombia, el Mohan. En ambos casos se cuentan historias sobre cómo se lo vio o qué se hace para atraerlos. Hasta ahí los paralelismos. En el documental colombiano inmediatamente pasamos a descubrir que el Mohan es la presencia menos peligrosa que arrastra la corriente y que por el contrario los paramilitares han asesinado y mutilado a varias personas desde 2003 a la fecha. Por medio de las entrevista contando cómo desaparecieron varios jóvenes (las madres o hermanas de las víctimas relatan cómo se los llevaron) conocemos que hay alguien más que utiliza el río para «purificar» y no son los aborígenes que se bañan o realizan lo que parecería ser un bautismo. Ver a los familiares llorando a cámara mientras cuentan lo sucedido con sus hijos o hermanos, choca un poco porque parece que el documental apelara al golpe de efecto. Sobre el final se vuelve hablar del Mohan y que está por aparecer, aunque nunca se lo vea. Lo que sigue apareciendo son cuerpos, más terrenales, pero en eso el Mohan no tiene nada que ver. Gabriel Piquet / 6 puntos
Los Marziano
, de Ana Katz
En Los Marziano algo está por estallar. Todo el tiempo. Katz construye la película desde la insinuación constante. Se insinúa la comedia, se insinúa el grotesco familiar, se insinúa un estallido de violencia contenida. Y nada ocurre. Al menos nada ocurre en clave explícita. Todo se conserva controlado. Juan y Luis Marziano son hermanos y están distanciados. Ni la enfermedad o los golpes, ni los buenos oficios de su hermana Delfina pueden hacerlos ceder. El camino hacia el encuentro es un sinuoso recorrido de situaciones personales, cuyo foco de atención cambia constantemente. La enfermedad, el dinero, las obsesiones personales, las relaciones maritales y filiales, la vida en el country. El medio tono amable con que se desarrolla la película, oculta todo lo que socialmente suele negarse. Todo lo que por conveniencia colectiva permanece oculto. Lejos de costumbrismo o el melodrama, la película hace del control un culto. El problema, tal vez, es que frente a tanta amenaza, la realizadora decide por la salida conservadora, la que calma ansiedades, en lugar de sostener la angustia y asumir que en la vida esas amenazas pueden ser permanentes. Daniel Cholakian / 6 puntos
Mamut
, de Gustave de Kervern y Benoit Delépine
La dupla Kervern y Delépine retoma con su espíritu lúdico, aquí con un jubilado que tiene que recorrer varias ciudades para conseguir comprobantes de trabajo y así lograr cobrar su jubilación. Es decir, road movie a bordo de una moto y con un Depardieu gordísimo y con el pelo largo al viento. Mamut arranca muy bien, construyendo humor desde la abulia y la brutalidad de su personaje, un tosco bonachón, con gran poder de observación. Sin embargo, a medida que avanza el viaje, se pierde en el camino con una comicidad que por momentos resuena como original y por otros, como demasiado antojadiza, forzada. Tampoco ayuda cierto conflicto del personaje con el fantasma de un viejo amor. Aún así, Mamut es un producto libre, sin ataduras ni compromisos, que consigue con algunos estallidos de creatividad convocar la risa del que mira, sin saber muy bien hacia dónde va ese viaje. Mex Faliero / 6 puntos
Mercados de futuros
, de Mercedes Alvarez
En su segundo largometraje, Alvarez sigue demostrando que el documental en España está pisando fuerte (o por lo menos los seguidores de la escuela Guerin). Vemos a varios hombres quitando objetos, libros, etcétera, de una casa antigua (para su posterior venta en un mercado de pulgas), ingresamos en una exposición o una especie de convención en la que en cada stand se nos ofrece la oportunidad de una vida mejor. Barrios privados con seguridad en todo el perímetro, resort en el Caribe, complejos hoteleros e increíbles paraísos para la compra de un inmueble (sin tasas de interés, algo que recalca la mayoría de los vendedores). Conocemos a un grupo de corredores de bolsa que se quejan por ser uno de los pocos países que no logran vender acciones a un valor bajo y descubrimos al que quizás sea el personaje de todo el documental, un hombre de unos 82 años que sentado en la puerta de su local, sin moverse, se niega a venderle a sus potenciales clientes. Si tomáramos al pie de la letra el titulo del documental, todos los futuros que ofrecen son un presente con olor a pasado. Uno de los vendedores de un hotel en Dubai le ofrece una habitación que sería la de mayor calidad mientras le cuenta al mismo cliente que ya hay otra mejor que la que le ofreció hace unos instantes. Un vendedor de lotes en Hungría que habla de un futuro para acceder a comprarlos, haciendo mención a que el país entrará en el mercado común en 2013 (recordar que una de las causantes de la crisis en España fue la burbuja inmobiliaria y que también dejaron de recibir esa especie de subsidio que les da el mercado común europeo cuando ingresan a la comunidad), luego de acotar estos beneficios los potenciales clientes le dicen “¡ahh, como acá!”. Como decía una gran banda de rock de La Plata: «el futuro llegó hace rato; es todo un palo». Gabriel Piquet / 8 puntos
Mensajero
, de Martín Solá
El film tiene una premisa muy pequeña: cuenta la historia de Rodrigo, un joven del norte (puede ser Salta o Jujuy, nunca se especifica), que quiere ir a trabajar a las salinas para ganar dinero. En su camino será parte de una peregrinación religiosa que lo lleva por los cerros. Después llegará a las salinas y comenzará con las actividades de recolección. Con esto, Solá construye una película artificial e hipnótica, la película no intenta mostrar nada que no conozcamos (la procesión o el trabajo en las salinas) y es ahí donde gana y para bien. Voy a tratar de explicar lo mejor que pueda lo que me ha parecido el trabajo fotográfico: cualquier adjetivo no le haría honor, pero igual un “sublime” nos acerca al resultado. La fotografía corresponde a Gustavo Schiaffino (a quien no conozco), pero tengo que agradecerle a través de esta reseña lo impresionante de su trabajo (en el cine argentino sólo Esteban Sapir y la fotografía de Kino González en Picado fino habían logrado algo parecido). Cada encuadre parce una foto fija, y sólo nos damos cuenta de que no lo es con leves movimientos de las manos o alguna parte del cuerpo. Las nubes que van cubriendo los cerros durante varios minutos meten al espectador en un trance que lo transporta a estar en el lugar y admirar relajado. El puntaje de la película está al final, el puntaje de Schiaffino lo pongo a continuación: 10. No conozco su carrera, pero señores productores ténganlo en cuenta porque puede salvar varios bodrios. Apliquen lo que el cine comercial en la Italia del 50 ó 60 realizaba con hombres como Mario Bava o Victorio Storaro, que salvaron varias películas del fracaso. En Mensajero la fotografía se complementa perfectamente con la dirección. Se dice que cuando sobresale algo en una película es por es fallida, pero en este caso suma, no resta. Gabriel Piquet / 8 puntos
Morgen
, de Marian Crisan
Es el tipo de películas que deberían ver y aprender de ella tipos como Iñarritu y Campanella. El trailer y sinopsis de Morgen no prometen demasiado, uno puede pensar que es otra historia de marginalidades, con inmigrantes que la pasan mal todo el tiempo, encima es una coproducción de cuatro países. Pues no, la película de Crisan es todo lo opuesto a ese cine berreta del director de Babel. Básicamente es la historia de un turco que al cruzar ilegalmente la frontera de Rumania es descubierto por Nelu un guardia de seguridad de un supermercado. El ante los ruegos del turco decide protegerlo de la policía fronteriza y lo hospeda en el sótano de su granja. Ninguno de los dos habla el idioma del otro, lo único que logra interpretar Nelu es que el extranjero debe cruzar a Alemania para ver a su familia, y acepta dinero de este para seguir manteniéndolo oculto a condición de que trabaje en su granja. La policía de frontera sospecha de Nelu y empieza a presionarlo para que les dé información, lo que da pie a que se desaten varias situaciones (con sus buenos momentos de comedia) en los que harán lo imposible para que cumpla su objetivo. Los méritos del film rumano están en la fluida narración sin necesidad del golpe de efecto, la demagogia o el trazo grueso. Hay denuncia de la situación de los inmigrantes y sus conflictos, pero retratado de forma real sin bajada de línea. El cine rumano va sumando referentes. David Pafundi / 8 puntos
Negative history of hungarian cinema
, de Gyula Nemes
Esta es la película frustrada de lo que pudo haber sido un interesante ensayo histórico sobre el cine húngaro. El realizador convoca a personas que han participado de proyectos frustrados, censurados, paralizados, negados, para que cuenten sobre aquello que “no fue” en la cinematografía de su país. Lo que concretamente logra es un anecdotario más o menos interesante, de relatos sobre tales frustraciones. Lejos está de poder contar, metonímicamente, la historia de la censura o la opresión o las relaciones de poder en el cine, pero también en la cultura húngara, y menos aún poner en relación dialéctica estos proyectos inconclusos con lo que fue la cinematografía de la época, lo que hubiera permitido también comprender el modo en que los sectores del poder influyeron en el sentido simbólico que se pretendía de la industria. La película podría servir de investigación preliminar. No más que eso. Daniel Cholakian / 4 puntos
Norberto apenas tarde
, de Daniel Hendler
El protagonista que le da nombre a la película es un sujeto gris, que trabaja en una inmobiliaria, no por vocación, sino por necesidad, en ese lugar su jefe le sugiere que “se suelte un poco más” y le recomienda tomar unas clases de teatro para así mejorar sus métodos de venta, ya que gana un sueldo en base a comisiones. Norberto vendría a ser una especie de alter ego de los personajes que usualmente interpreta Hendler, es el típico tipo desencajado, que nunca se adapta al lugar en el que está, al que la realidad le llega a destiempo, pero tampoco le afecta demasiado. En esta opera prima algunas escenas pueden llegar a rozar el patetismo, pero el director siempre está a la altura de sus personajes, nunca los juzga. David Pafundi / 7 puntos
Nostalgia de la luz
, de Patricio Guzmán
Patricio Guzmán se ha pasado su vida intentando entender su idiosincrasia chilena y preguntándose y preguntando a sus compatriotas esas cuestiones que duelen y cuesta reconocer. En este caso, y tras un trabajo de más de cinco años de elaboración del guión, entrega un documental de un lirismo poético entrañable, un canto que se ocupa del cielo y las estrellas y el universo y la creación a través del centro astronómico que se está instalando en el desierto de Atacama, y a la vez pisa la tierra que nos sostiene para contar la búsqueda dolorosa de las mujeres que siguen tratando de encontrar el cuerpo de sus familiares desaparecidos por la dictadura pinochetista. Esa metafórica alegoría que une cielo y tierra intenta aunar tiempo y espacio y logra una emoción que no desdeña la reflexión filosófica, ética y política. Claro que como interpretación que hace de la originalidad y la casualidad, verdad, no puede abarcarlo todo y la realidad le desborda por los costados y a veces se cuela haciendo saltar la analogía. Hay en esa intención de naturalizar el universo como una fuerza ajena a los designios de los hombres (hecho completamente comprobable como tal) algo que no pertenece al mundo de la violencia estatal donde evidentemente el género humano interviene rompiendo cualquier eslabón externo. Esos muertos no son muertos sino matados, asesinados, hombres a los que les arrebataron la vida otros hombres y no hay ley natural o de la naturaleza que pueda llegar a “resolver” semejante cuestión. Cierto es que las entrevistas que forman parte de esa sección con testimonios de participantes directos de esos años deberían correr por cuenta y responsabilidad de cada uno de los que emiten sus opiniones pero hay una decisión editorial, podríamos decir, del director de elegirlas y ubicarlas en el flujo de la narración. Por eso cuando una de las hijas de desaparecidos que además es astrónoma dice que siente que hay un defecto, una falla de fábrica en ella y que su marido y su hija no lo tienen hay algo que desde su discurso científico puede cerrar pero que se complica desde la Historia y que tiene que ver con que esa marca es hereditaria y transmisible y no se repara con sólo creer que uno es un grano de polvo en el mundo o en la compensación de la naturaleza. Es un testimonio y un sentimiento y uno no es quien para decir nada al respecto pero tiendo a pensar que eso sirve para sobrevivir pero no para vivir. Javier Luzi / 8 puntos
O céu sobre os ombros
, de Sérgio Borges
Esta opera prima de Sérgio Borges sigue la vida de tres treintañeros de Belo Horizonte, muy diferentes entre sí y cada uno de ellos muy particular: un hare krishna, cocinero, deportista y barrabrava de fútbol; un escritor que no logra darle importancia a su producción, arrastra la muerte de un hijo pequeño y la indiferencia ante otro debido a su discapacidad; y una transexual que ejerce la prostitución y además cita a Freud, Foucault y da charlas concientizadoras sobre género ante auditorios universitarios. Entre la ficción documentalizada y el documental ficcionalizado, jugando a la entrevista y a la observancia aséptica de la cámara la película pretende construir narración e historia pero lamentablemente se queda a mitad de camino y sólo muestra tres retazos de vida a los que se les nota perseguir, sin conseguirlo, un destino mayor que el de mero registro. Javier Luzi / 5 puntos
Ostende
, de Laura Citarella
La cosa va así, Laura se gana un sorteo para pasar unos días en un hotel en la ciudad balnearia de Ostende, mientras espera hasta el fin de semana la llegada de su novio. Sin mucho para hacer (es temporada baja, el clima es frío y ventoso), observa sigilosamente a un huésped que merodea por las instalaciones y la playa junto a dos mujeres mucho más jóvenes que él. El nivel de paranoia de Laura va en aumento, sumado posiblemente a una historia de ficción que oye en voz de un empleado (bastante molesto, tanto para la protagonista como para el espectador) del recinto. El arribo de su novio no le calma los ánimos, conversa con él acerca de sus especulaciones respecto a los “raros” movimientos que hace el misterioso huésped pero él no la toma en cuenta. El final termina haciendo agua por todos lados, ya que en el film hay un juego con el cine de Hitchcock, pero mal aprendido. Si bien hay un par de encuadres bastante prolijos, ninguno es efectivo como para generar suspenso y esa intriga que Laura describe por medio de los diálogos con su novio en ningún momento está demostrada en las imágenes y es por eso que el final pierde todo efecto posible. David Pafundi / 5 puntos
Parto
, de António Borges Correia
Este documental -en realidad no sé si definirlo de esa forma porque es tan delgada la línea con la ficción- nos muestra a Olegario, un empresario fúnebre que tiene que encargarse de todo lo relacionado con un entierro que ocurre en una zona escondida de Portugal. La película nos muestra el recorrido por los diferentes parajes del lugar llevando el ataúd y los inconvenientes que esto conlleva. Se irán cruzando con los lugareños que contarán historias (muchas relacionadas con su pasado viviendo en los Estados Unidos) y en cada casa que los reciban se quedarán a tomar y comer (la insistencia para que se queden hace que tarden cada vez mas), haciendo el trayecto eterno. Una película que te atrapa por la verborragia del protagonista, la escena en donde cuenta el futuro de la empresa gracias al alto nivel de edad de los de la región es muy buena. Como digo siempre en los casos que me gusta algo y recién descubro al hombre detrás de la cámara. Director a seguir. Gabriel Piquet / 7 puntos
Poetry
, de Lee Chandong
Este film coreano se toma sus 139 minutos para mostrar cómo su personaje principal se hace cargo de una dolorosa realidad que se va desplegando como un abanico, y se extiende como una enfermedad terminal. Mientras todo esto ocurre, la mujer toma un curso en un taller de poesía. Es a partir de este hecho que la película se relee como un drama familiar centrado en aquellos detalles que habitualmente dejamos pasar por alto. El asunto es qué hace esta mujer con esos detalles, una vez que los observa. Más allá de lo que pueda indicar su título, no es un film sobre poesía y ni siquiera se deja llevar por el formalismo extremo. Lee es un tipo sensible que deja ver bajo la superficie normalizada de su película un país en descomposición, síntoma principal esa abuela que no sabe cómo hacer lo que tiene que hacer. “Mirar bien es mirar por primera vez” es el leitmotiv del film, y hacia esa pérdida de la virginidad amoral es donde se dirige la película que termina siendo como un río: por extensión, por ritmo, y porque cuando la superficie muestra calma abajo todo se revuelve. Mex Faliero / 8 puntos
Qu´ils reposent en révolte (Des figures de guerres)
, de Sylvain George
La segunda película de George se concentra en el punto más conflictivo de la inmigración en Francia, recurriendo a sonidos e imágenes de todo tipo. Hay que reconocerle al realizador que es todo un cineasta, pues evidencia la potencia audiovisual del cine y el papel que tiene el montaje como constructor de realidades. Evidencia así claramente cómo hay todo un circuito armado alrededor de la inmigración ilegal: personas, objetos, ritos, acciones, construcciones espaciales, lingüísticas y temporales. Pero le falta el salto extra como película política, ese que le hubiera desestabilizar verdaderamente al espectador para luego plantear nuevos horizontes. Cuando lo intenta, trastabilla, llega a conclusiones obvias y hasta incurre en algún que otro golpe bajo. Es necesario un cine político, pero habría que pensar si este es el ejemplo a seguir. Rodrigo Seijas / 6 puntos
Seguir siendo: Café Tacvba
, de Ernesto Contreras y José Manuel Cravioto
La primera película que veo dentro de la sección de musicales de este festival. Café Tacvba es de esas bandas a las que no escucho habitualmente pero les tengo respeto. El documental nos muestra sus comienzos en 1989 con los habituales entrevistados aparte de la banda, que le van poniendo color a las anécdotas. En este caso lo mejor no es ver lo que fue la banda, sino lo que es o lo que fue hace poco (muchas imágenes son shows del 2008/09). La escena en la que se los ve tomando entrevistas a todos en la misma habitación y repitiendo las mismas respuestas sobre el disco que sacaron en ese momento, logra captar el hastío de decir siempre lo mismo en las entrevistas. Otro dato interesante es ver a Gustavo Santaolalla en su rol de productor. Vemos lo que realmente hace, cuál es su función y el aporte que le da a la banda. La música ayuda a que todo pase rápido, divertido y que salgas con ganas de más. Como todo buen show. Gabriel Piquet / 7 puntos
Shelter
, de Dragomir Sholev
Oh mis plegarias han sido escuchadas, ¡Shelter es una comedia! ¡Y de las buenas!
Un matrimonio de Belgrado ha perdido a su hijo (Radostin), después de hacer la denuncia en la policía llegan a su casa y para sorpresa de ellos, Radostin se encuentra bien, y para la furia de su padre (Emil) actúa como si nada hubiera pasado. Su primogénito no está solo en casa, lo acompaña una amiga, a lo que más tarde se suma un adolescente punk. Los cinco (Radostin, sus padres y amigos) comparten un almuerzo familiar mientras los chicos esperan a que termine la lluvia para largarse: “la lluvia y el viento no son amigos del punk”, dice uno de los personajes. Shelter está filmada con destreza, una comedia de cruces generacionales bien lograda fruto de sus ingeniosos diálogos y el aporte actoral, destacándose el personaje de Emil y Tenx el contestatario y rebelde punk. David Pafundi / 8 puntos
Silver bullets
, de Joe Swanberg
Otra historia más ubicada dentro del circuito del cine under, aquí Claire es una joven actriz que está haciendo ensayos para una película de mujer lobo, el director del proyecto es nada menos que un amigo de la casa: Ti west haciendo de él mismo. Los ensayos son cada vez más frecuentes y esto va despertando los celos de su novio Ethan, que también es realizador (interpretado por Swanberg), pero de otro género de películas. La relación de la pareja se va complicando cada vez más cuando aparece en escena una amiga de Claire a quien Ethan, desesperanzado por el futuro de su carrera, ve como candidata perfecta para su nuevo film. Ambos se involucran hasta que la pareja se disuelve. Swanberg construye un relato autobigráfico, y más allá de que parezcan los lamentos de un niño rico, hay un momento contundente en el que le confiesa a su novia no tener interés por ver las películas o hacerlas, tampoco las realiza por dinero, sólo lo hace por mantenerse ocupado en algo. Lamentablemente se cae sobre el final, siendo este algo abrupto y forzado, producto del mismo género en el que los guiones se reescriben a medida que se van filmando. David Pafundi / 6 puntos
Sipo´hi-El lugar del mandure
, de Sebastián Lingiardi
Mientras se narra en off un cuento, un plano fijo de unas manos tratando de hacer fuego con dos ramas nos adentran en el documental que tiene como eje a la cultura wichi y el pueblo que da título al film. Documental de observación, el personaje que sirve de conductor está contemplando el río y sus aledaños, la gente y su pueblo. Hasta ahí en la forma de filmar podemos emparentarlo con Lisandro Alonso (principalmente con su película Los muertos). Los cuentos que son escuchados en lengua wichi sirven para acompañar las imágenes. Nada que no se haya visto. Lo que lo vuelve interesante son los planteos que dos de los integrantes de la comunidad se hacen (uno locutor de una radio wichi), quienes se preguntan por el reconocimiento que su cultura tendría que tener. Ellos mismos en un híbrido, documental/ficción, se cuestionan cuál es el reconocimiento que buscan y no logran encontrar. Es interesante también escuchar que siempre los hombres blancos «nos filman graban y se van, no vuelven más, algunos vuelven pero no se quedan». En la parte final tratan de definir el dilema de si mostrar eso que es cultura wichi o no hacerlo, y buscan convencer a los más viejos para que la oralidad pueda tener continuidad. Interesante se vuelve el trabajo de la película desde la mitad en adelante, cuando se separa de la idea de contemplación y se habla más de todo lo que es cultura y su valor para los pueblos originarios. Gabriel Piquet / 6 puntos
Snap
, de Carmel Winters
La primera película con una temática fuerte que veo en el festival y que se podría acercar al universo de Haneke, Von Trier y tantos otros grandes extremistas del cine del derrape (familias o personas que caen en un espiral de problemas o situaciones terribles de las que parece no poder salirse). Este film tiene todos los condimentos de los directores antes nombrados, pero se sostiene por las actuaciones y algunas escenas para rescatar. Una madre deja que la filmen para el documental sobre un hecho que involucró a su hijo adolescente, el secuestro durante unos días de un bebé. La madre cuenta a cámara cómo sucedieron los hechos, siempre desde su mirada, aunque también podemos darnos cuenta que se nos está quitando algún tipo de información y con el correr de la película nos daremos cuenta que tanto madre como hijo guardan un secreto bastante oscuro de su pasado que es el desencadenante del secuestro. La escena en la que la madre tiene sexo con un hombre mayor (una persona de 65 aproximadamente) es interesante en cómo se la plantea: hay humillación de por medio, un momento de ternura, para terminar en decadencia. En otra escena realmente buena vemos a la madre y al hijo sentados en un banco de un parque, mientras el joven se quiebra en un llanto y se recuesta sobre el hombro de la mujer. La madre sólo atina a correrlo y mantenerle la misma fría distancia que le transmite durante en todo el film. Podría haber sido peor y se hubiera torturado física y psicológicamente a los personajes, pero eso se lo dejamos a los verdaderos “maestros” antes nombrados. Gabriel Piquet / 6 puntos
Taller de Cine El Mate
, directores varios
Esta serie de cortos representa un conjunto de trabajos animados realizados por los jóvenes alumnos de la escuela de cine dependiente de la Municipalidad de Vicente López. Lo que se ve es cómo los niños y adolescentes que asisten a ese establecimiento van experimentando con las formas, conceptos y posibilidades del arte cinematográfico. Los resultados, con todas sus limitaciones, exponen una vocación por romper con ciertas convenciones impuestas por la disciplina cinematográfica, pero sin dejar de incorporar elementos ya presentes y vistos. La paradójica necesidad de enfrentarse al mundo adulto pero también de evocarlo, buscando al mismo tiempo una forma de establecer una identidad, algo típico de la minoridad, transita todos los cortos. No sé sabe hacia dónde irán estos chicos cineastas en el futuro. Pero, mientras tanto, nada mejor que verlos expresándose de este modo. Rodrigo Seijas / 7 puntos
The apple and the warm
, de Anders Mongerthaler
O de cómo contar con total acierto la historia de una manzana que se las tiene que arreglar con un gusano metido dentro suyo. Pero eso es sólo el principio de este mundo: hay una manzana que parece una pera, una cereza que canta cada acción que se va sucediendo, una berenjena docente, unas pequeñas naranjas en edad de aprender y hasta unas papas que se dedican a esperar el diluvio universal. El universo que nos presenta este filme animado danés ofrece toda clase de posibilidades, tiene cosas importantes para decir y habla sin miedo ni tapujos. Hay aventura, diversión, diálogos inteligentes, sutiles reflexiones sobre la identidad y la amistad. ¿Qué más se puede pedir? Lo único que es disfrutar una película que merecería un estreno masivo en la cartelera argentina. Rodrigo Seijas / 9 puntos
The day of ants in the sky
, de Akira Nobi
Los asiáticos tienen esa virtud (y muchas veces también ese defecto) de sobrecargar sus films y hacerlos pasar de un género a otro sin ningún tipo de problema. Y a veces para un público occidental, pasar fácilmente al ridículo. Cuatro hombres que trabajan para una organización se dedican a matar personas y una vez muertas, cada uno de ellos les clava en la frente un clavo. El integrante más joven del grupo es un universitario llamado Kenji. Una de estas personas a las que siguen y tienen que eliminar, se encuentra en un departamento con su amante, que se adelanta en la misión de los hombres y lo descuartiza. La mujer es descubierta por Kenji y llevada a un calabozo con otra mujer, en donde serán “probadas” para ver quién sigue trabajando para la organización. Con esta premisa que pasa por varios estilos arranca este gran film. Empieza como un policial de yacuzas, sigue por los caminos del terror y la sangre y termina siendo una épica romántica. Todo esto en dos horas, sin aburrir y demostrando nuevamente que cuando se lo proponen, los asiáticos (japoneses en este caso) pueden ser desmedidos, pero llegan a redondear una idea aunque su trama parezca complicada. Gabriel Piquet / 8 puntos
The great bear
, de Esben Toft Jacobsen
Un niño y su hermana menor van a pasar unos días a la casa de su abuelo. Allí encuentran una misteriosa puerta que resulta ser un pasaje a otro mundo, un bosque muy particular donde se encuentran a un oso gigantesco, del tamaño de una montaña (literalmente) que se mimetiza con el paisaje boscoso, al que tendrán que defender de un cazador que busca matarlo para vengarse de unos destrozos que le provocó. Típico relato de aprendizaje y conciencia de la hermandad, este filme sueco no alcanza la poesía que transmite la obra de Hayao Miyasaki ni la solidez formal y narrativa de un Pixar. Incluso el final tiene aspectos cuestionables en cuanto a las decisiones que toma para con un personaje. Pero tiene a su favor esa criatura maravillosa que es el oso, un triunfo de sensibilidad en el diseño y verosimilitud dentro de la trama, más algunos bichitos muy simpáticos que empujan una historia algo esquemática pero que sin embargo vuelve a demostrar los méritos del cine escandinavo dentro del género infantil. Rodrigo Seijas / 7 puntos
The sleeping girl
, de Rainer Kirberg
Mi día en el BAFICI venía muy bien pero, como decía el mentalista más emblemático de nuestro país: “puede fallar”. Había escuchado comentarios de otros colegas de que era mala, igual me decidí y la vida. No sé si la película es mala. No sé si la película es… a los 10 minutos era tan aburrida que tenía ganas de levantarme e irme (le puse ganas y me quedé hasta el final). Nunca me voy del cine, esta vez casi me tenté de hacerlo. Filmada en blanco y negro, esta película nos muestra a un artista que conoce a una mujer, que se aparece en un parque y termina transformándose en su musa. Se obsesiona con ella y confunde realidad con el arte que cree tomar de la mujer. Pretenciosa. Por lo único que no le pongo el puntaje más bajo es por la banda de sonido impresionante que tiene (Can, Faust). Gabriel Piquet / 2 puntos
The terrorists
, de Thunska Pansitivorakul
En esta especie de ensayo audiovisual (pos)moderno que echa mano a las herramientas tecnológicas, se cruza lo público y lo privado, la ficción y el documental para mostrar lo que en Tailandia resulta imposible de ver o es anulado por la censura estatal. Las relaciones de padres e hijos puestas en cuestión y exhibidas en sus conflictos y la violencia del aparato estatal contra el pueblo que se subleva harto de las matanzas y la opresión se mezclan con las secuencias de pijas y pajas de jóvenes al mejor estilo webcams. Y en esa decisión uno no puede dejar de ver una elección que empareja todo igualándolo, pero no para mejor. Lo sexual pierde su potencia revulsiva y se constituye en apenas una rebeldía adolescente que no se levanta contra nada sino que se reduce a una inocentada masturbatoria que empieza y acaba en uno. Y es una lástima porque las imágenes recogidas sobre la feroz represión que terminó en una matanza en Bangkok en el 2010 son de una crudeza y una potencia pocas veces vistas y porque hay reflexión en esa exhibición y hay un cuestionamiento sobre la construcción de la memoria que bien se merecían mejores cuidados. Javier Luzi / 5 puntos
The wanderer,
de Avishai Sivan
Isaac es hijo único de familia judía ortodoxa. Pasa días y noches vagando por la ciudad. Está atravesando el paso a la madurez y el mundo se le presenta como un lugar inhóspito y extraño. Y esa imagen que le devuelve el exterior tiene que ver con la sexualidad, la reproducción y la fertilidad. Isaac sufre de dolores que resultan en cálculos renales y estudios mediante le descubren también varicocele. Se enfrenta a la cirugía en soledad, sin hablar con sus padres con quienes el diálogo parece ser una posibilidad muy lejana. Sivan plantea la película con clasicidad, afecto a los planos horizontales donde las figuras se desplazan en su camino barriendo la pantalla de izquierda a derecha. Plagado de simbolismos (los zapatos que aprietan, los huevos en la heladera) o explícitamente anunciado (las chicas, la compra de condones, los ruidos que dan cuenta de relaciones sexuales en el cuarto de los padres), el guión se desarrolla apostando más por los silencios que por las palabras. El temor y el deseo en el joven virgen entran en pugna y la imagen del comienzo en mitad de un puente abierto, de esos que cruzan las vías férreas, mirando al frente para finalmente darnos la espalda e irse caminando, resulta un anticipo claro de lo que veremos. Javier Luzi / 7 puntos
Tournée
, de Mathieu Amalric
No vi las anteriores películas de Amalric, pero sin dudas que Tournée -su cuarto film- es una excelente forma de comenzar a apreciar su filmografía. El actor y director francés interpreta aquí a un productor de la televisión gala que, en la mala, conduce un grupo de mujeres norteamericanas voluptuosas, en un show de desnudistas que está de gira por varias ciudades costeras francesas. Lo que importa aquí es lo fundamental del cine: el personaje y el contexto. Amalric teje a su productor de un poco de patetismo, otro poco de indulgencia y un cacho así de grande de ternura. Tournée no es otra cosa que el intento de un tipo en desgracia por recuperar el territorio como laburante, como padre, como hombre. Y el film cruza todo esto con humor, con algo de dramatismo, con absurdo, con desborde, con imaginación. Luego uno se entera que este cabaret del New Burlesque existe en la realidad, que aquellas secuencias teatrales tienen un sesgo documental y que, además, se permite encontrar la felicidad y lo maravilloso en este ámbito. Y ahí Tournée se hace más grande todavía. Más grande, inclusive, que la increíble Miranda Colclasure. Mex Faliero / 8 puntos
True love
, de Ion de Sosa
Esta película nos muestra imágenes de Berlín, casas, locales, calles, paradas de tren. Lo habitual en la vida de la pareja que luego conoceremos a partir de la reiteración de sus acciones durante varios meses (con cambios de estaciones climáticas evidentes). Me vienen a la memoria dos películas (solamente en algunos aspectos visuales) Berlín: sinfonía de una gran ciudad (1927), de Walter Ruttman, y Arrebato (1980) de Iván Zulueta, ambas obras maestras de diferentes períodos. El director las debe haber visto, porque con o sin intención toma bastante de las dos. La diferencia es que esta película termina siendo un ejercicio en donde el realizador se mira el ombligo y nosotros espectadores tenemos que soportar 70 minutos de unas vacaciones filmadas junto a su novia y conocer de una vida que será divertida para ellos, pero no para el publico. Gabriel Piquet / 3 puntos
Verano de Goliat
, de Nicolás Pereda
Película que mezcla el documental con la ficción (algo que se vio mucho en este BAFICI y está cada vez más instaurado). Unos chicos son entrevistados y hablan a cámara, se les pregunta por Goliat, todos dicen conocerlo. Le pusieron ese apodo porque mató a su novia. Después de esto la película se va con la historia de una mujer que fue abandonada por su marido y no puede asimilarlo, con la llegada de su hijo que viene del ejército y no consigue trabajo. Estas historias se vuelcan más a la ficción. Por ahí hay una muy buena escena, la madre escribe una carta, se la hace repetir a su hijo y a su vez este se la hace repetir a otra mujer para que entregue como mensaje lo que dice la carta. La película está contada de forma que a veces no quedan claras algunas cosas. Pero te mantiene esperando qué va a pasar con los personajes. Gabriel Piquet / 6 puntos
Wasted youth
, de Argyris Papadimitropoulos y Jan Vogel
Ni bien empieza la película promete. Por un lado un hombre que vuelve a su casa, se baña e intenta tener sexo con su mujer sin llegar a concretar nada (parece estar muy cansado). Luego se levanta, notamos que su hija le es indiferente y que por las acciones siguientes está muy frustrado. Por otro lado un joven de 16 años que practica skate, no duerme en su casa, vive algunos días en lo de la mejor amiga de la madre, tiene una relación distante con su padre quien le exige que se encuentre un trabajo y visita a su madre en un hospital. Dos historias que no tienen ningún punto en común y que podrían haberse profundizado, pero hasta ahí todavía nada. En la mitad del film vemos que el hombre es un policía que trabaja patrullando de noche, no está en su mejor momento mental y después de alargarnos situaciones, se cruzará con el joven a la salida de una fiesta en la que con unos amigos ha tomado alcohol (imagínense varios clichés sobre descontrol en la fiesta). El efecto Iñarritu/Haggis se ve venir (historias que se cruzan o tienen puntos en común) con el previsible desenlace cargado que se podría haber resuelto 20 minutos antes y no hubiera hecho más interesante a la película. Gabriel Piquet / 2 puntos
Weekend
, de Andrew Haigh
Russell y Glen se conocen un fin de semana en un boliche. Se ven y se histeriquean. Russell termina a los besos con otro muchacho, pero a la mañana amanece en la cama con Glen que lo ha “rescatado de las garras de ese gnomo”. El sábado terminan viéndose, con interrupciones, tres veces, compartiendo charlas, meriendas y algún beso y a la noche vuelven a dormir. Pero Glen tiene un proyecto inamovible: viajar a Estados Unidos para estudiar. ¿Qué hacer cuándo uno no tenía que encontrarse y se encuentra? ¿Se puede girar el timón y emprender nuevos rumbos? ¿Por qué el amor parece aparecer cuándo menos lo necesitamos y nos complica? Esta comedia dramática desarrolla estas reflexiones sobre los sentimientos y el amor menos desde el humor que desde los discursos. El romanticismo y el cinismo -dos posiciones en pugna- se arrojan sus dardos entre beso y beso, reconociéndose en la ilusión uno, negando y refugiándose en una coraza el otro, para dirimir lo imposible. Sin ganadores a la vista, pero con una inevitable transformación para los protagonistas (sutil y corrosiva como corresponde a lo british) la melancolía termina imponiéndose por encima de cualquier otro tono. Javier Luzi / 6 puntos
Hola Gabriel, el crópogo es un deporte real, no estuviste frente a un documental apócrifo. Aunque es difícil de comprobar por internet, acá va un link
http://www.ymcaargentina.com.ar/area-de-centros-turisticos-y-campamentos/torneo-de-cr–pogo-en-ymc–polis/