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Cuidado con el guardia

Algo huele a podrido

Por Mex Faliero

Hay algo deliberado en Observe and report: invariablemente nuestra memoria registra a Seth Rogen como un gordito algo looser, algo chanta, algo simpático y muy querible. A simple vista, su Ronnie Barnhardt no difiere del Ben Stone de Knocked up o del Zack de Zack and Miri make a porno. Como aquellos, Ronnie tiene un módico sueño y desea cumplirlo, aún a cuestas de aceptar su propia ridiculez. En su caso es convertirse en policía. Jody Hill, el director, usa esta cercanía con el actor para poner al espectador al lado de un personaje que en primera instancia genera risa por su patetismo pero, a medida que avanza el relato, termina provocando repulsión. El tema es cómo soltarle la mano una vez que nos comprometimos con él. No hay redención en Observe and report, es el viaje alucinado y sin escalas de un psicópata en busca de reconocimiento popular. Y sabemos que en este presente del mundo, donde la paz y la libertad se buscan por medio de las armas, los psicópatas triunfan, mandan, gobiernan.

Observe and report es una referencia constante a la sociedad actual, sobre todo a la norteamericana. Hay varios apuntes sociales y políticos envueltos en el universo de ese centro comercial donde Ronnie trabaja como guardia de seguridad. Y que sea él quien logra equiparar la balanza de la Justicia preocupa. Pero ojo, Hill trabaja una distancia justa con el personaje lo que le impide juzgarlo o adorarlo. Tanto es así que jugada hacia una incorrección política poco habitual para el cine norteamericano (no termina habiendo un aligeramiento por vía del absurdo, sino que se interna más y más en una espiral súper enroscada) la película corre el riesgo de sufrir malas interpretaciones.

Sin dudas se trata de un film complejo, también algo perverso. Posiblemente sea imperfecta: Hill deja a varios personajes a la deriva y sin resolución, los gemelos asiáticos no funcionan como comic relief ni como nada, la utilización de la música es un tanto arbitraria. Sin embargo, en esa construcción final del anti-superhéroe, con un monólogo a cargo de Rogen en el que se explicita la esencia reaccionaria que alimenta los relatos de justicia por mano propia (digamos The dark knight) el film avanza por sobre sus errores y se confirma como un simulador que flirtea con la risa para terminar pegándonos una patada en el espíritu bienpensante. Además, Rogen continúa explorando la violencia que anida en el Americano medio, como lo hizo en Superbad o en Pineapple express.

Como buen estudiante de la Comedia Moderna Americana, Hill puede mostrar seres horribles pero a la vez permitirles momentos de dignidad: ahí está Ronnie arropando a su madre (la increíble Celia Weston), que se quedó dormida en el suelo. Pero Observe and report no busca esconder el horror tras la risa. El triunfo final de Ronnie radiografía un instante del mundo y advierte el síntoma: estamos podridos. Y eso no es para reírse.

8 puntos

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